Capítulo 8

6.5K 347 44
                                    

“Los Elementales”

Lo primero que veo al abrir los ojos son las lindas pecas de Akira, no puedo decir que me afecte mucho verla pero el que me despierte gritando en mi cara no es algo precisamente lindo ni que quiera que suceda seguido.

Con una mueca de confusión y dolor en mi rostro, apoyo los codos en lo que parece ser el sofá y me impulso hacia arriba hasta quedar sentado lo que provoca un mareo, de inmediato ya tengo a Leyka a mi lado hablándome sobre desaparecer sin decir nada y sobre qué la casa es un desastre.

¿La casa es un desastre? ¿De qué habla? si justo antes de lo que sea que sucedió yo había limpiado todo el lugar.

—¿De qué rayos hablas? Yo limpié la casa, toda y sin excepciones, incluso hasta sus mugrosas habitaciones, que por cierto deberían aprender a ser más ordenados ¿Saben? Ahí puede vivir un maldito elfo y ustedes ni cuenta se darían— gruño falsamente enfadado y al inspeccionar la sala me doy cuenta que en verdad todo es un desastre.

Los sofás están boca abajo y rasgados al igual que las cortinas de las ventanas, las sillas y las mesas están partidas a la mitad y los cristales... No hay cristales, tal parece que algo los hizo estallar. Me pongo de pie rápidamente y comienzo a caminar como loco por toda la casa comprobando que efectivamente, toda la casa está hecha un desastre, incluso las habitaciones.

—¿Pero qué rayos? Les juro que yo limpié, no estaba este desastre antes de que desapareciera— refunfuño entre dientes y regreso a la sala pisando con fuerza, esto en verdad me hace enfadar. Me costó mucho que la casa quedara impecable y ahora todo se fue a la mierda por ni siquiera sé qué carajos.

—No lo sé M, pero lo importante ahora es ¿Dónde estabas? ¿Y por qué te fuiste? Digo, no es que no puedas salir pero deberías al menos decirnos así no nos preocuparíamos— Drek me observa con seriedad y se cruza de brazos parado frente a mí esperando a que le dé una respuesta, la cual no tengo.

—Es que... No lo sé, me quedé dormido y cuando desperté estaba en medio de un bosque en no sé dónde, después me encontré una cabaña y ahí estaba Derek, fuimos de regreso al lugar donde desperté y encontré esto— señalo el colgante en mi cuello y lo toma entre sus dedos examinándolo con la mirada —el colgante al parecer perteneció a su madre y ahí mismo también estaba el anillo que mi madre le regaló a mi padre antes de volverse loca, no sé qué carajos pasó y de la nada ya estaba de regreso acá. Tengo un terrible dolor de cabeza justo ahora y una inexplicable energía extraña en mi interior que me pide salir pero no sé como hacerlo y juro que estoy a punto de volverme loco por que no puedo dejar de pensar en mil cosas a la vez y sé que eso es lo que siempre hago pero justo ahora no se siente bien, se siente como si fuese una computadora y estuviese sobrecargada y a punto de explotar— respiro hondo y rápido recuperando el aire que me faltaba por hablar tan rápido.

Todos me observan como si fuese un alien aunque después de un tiempo en silencio comienzo a notar que en sus rostros se dibuja poco a poco el entendimiento, así que eso significa que ellos saben o al menos sospechan lo que podría estarme pasando.

—¿Qué? ¿Por qué tienen esa rara expresión en el rostro? Ustedes saben algo y no pueden negarlo así que hablen ya, díganme qué está pasando— exijo saber con desesperación, siempre sé lo que pasa y el no hacerlo cuando soy el afectado, me está matando.

—Conoces la historia de los Elementales por qué nosotros te la contamos cuando nos conocimos pero... ¿Sabías que no sólo existimos nosotros?— pregunta con cautela Leyka, toma asiento a mi lado y los demás en los sofás que están alrededor sin quitar la mirada de mi rostro.

—Sí, me la sé de memoria— asiento recordando cuando me la contaron —Dice que hace muchos años, exactamente 743, había una guerra entre todas las especies de sobrenaturales, desde las pequeñas hadas hasta los enormes trolls, por lo que la madre naturaleza decidió crear a seis seres que pudieran representarla físicamente, la primera en nacer fue Viento, que con su tranquila brisa calmó a los seres, el siguiente fue Agua, quien con su llanto apagó las llamas del resentimiento, luego fue Fuego, quien con su carácter castigó a quien debía ser castigado, y al final pero no por eso menos importante nació Tierra, quien con su paz reconstruyó todo lo que la ira había destruido.
Cuando todo por fin estaba en calma nació Energía, quien con su poder recuperó la fuerza de los soldados y curó a los heridos.
Todos sabían que faltaba uno por nacer pero nadie sabía el por qué aún no sucedía, así que Tierra en representación de todos sus hermanos fue a hablar con Madre, como la llamaban ellos, está le dijo que su último hijo ya había nacido pero que no despertaría hasta que su alma gemela naciera.
Los hermanos más tranquilos después de una breve explicación de Madre, vivieron haciendo lo que les correspondía por años, hasta que por fin, después de 50 largos años de espera, el último hijo despertó.— me corto al procesar lo último, entonces faltan dos Elementales ¿Dónde es que están?

—Ese hijo no tuvo al instante sus poderes, si no que los fue desarrollando con el tiempo, sorprendiendo a todos ya que no sólo tenía uno, si no que había nacido con todos y cada uno de los poderes que Madre tenía. Se entrenó con pasión y al final se volvió un total experto en manejar cualquier elemento.
Todo fue paz y tranquilidad hasta que un día uno de los brujos más poderosos se volvió malvado, tenía tanta envidia de los hijos de la madre naturaleza que comenzó a practicar la magia negra hasta volverse un Nigromante, uno de los más poderosos que jamás se había visto.
Buscó vengarse de la madre naturaleza por no haber dado poderes a él, sabía que no podría hacerle daño físicamente pero sí emocionalmente, así que su venganza cayó sobre sus seis hijos. Estos lucharon hasta el final juntos y lograron derrotarlo, sin embargo antes de morir este los maldijo “Siempre han de vivir, no podrán morir jamás, pero felices nunca serán, los últimos en nacer, serán quienes pierdan su poder, hasta que sufran de muerte no podrán recordar y sólo entonces su poder regresará” al morir todos pensaron que estaban a salvo y así fue pero sólo por unos cuantos años más, pues 50 años después, como el nigromante había dicho, los últimos dos hijos, Energía y Universo, desaparecieron sin dejar rastro, olvidando sus vidas, quienes eran y lo que podían hacer.

—Desde ese día jamás se supo de ellos, aún después de tanto tiempo no habíamos logrado tener aunque fuese sólo un indicio de alguno de ellos... Al menos hasta ahora— la mirada de Leyka es tan intensa que estoy sintiendo nervios, me está dando miedo ver tanta sinceridad y seriedad juntas.

—Entonces eso quiere decir que encontraron a uno de los Elementales que faltan... ¿Dónde? ¿Quién es? ¿Lo conozco? ¿Es Energía o Universo?— mis preguntas salen atropelladas, tengo un presentimiento y no quiero que sea verdad por que entonces todo dejaría de tener sentido.

—Eres tú, M— Akira me mira con miedo por mi reacción.

—Tú eres Universo—












***1, 273 palabras***
***Escrito el Jueves 25 de Abril 2019 a las 10:57 pm***
***Publicado el Jueves 25 de Abril 2019 a las 11:07 pm***

¡Hola! Esta vez tardé menos en publicar ¡Yay! 🙌♥ Así que aquí está el capítulo espero que les guste y si es así, por favor comenten, amo sus comentarios♥🌟

Hasta la próxima, los quiero🐺♥

Void Stiles ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora