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Chaeyoung

Nuevamente me estaba empezando a arrepentir de lo que hacía.

¿Pero qué demonios me sucede?

Primero digo que estoy más que lista para vengarme y sentirme realizada y al momento de hacerlo, sencillamente cambia todo. Ya no quería hacer nada, eso era preocupante, se me podría dificultar llevar a cabo mis planes.

Eran las cinco de la tarde cuándo llegué al lugar.

Apenas estacioné el auto cerca de una universidad que se encontraba en la calle, escuché un grito agudo. Y no, no es de esos gritos tipo fangirl, era un grito diferente.

Cómo el de una niña.

¡Mami! —observé todos los lados de la calle, para finalmente encontrarme con una niña pequeña de cabellos negros con un puchero en la cara.

Miré a la persona que se encontraba en frente de la criatura, que al parecer ella se dirigía.

Me quedé petrificada.

¿Jisoo? —murmuré frunciendo el ceño mientras observaba bien el rostro de la persona que estaba en frente de la niña. En efecto, era Jisoo.

¿Qué? él aún está ahí, ¡No puedo hacer nada! —la pelimorada tenía sus brazos en la cintura inclinándose para ver mejor a la pequeña.

Dile que salga, me estoy perdiendo Dora la exploradora. —refunfuñó la niña imitando las acciones de Jisoo.

¡Esperen! Detengan el mundo, ¿ella le dijo mami a Jisoo?

¡¿Esa niña es la hija de Jisoo?!

Tendrás que esperarte, sus clases no pueden ser interrumpidas. —ella llevó su cabello atrás de su espalda encogiéndose de hombros.

¿Entonces por qué me trajiste? Te dije que no quería venir. —la niña entrecerró los ojos en una mueca de "¿me estás hablando en serio?"

¿Desde cuándo un programa es más importante que venir a buscar a tu pad... —Jisoo se vió interrumpida cuándo la misma chica volvió a gritar, esta vez corriendo hacia la puerta de la universidad— ¡Chaerin!

Cálmate Jisoo, sólo me vino a ver. —pronto un chico de pelos grisáceos salió del lugar con una niña en brazos, la tal Chaerin. ¿Era Seokjin?

Nunca me hace caso. —la niña que aún se encontraba en los brazos de su padre le sacó la lengua a Jisoo, acto que ella también repitió.

Ya, ya, no pasa nada. ¿Cómo estás? —se acercó a la de cabellos morados y le dió un beso en los labios en forma de saludo.

Wakala. —Chaerin hizo un gesto de asco mientras cerraba los ojos ante la escena. Sus padres sólo rieron por su reacción.

Estoy algo cansada por esta niña, pero bien. —le dedicó una hermosa sonrisa luego de separarse. Al instante dejé de ver la escena.

Viniste para hacer algo serio, no para entretenerte.

Entonces salí de mi auto cerrando la puerta detrás de mí y empecé a caminar decidida con dirección a la universidad. Cuándo llegué a la entrada sentí en mí las miradas sorprendidas de los dos chicos que allí se encontraban.

Chaeyoung... —musitó Seokjin en un susurro que logré escuchar. Dirigí mi mirar hacia él y en pocos segundos la desvié.

Espera... ¡Kim Chaerin! —escuché el agudo llamado de Jisoo a su hija, esta vez no les di atención y sólo caminé por los pasillos del lugar.

Pero entonces un pequeño jalón en mi abrigo me hizo detener mi andar y mirar hacia abajo dónde la pequeña niña de pelo lacio color negro me observaba y señalaba con un sobre.

Se le cayó. —me causó ternura cómo intentaba alcanzar mi altura poniéndose de puntitas, y sin evitarlo sonreí.

Muchas gracias, pequeña. —recibí el sobre color blanco con una pequeña reverencia que la niña imitó.

¡Chaerin, vuelve aquí ahora mismo! —gritó Jisoo desde las puertas de la universidad. La susodicha volteó en su dirección y luego volvió a mirarme.

Adiós, señorita Chaeyoung. —se despidió con sus manitas y empezó a correr con sus dos padres en la entrada.

No pase por alto el detalle de que me llamó por mi nombre, pero no le tomé importancia.

Buenas tardes, he pedido una cita esta mañana con el director y me han dicho que viniera a esta hora. —la secretaria de tecleó algo en su computadora y me miró con una sonrisa.

¿Usted es Park Chaeyoung? —inquirió observándome con sus ojos color miel, se notaba que no era coreana.

Asentí en respuesta.

Puede pasar, el director la está esperando. —me dijo luego de terminar de hablar por teléfono señalándome una puerta a su izquierda.

Hice una reverencia en cuanto entré a la oficina y me senté en frente del señor que supuse era el director.

Después de una media hora de papeleo pude irme del lugar.

Y así fue cómo quedé matriculada en la universidad de Jungkook.

Jungkook

¡Jungkook, llegarás tarde! —gritó Elli desde el primer piso de la casa provocando que apresurara mis acciones.

Bajé las escaleras con paso rápido mientras me colocaba mi mochila e intentaba arreglar mi desordenado cabello. Al llegar a la sala me até las agujetas de mis zapatillas y corrí a la cocina para tomar una manzana mientras escuchaba los llamados de Elli.

¡Hey, ¿no vas a comer?! —gritaba siguiéndome, pero yo no podía voltear a verla, ya iba diez minutos tarde.

¡Adiós! —me despedí con la mano derecha mientras que con la izquierda comía mi manzana. Corrí lo más rápido que pude las cuadras que me separaban de la universidad, sabía que ya el autobus se había ido.

Jeon Jungkook. —fue lo primero que escuché cuando entré agitado al salón, supe que había llegado justo a tiempo.

Presente. —mi voz sonó entrecortada por la gran caminata que recorrí. El profesor me observó y con un suspiró me dió el pase para poder sentarme en mi lugar.

Bien jóvenes, cómo ustedes saben la universidad recibe constantemente nuevos estudiantes en diferentes facultades. —habló el señor de mediana edad parándose de su asiento una vez terminó de pasar lista—. Esta vez le llegó el turno a la facultad de Fotografía.

¿Un estudiante nuevo? —preguntó Lisa que estaba sentada a mi lado.

Una. —corrigió para luego dirigir su mirada a la puerta—. Puedes pasar.

Y entonces la vi cruzar aquella puerta con un aire de chica inocente.

Se me fue el aire.

Soy Park Chaeyoung, vengo de Australia y tengo 24 años. Cuiden mucho de mí.

I'm back » RosekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora