Capítulo 2

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1 año antes.

Tanner, basta-. Me remuevo bajo él y siento sus manos en mi cuerpo. Sus dedos van de arriba hacia abajo y trato de salir de su agarre. Estallo en carcajadas cuando sus dedos encuentran mis cosquillas y lo empujo por los hombros.
En ese momento entra Becca y cuando Tanner aparta la vista de mi por un segundo aprovechó para quitarlo de encima de mi y salto fuera del sillón.
-¿Qué le haces a mi amiga, idiota?-.Me pongo detrás de ella a modo de protección, Tanner jamás se atrevería seguir con sus bromas, tiene cierto comportamiento racional cuando ella no esta de humor, aunque parece algo contenta, así que Tanner solo alza su mano sin darle importancia al asunto y se sienta en el sillón aburrido de su pregunta.
-Sólo jugábamos, ¿no es así Pepper?-. Sonríe ampliamente, pero Becca solo rueda los ojos sin siquiera creer alguna de sus palabras llenas de mentira.

-No, mientes-.

Mi mejor amigo estalla en una carcajada, su rostro se contrae en un color rojo leve y sus ojos azules brillan por la diversión del momento. El rubio se remueve en el sillón y queda un espacio libre en el cual Becca aprovecha y camina hasta él dejándose caer en el espacio libre que le ha hecho, la rubia se gira para verlo a la cara acompañada de un muy minuciosa sonrisa.

- Esta listo Tan.

Tanner deja de reír y su expresión se torna más seria y la carcajada que tiene se transforma en una apenas visible sonrisa.

-¿Tan rápido?.

Ella asiente y de pronto me siento fuera de lugar, algo en sus rostros me dice que estos dos me ocultan algo. Algo grande y los nervios estallan dentro de mi. ¿Qué estarán tramando?, entrecierro los ojos y veo la forma en que se comunican, muchas veces actúan de esta manera cuando me esconden algo y puedo notar la complicidad con la que trabajan. Son todos unos expertos a la hora de manejarse de una forma tan discreta que estoy muy segura que tendrían un buen trabajo en el FBI si se lo propone. Los secretos presidenciales estarían tan seguros entre ellos que ni la mafia rusa podría hacerlos hablar.

- Tengo que admitir que use mis bellos encantos naturales para agilizar las cosas.

Su voz tiene un rastro lujurioso así que cruza los brazos y su gran pecho resalta a la vista a lo que Tanner no puede evitar verlos, sus ojos brillan en respuesta y carraspeo para llamar la atención de ambos. Me miran y cruzo los brazos como Becca, pero mis atributos son tan pequeños que apenas se alzan a la vista.

- ¿Qué sucede?.

Trato de hacer que mi voz se escuche severa y logré causarles por lo menos algo de autoridad, pero parecen tan seguros de si que me siento estúpida en el acto. Ambos me miran animados y no puedo evitar sentir enojo por su forma socarrona al verme.

-Cosas de trabajo.

Eso me intriga un poco más y me dan justo en la cara con su mentira.

- Recuerda que trabajo con ustedes Tanner, y necesito saberlo para no verme afectada, ¿qué pasa?.

Ambos se giran para verse al mismo tiempo, el secreto viaja por sus ojos y regresan su vista a mi.

- Nada.

Dicen al mismo tiempo, me impresiona la sincronía con la que se manejan tan bien y siento una pizca de envidia por lo bien que se entienden.

-¡Claro que pasa algo!-.

Me exaltó por su respuesta y me contengo todo lo que puedo para evitar una enorme pelea ya que me siento tan furiosa y cansada que no se que pueda pasar después.

-Tranquila Pep, no pasa nada, no te preocupes.

Tanner me trata de calmarme pero es la gota que derrama el vaso. Les muestro mi dedo medio, doy media vuelta y me abro camino por el pasillo de nuestro departamento hasta llegar a mi habitación. Doy un fuerte portazo y me siento traicionada por las únicas personas que me quedan en este mundo. Me dejo caer en mi cama y suelto un grito de frustración, ¿por qué tienen que comportarse así?, saben que odio que me escondan cosas y que no me pidan ayuda las veces en las que están mal. Pero ahora no quiero ni verlos, ni hablarles. Miro fijamente mi techo y trato de apartar mi pensamiento de esos dos traicioneros. Mi última obra pintoresca se alza a mi vista y recuerdo que la deje sin terminar hace dos días. Camino hasta mi escritorio donde tengo mi pincel y mi paleta de colores. Tengo cuadros por todas partes, me recuerdo que tengo que ordenar todo al igual que el caos que abunda por toda mi habitación, hay libros esparcidos por el suelo, ropa en todas partes y algunas envolturas de frituras y chocolates. Antes de subir a las escaleras me acerco a las puertas de mi balcón y las abro para que el suave viento del atardecer entre y refresque mi espacio personal. El sol empieza a desaparecer en el horizonte y vuelvo enseguida a mi obra para que no se vuelva tan tarde al ir a mi trabajo. Con mi pincel tomo un color azul oscuro y pinto la zona en la que me quede, una noche iluminada mientras dibujaba algo en mi balcón se me ocurrió darle un aspecto distinto a mi cuarto. Algo más personal, mi universo estrellado fue lo primero que se me ocurrió trazar en mi techo cuando me deje caer en mi cama y pensé en alguna idea para cambiar el sencillo estilo que tenía. Tengo constelaciones con colores púrpuras, lilas, rosas y un verde llamativo, también he dibujado el sistema solar con un gran sol y una pequeña luna, pero sin dudas las estrellas son las protagonistas de mi obra. Hay miles, de ellas por todos lados con un toque que las hace brillar en la oscuridad.
Me quedo absorta en mi mundo creativo que estoy por terminar sin que me de cuenta. Becca es la que me interrumpe y volteo a ver a la noche por las puertas de mi balcón.

Never Be AloneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora