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Diane nunca había sido besada en su vida, pero cada pequeño roce de sus labios contra los del caballero la estaban volviendo loca. Su inexperta boca intentaba seguirle el ritmo y poco a poco lo logró tomando mayor confianza para tocarlo.

Sintió sus manos por su cabello, su mejilla y el borde de su cuello. Cada pequeño vello de su cuerpo se erizaba con su contacto y un delicioso calor se alojaba en su vientre bajo.

—Dereck...—susurró cuando se separaron para tomar aire antes de volver a besarse y dejarse seducir por sus atrevidas caricias. Lo rodeó con sus delgados brazos y él empezo a besar su cuello, provocando que sus labios emitieran pequeños sonidos que parecían motivar a su compañero a continuar.

—Dereck...—insitió estremeciéndose mientras él continuaba besándola. Una pregunta llegó con fuerza a su mente.—¿Me quieres?

Diane quería escuchar de su boca que no estaba soñando y que ella no era la única que sentía como su corazón latía con rápidez con cada beso, cada caricia.

—Yo...—compuso Dereck. deteniéndose de repente.

¿Qué estaba haciendo?

Apoyo su frente contra la de la confundida dama sin responder.

Ella no estaba poniendo resistencia y simplemente se dejaba hacer, pero podía ver en su mirada su desconcierto y también curiosidad. Diane no sabía lo que él quería y él deseaba hacer muchas cosas con ella.

—Quedate conmigo.—susurró la dama, abrazándolo.

Lady Graves ya se había resignado a ser una solterona de por vida, pero por lo menos deseaba experimentar lo que las novelas de romance que leía. El dormir junto a alguien.

Dereck le correspondió el abrazo y se quedo en silencio por varios segundos sintiendo como ella se acurrucuba contra él.

¿Qué debía hacer?

Él estaba mintiendo y sabía que su mentira no se sostendría por mucho tiempo más. En algún momento tendría que regresar a su casa, su época, sus obligaciones y ella...observó como sus pequeños ojos se cerraban.

Ella no se iría con él. Ambos eran de mundos distintos y era inevitable que en algún punto tuvieran que separarse.

Aspiró sus delicioso aroma y quiso a despertarla, pero decidió simplemente disfrutar el pequeño momento.

Quizás mañana ya no lo recuerde...

Quizás todo sea un sueño y cuando despierte su mundo habrá vuelto, la ciudad bulliciosa de Londres, los autos, los celulares. Todo.

***

Diane parpadeó un par de veces y sintió tristeza al no verlo junto a ella. Tal vez estaba exagerando y el efímero momento que compartieron no tuvo tanta importancia para él.

Su corazón se agitó, pero sabía que debían hablarlo. Tenía que...

Cerró los ojos nuevamente.

¿Qué estaba pensando? ¿Desde cuando era tan atrevida?

—Mi señorita.—su nana se acercó a su cama antes de continuar preparando una maleta.

—¿Qué haces nana?—preguntó al ver a la afanosa mujer moverse de aquí para allá.

—Preparo sus cosas para el viaje de campo que realizará.

—¿Qué?—Diane se incorporó de forma súbita.—¿Qué viaje de campo? Explicate nana.

—El viaje de campo de Lord Hamilton y su familia. El doctor solicitó que lo hiciera para mejorar su salud.—comentó a penas mirándola.—No quiero que esté enferma y ojerosa cuando llegue su hermano y tenga que darle explicaciones.

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⏰ Última actualización: May 12, 2019 ⏰

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Perdido en otro sigloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora