Capítulo 5

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Siento como el viento flota en mi cara y las frescas oleadas se llevan consigo mi frustración hasta lo más recóndito de la ciudad. Y espero para que así sea.
Doy una leve calada a mi cigarrillo y soplo el humo blanco que se acumula en mi boca. Una perfecta "o" se dibuja en el aire y cuando otra ligera oleada de viento vuela en sentido contrario a mi hace que el humo blanco se disperse. El hablar tan poco con Tanner de alguna manera sirvió para dejar mis frustrados pensamientos ordenarse.
Podría decirse que muy pocas veces soy capaz de saber que es lo que quiero. La mayor parte mi vida he tenido conflictos internos al decidirme por opciones que se me presentan en la vida.
El que sea incapaz de poder superar  y dejar que algún hombre entre a mi vida es una de las decisiones más difíciles. Mi muro de "Prohibido para los hombres pasar este barrera" se vuelve cada vez más inquebrantable. Se que Becca simplemente quiere que sea feliz y no tenga la ideología de que todos son iguales. Y se a la perfección que generalizar no es lo correcto, pero he aprendido del dolor por el que he pasado es que el dolor se sentiría más fuerte cuando a la persona que más amabas no tuvo piedad para hacerte sufrir.
El cigarrillo se ha terminado, lo tiro al suelo dejando mi pie aplastarlo y convertirlo en una colilla extinta.
Lo levanto del suelo y lo arrojo dentro de un bote de basura que hay a un lado de un de café local que mantiene sus cortinas cerradas aún. La brisa mañanera me llena de una nostalgia muy común y familiar por la que diario soy visitada.
Los pequeños momentos desastrozos de la vida en algún momento llegan a presentarse y no puedo evitar querer borrarlos de mis recuerdos para siempre.
Pero están tatuados tanto en mi mente como mi cuerpo de forma que es aún más imposible poder acabar con ellos.
Paso mis dedos sobre los trazos púrpuras del cometa que llevo tatuado en mi muñeca. Líneas ondeadas que lo rodean hacen que de un aspecto a una brisa que lo eleva por lo alto.
Es el recordatorio del peor día de mi vida.
Después de embriagarme y no ser consciente de lo que hacía desperté al siguiente día con una venda rodeando mi muñeca. Aún estando ebria me gustaba marcarme con mensajes significativos.
Tatuajes que marcaban en la piel y el corazón.
Meses después mas tatuajes fueron adornando distintas partes de mi cuerpo y cada uno de ellos con un significado.
Mis vellos del brazo se erizan cuando el frío acaricia mi piel por lo que bajo la manga del suéter gigante de Tanner y llevo mis manos a los bolsillos de los costados.
Después de nuestra pequeña charla Tanner había decidido quedarse a correr un rato, y yo me mantuve navegando en mis pensamientos analizando lo complicada que había vuelto a mi vida.
La voz de Becca se reproduce al fondo de mi mente y la palabra padre crea una punzada incómoda a mi corazón.
Aún soy capaz de recordar ese momento que marco mi infancia.
Básicamente mi vida entera después de que se marcho.
Recuerdo a mi madre en el suelo. De rodillas suplicándole para que no nos abandonara. Las lágrimas manchaban su bello rostro y sus ojos mostraban un pánico que tiempo después fui capaz de comprender.
Recuerdo su vientre abultado y como su vestido floreado holgado favorito marcaba la figura materna que la bebé le hacía ver.
Sus mejillas estaban rojas y sus largas pestañas pelirrojas húmedas con un perfecto maquillaje arruinado.

-Por favor Andrew, no me puedes dejar así-. Suplico mi madre.

-Basta Jean, no puedo seguir más.
Esta vida, esto no es lo que quiero-. Señalo su alrededor.
Su tono cobarde fue algo que no pude borrar de mi mente. No puedo evitar enojarme tanto al escuchar el eco de su voz diciendo esas palabras.

-Piensa en Pepper, en la nena que llevo dentro, en mi. En tu familia Andy, por favor! No me puedes dejar sola-. Su voz se rompía con cada palabra que salía de su boca. Era como si cada una de ellas la estuviera torturando.
Me aferré a la base de las escaleras y espere a escuchar por última vez la voz de mi padre.
Una risa amarga surgió del fondo de su garganta, sin ningún toque de gracia pero cargada de arrogancia.

- Eso no importa.

Mis manos temblaron al oir esas palabras, mi mente se tornaba algo confusa al creer sus palabras y mi corazón latía contra mi pecho en desesperación.
Uno a uno fui bajando los escalones hasta llegar al último. Con mis brazos rodee la base y me senté en el segundo escalón.
A través de las puertas de madera que llevaban a la sala pude ver la espalda de mi padre.
Mi madre estaba en un punto en el que la podía ver con claridad y cuando sus ojos se encontraron con los míos su vista parecía nublarse con lágrimas acumuladas, pero ninguna de ellas salieron.  Se puso de pie mientras se apoyaba con un sofá tapizado de flores que tenía a un lado. Lentamente se levanto con una de sus manos tocando su enorme barriga y apoyándose con la otra.
Limpio sus mejillas con ambas manos haciendo que los anillos que cubrían sus delgados dedos se iluminarán con los rayos del sol en pleno ocaso que entraban por la ventana.

Never Be AloneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora