Catástrofe

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Pasan los días y yo no sé nada de Hunter, decidí esperar a que él me llamara pero parece que no piensa hacerlo así que tendré que hablarle yo desgraciadamente.

•Hunter
.

Le envío, espero unos minutos y contesta:

•Roxy
.

•¿Cómo estás?


•Bien, ¿y tú?


•También, ¿por qué no me has hablado?

•He estado ocupado
.

•Oh, bueno
.

•Oye ya me tengo que ir
, estoy haciendo unas cosas.

•Bueno.

¿ESTO ES ENSERIO? Definitivamente me está evitando, ¿cómo pude ser tan tonta? Y Hunter, ¡pensé que me quería! Aunque sea un poco. ¿¿¿¿Qué demonios hice????

Rompo a llorar contra mi almohada para ahogar los gritos, esto no puede estar pasándome, por fin me había decidido a confiar en alguien, yo... yo hice eso con él. ¿Y él solo me deshecha como basura?

Meto la mano en la orilla de mi cama y de debajo del colchón saco mi cuchilla. Levanto los brazos frente a mí, y con más fuerza de la que pensaba que tenía corto, una y otra vez, luego el abdomen, y luego la pierna. Siento como la cuchilla se desliza por mi piel, rasgándola, y por el arranque de adrenalina no siento dolor.

Para cuando acabo, gran parte de mi cama está manchada de puntos de sangre. Y unos minutos después, ya cuando se me baja la adrenalina, un dolor asfixiante me invade de golpe y ahogo otro grito contra la almohada, mis extremidades empiezan a temblar y los sollozos se me atragantan. ¿Cómo podré seguir mi vida con esto? ¡Díganmelo! Porque yo no he encontrado una puta forma de parar.

Pasa como una hora y por fin decido levantarme, quizá un baño me vendría bien para quitarme toda la sangre seca. Al moverme para levantarme siento como si mi abdomen se quemara, y cuando por fin me pongo de pie, me doy de bruces contra el piso ya que mi pierna lastimada no soporta el dolor. Es imposible pararme, con la caída ahora todo duele el doble, así que me quedo ahí hecha un ovillo temblando de frío sin moverme.

Me quedo ahí toda la noche y todo el siguiente día, hasta que en la mañana de lo que sería el segundo día tocan a mi puerta. Esto apenas y me sobresalta, estoy muy ida y mi cabeza solo da vueltas, de hecho me sorprende que me despertara. Los golpes en la puerta continúan hasta que oigo una voz: 

—¡ROXANE!

¡Es Hunter! ¡Vino por mí!

—Entra... —intento decir, pero no sale ni una palabra de mi boca, solo muevo los labios. Por favor que se fije en el tapete, debajo hay una llave porque ya me pasó que una vez la perdí y no podía entrar, por favor Hunter... Oigo la cerradura, ¡SÍ! Y luego... ¡NO! ¡Miren como estoy! Si ya me estaba evitando esto acabará de joderlo todo.

—¿Rox...?

Hunter se queda congelado literalmente en el umbral, observa mi cama llena de sangre, donde hace tan poco él estuvo. Y luego me mira a mí completamente horrorizado. No quiero ni imaginar mi aspecto, pálida, sucia, llena de sangre seca, demasiado flaca aunque eso ya lo vio, pero es distinto esta vez.

—Rox, ¿qué demonios?

Da unas zancadas hasta mi cuerpo tembloroso e intenta tocarme pero no encuentra donde poner las manos.

—¿Cuánto llevas así?

—Yo... —mi voz sale como un susurro rasposo, así que él acerca su oído a mi boca. —Un día y dos noches.

—Dios niña. Ven, tenemos que darte un baño.

Hunter pasa uno de sus brazos bajo mis piernas y otro por mi espalda y me levanta, luego me lleva al baño y me sienta en la tapa del escusado.

—¿Te puedes quitar la ropa?

Muevo las manos hasta llegar al dobladillo de mi camiseta y tiro de ella hacia arriba, sale con un poco de dificultad pero sale. Después me quito el short, esto causa bastante dolor en mi abdomen y mi pierna lastimada. Mientras tanto Hunter le abre al agua caliente y me sigue observando detenidamente.

—Roxy, ¿en qué estabas pensando? 

—Más bien yo no pensé.


—Ya me di cuenta.

Creo que está enojado, es comprensible pero aun así es algo doloroso, aunque no puedo creer que me rebajé a cortarme por lo que hicimos, obviamente eso no lo puede saber.

—Creo que ya está el agua, vamos.

Se acerca a mí y me vuelve a cargar para después posarme en el fondo de la tina. Pone el tapón y se empieza a llenar lo cual hace que el agua se torne roja. Ya que está bastante arriba abre el caño y se va.


—Necesitas jabón, o se te van a infectar. —dice algo preocupado. 

—Ponlo, por favor.


—¿Quieres morder algo?


—No, estoy bien.

Agarra el jabón y hace espuma, ya que tiene bastante lo talla suavemente sobre mis cortadas. Yo me pongo tiesa, me aferro a la tina y pego un grito, me quedo gimiendo un buen rato mientras Hunter me lava el cuerpo. Cuando acaba yo estoy agotada. 

—¿Crees que puedas quedarte de pie? 

—Mmm tal vez.

Me saca de la tina mojándose toda la ropa, y me pone de pie, me suelta lentamente en caso de que no mantenga el equilibrio, pero lo logro. Me rodea con la toalla y se queda abrazándome con suavidad.

—No vuelvas a hacerlo, enserio. No puedes seguir así ¡tienes que hacer algo Rox! ¿Quieres que tu vida sea así siempre? Las cortadas, no comer. Te vas a morir. ¿Quieres eso?

Yo me quedo helada ante sus palabras, sé muy bien las consecuencias de lo que hago pero que me lo digan tan directamente... es duro. No le contesto, solo empiezo a temblar de nuevo lo que causa que él se separe y se aleje.

—Debo irme. Te veré luego. Cuídate.


Todo tan monótono, aunque bueno no lo culpo, soy un caso perdido. ¿Qué he hecho?

***

Al día siguiente, después de haber pasado el anterior durmiendo, pienso de manera realista: debo ir a la escuela así que me tomo unas tres pastillas Tylex (para el dolor), y también lleno mi mochila de ellas.

Me visto con la ropa más holgada que encuentro para evitar que me lastime más y después con mucho cuidado trepo en mi coche. Por suerte no había nadie para ver lo ridículamente lento que me movía. Muy bien, arranco el motor y parto a mi destino con algo de inseguridad en mi interior. Cuando llego ya estoy temblando, OTRA VEZ, ¿es enserio? En fin.

Me bajo disimulando para que no se me note el dolor, ahora les resumiré el resto del día, espantoso. Puro dolor y ansiedad. Cuando por fin salgo el alivio que me invade es inmenso. Necesito salir de aquí cuanto antes. Pero...

—¡ROXANE!


¡Esa voz! ¡Damian! Carajo. Me volteo ya resignada a enfrentarlo y lo miro a los ojos lo más seria que puedo.

—¿Qué quieres? —le pregunto en un tono frío. 

—Tu forma de caminar, ¿lo hiciste verdad?

Esto me deja en un pequeño shock, ¿tanto se fijaba en mí? Y yo que pensaba que no le importaba.

—Eres una idiota.


Oh bueno, ya decía yo que esto era muy raro.

—Lo que me pase ya no es de tu incumbencia. Aléjate. 

—No me iré.

Damian se mueve con la intención de agarrarme, yo trato de mantenerme a distancia pero el dolor me hace torpe y lenta así que me agarra del brazo lastimado con una increíble fuerza y yo solo veo estrellas y luego todo se pone negro. 

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