III

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Noa Sanz y Carmen Cruz

Sé que no soy la mejor persona del mundo. Puedo ser escandalosa, y un poco fastidiosa en las clases por mis bromas, y sé que no le caigo bien a un buen número de personas en todo el colegio.

Entre esas personas está Noa Isabella Sanz González.

Ella me desprecia, creo que es la persona que más me odia en todo el colegio.

O toda Buenos Aires.

O toda Argentina.

Probablemente por las razones que mencioné antes.

Y quizá porque solía molestarla por sus feas pecas en noveno grado.

Pero, meh, detalles.

Vengo al tema de Sanz y su infinito odio hacia mi magnifica persona porque ella no copera, Carmen me está mirando burlona por mi intento de interacuar con ella, pero no crean que lo hago por voluntad.

Bueno, en parte sí, pero no es porque me guste hablar con ella. Tengo mis razones.

-Sanz-dije interrumpiendo su conversación con Michael en el proceso.

Ella me miró irritada. Llevaba in jersey amarillo mostaza, unos shorts azul claro encima de unos pantalones de licra negros y unas converse blancas. Estaba recostada en la pizarra verde que usaban los profesores y su largo cabello rubio quemado estaba recogido en una trenza. Para entonces García ya se había despedido de ella y alejado de nosotras, como si sintiera que ella y yo teníamos asuntos que atender que él no podía escuchar. Sus pecas seguían ahí, pero ya no eran tan abundantes como antes, desaparecieron.

-¿Qué, Palacios?-preguntó con un tono de marcada molestia

Tranquila chica, pensé, a mí tampoco me gusta mucho la idea de hablarte.

-¿Dónde está Reyes?-la cuestioné mirándola a sus oscuros ojos. Tenía la bolsa que contenía la chaqueta rosa de Ella en la mano, esperando entregársela y no volver a hablarnos en todo el año. Pero llegué y no estaba en el salón. Esperé que pasaran las 4 primeras horas pero no apareció.

La rubia me miró con sospecha.

-¿Para qué te interesaría saber eso?-respondió.

Dios, que chica más irritante. ¡Solo responde, no me voy a comer a tu cambiadísima amiga!

-Debo entregarle algo

Noa observó la bolsa que llevaba

-Ajá-Chasqueó la lengua y volvió a mirarme-Ella está enferma

-¿Enferma?-No voy a mentirles, quizá me preocupé, solo un poquitín-Y... ¿Cuándo volverá?

Sanz parecía estar comenzando a cansarse de mis preguntas y suspiró exasperada.

-No lo sé Palacios. Si has prestado atención los últimos años, Ella no suele tener la mejor salud del mundo y tarda bastante en recuperarse de un resfriado.

Mierda.

¿Ahora qué haría yo con esa chaqueta rosa?

-Bien. Gracias-dije y volví a mi asiento.

No me gusta tener cosas que no son mías, siento que estoy robando.

Y no pude evitar pensar por un momento: ¿Ella se enfermó por mi culpa? ¿O simplemente no hay remedio para ella?

Creo que me siento mucho mejor conmigo misma pensando que fue la segunda opción y no fue por darme su chaqueta.

-¿Qué es lo que tanto piensas Paula?-me cuestionó Carmen, estaba sentada en el asiento vacío a mi lado que debería pertenecerle a Reyes, pero a mi amiga no le importa mucho qué sea de quién, desde que la conozco se aferra al principio "El que lo encuentra se lo queda"-Solo te prestó su abrigo, no te sientas tan especial.

La miré de arriba a abajo. No me encontré con nada diferente a sus habitules vestiduras: Una pollera negra con bordes blanco y medias blancas largas. Zapatos de charol negros y una ombliguera del mismo color. Tenía escrito la palabra "Baby Girl" Traía un chupetín en sus labios.

Carmen parece una de esas chicas aesthetic que hay por ahí últimamente.

-Sí... Estoy exagerando-dije, aunque realmente no lo consideraba así.

Reyes fue muy amable en prestarme su chaqueta, aún cuando hacia frío y mi bus tardaría en llegar, y le estaba muy agradecida por ello.

Cruz comenzó hablar de algo a lo que no le presté mucha atención porque algo que interesó curiosamente. Eran Noa y Hugo hablando.

-...anco ya llegó-dijo Hugo en voz baja

-Mierda, lo mataran

𝕸𝖊𝖓𝖙𝖊 𝕯𝖊 𝕮𝖗𝖎𝖘𝖙𝖆𝖑Donde viven las historias. Descúbrelo ahora