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Los inmaculados y demás marchaban sin perder el ritmo, se distinguía a lo largo de los campos blancos aquella inmensidad de guerreros fieles a Daenerys Targaryen la cual logre distinguir perfectamente y a su lado mi hermano, Jon Snow tan inocente como siempre. Me había colocado en el Matacán para observar la llegada de mi hermano y desde ahí mire a las dos bestias que se acercaban velozmente, sus rugidos me sacaron del trance en el que me habían metido, a pesar de saber de su existencia mis ojos no daban crédito a lo que veía. Los dragones eran reales.

Jon entro junto a sus tropas, al bajar de su caballo se dirigió a Bran con quien se reunía por primera vez, pero a pesar de eso tuvieron una pequeña conversación incomoda pero que no dejo de parecerme graciosa después de todo Bran no era Bran. Al verme ahí de pie me regalo un efusivo abrazo y fue cuando logre mirar a la Targaryen de cerca, mientras abrazaba a mi hermano no podía dejar de mirarla era como si me hipnotizara de alguna manera con su cabello tan plateado y esas ropas que simplemente la hacían ver mas bella, sus acompañantes me miraron y no aparte la vista de ella incluso cuando Jon me pregunto por Arya a lo cual simplemente respondí que estaba escondida en alguna parte. Apenas le lanzo una pequeña mirada mi hermano y ella se acerco a nosotros.

-La Reina Daenerys de la Casa Targaryen, mi hermana, Sansa Stark, la Dama de Invernalia. -

-Gracias por invitarnos a su hogar, Lady Stark. El norte es tan hermoso como su hermano lo afirmó, como usted. – Daenerys me sonrió.

No podía creer lo hermosa que sonaba su voz a mis oídos, sin embargo, debía comportarme así que la mire de abajo hacia arriba antes de contestar

-Invernalia es suya, Majestad-

Sabia que la provocaba de cierta manera, pero afortunadamente Bran interrumpió cualquier tipo de tensión.

-No tenemos tiempo para todo esto. El Rey de la noche tiene a su dragón. Es uno de ellos ahora. El muro ha caído. Los muertos marchan al sur. -

Esto pareció sorprenderle y entristecerla, me daban ganas de abrazarla en ese momento, pero fue Jon quien lo hizo.

Nos reunimos todos en el Gran Salón para discutir sobre los avances para nuestro ejército y protección de los pueblos.

-Tan pronto escuchamos del muro llamé a los abanderados a que se retiraran a Invernalia. Lord Umber, ¿Cuándo cree que su gente llegará? –

El pequeño se puso de pie.

-Necesitamos más carretas y caballos, si le complace a Milady. – Pareció recordar la existencia de Jon y la Targaryen- y a milord y a mi reina, lo siento. -

-Tendrás tantos como podamos prestar. Regrese a Último Hogar y traiga a su gente aquí. - el pequeño me hizo una reverencia y se retiró.

-Enviemos cuervos a la Guardia de la Noche también. No hay que proteger esos castillos. Haremos la defensa aquí- Jon sabía que no tenía caso quedarse cerca al muro cuando este había caído, estaba de acuerdo con él, lo mejor seria defender desde casa.

-De inmediato, majestad. –

- ¿Majestad? - interrumpió Lyanna se puso de pie haciéndole frente a Jon- Pero no lo es, ¿o sí? – Todos en la sala la observamos, vaya que era valiente esa pequeña -Dejó Invernalia como un rey y volvió como... No sé qué es ahora. ¿Un lord? ¿Nada en absoluto? – Se podía escuchar los murmullos en la sala, no era la única que pensaba de esa manera.

-No es importante- puntualizo mi hermano respetando la opinión de la niña, pero esta siguió.

- ¿No es importante? Lo nombramos Rey en el Norte. -

The girl who stole the dragon ladyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora