**~Cuando Llores por Mí~**

PRIMERA CITA: SORPRESA

- ...¿H-Heidi? – No podía creerlo aún. Había repetido ya tres veces su nombre.

Llegó otro mensaje.

" Ouch, tu "visto" me ha dolido :("

- Mierda... -

Se apresuró a contestarle con los dedos bailándole por la pantalla.

"Hols", el primer mensaje.

"Ola", el corrector.

"Olé", el corrector.

- ¡¡COÑO!! – Su enojo.

Respiró muy, muy hondo.

"Hola", pudo escribir bien por fin.

"Ah, ahí estás :D" escribió desde el otro lado de Facebook.

"Sí", le respondió él.

...

¿Y ya está?

Por todos los dioses. Se debía esforzar más.

"¿Cómo estás?" Eso, eso estaba mejor.

"¡Bien! ¿Qué tal tú?"

- Como la mierda – Pensó en voz alta.

"Bien"

Otra vez con los malditos monosílabos. No podía dejar la conversación llena de UNA palabra por respuesta. Así que volvió a escribir otra.
Un momento...
¿Se estaba esforzando por alguien?

"¿Te encuentras mejor?" Qué cursi sonaba eso, ni para que se preocupara por ella.
Bueno, un poquito, quizá.

"¿De qué?" Respondió ella.

Él frunció el ceño. ¿Le habían mentido Wendy y la otra chica?

"Wendy y la rubia del pelo risado me digeron que te abias enfermado"
Menos mal que el corrector hizo bien su trabajo esta vez y lo envió correctamente.

"¡Ah! Sí, sí, me encuentro mejor. El lunes volveré a la escuela :)" Respondió ella, con una ortografía impecable.

Sonrió sin darse cuenta, su subconsciente hizo que se mordiera el labio inferior para que nadie viera la alegría reflejada en su rostro por aquel mensaje.

"Podemos desayunar en la misma mesa del comedor" No era lo más romántico, pero al menos tuvo una idea.

"¡Me encantaría!" Exclamó ella.

Seguía escribiendo.

" Y... si quieres, podemos conocernos más :)", terminó ella.

Se puso tan nervioso que se le cayó el móvil al suelo.

- ¡Mierda! –

Lo recogió rápidamente y, observando que no le había quedado ningún rasguño, suspiró aliviado.
Leyó varias veces aquel mensaje, con los dedos un poco temblorosos. Quería conocerle, Heidi, a él. Nadie se había interesado por él; bueno, sí, Butters... pero él no contaba, no entraba en su prototipo de chica.
Decidió responderle, haciéndose un poco el desinteresado; pero él bien sabía que moría de ganas por que eso ocurriera.

"Poe qe n"

¿Qué demonios había escrit-...

...

Calma.

Calma.

"Por qué no"

Suspiró, en un intento de contener ese fuego que le corría por las venas, y el que le hacía desear tirar su teléfono contra la pared.