Al día siguiente, al despertar, recordé de golpe todo lo que había sucedido ayer y un frío sentimiento de miedo se apoderó de mí. Incluso me dieron ganas de quedarme en casa y no salir, pero debía ir a trabajar.
Muy a mi pesar, ordené y guardé el futón en su lugar y le di de comer a Yuma antes de comenzar a vestirme para salir de una buena vez. Me puse una blusa de mangas cortas de color gris con unos pantys negros hasta media pantorrilla y unas sandalias también negras.
Miré la hora y seguidamente cepillé mis dientes, me puse perfume y cogí mi bolso despidiéndome de Yuma, quien comía tranquilamente e hizo un gesto con la cabeza que significaba "Adiós".
Ahora me daba escalofríos ir a trabajar andando, por lo que saqué las llaves de mi coche y conduje unos pocos minutos hasta llegar y aparcar justo al lado del restaurante ruso.
- Buenos días, Kira-Chan- saludó Simon con una gran sonrisa, atendiendo una mesa donde un señor mayor aún miraba la carta de sushi.
- Buenos días, Simon- sonreí de vuelta, tratando de ocultar mi tensión, entrando al cuarto de los empleados y guardando mis cosas. Cogí mi delantal, mi bloc de pedidos y mi boli de la barra y aguardé a que entraran más clientes para atenderlos. Mientras esperaba, los pensamientos y las miles de ideas revueltas que tenía en la cabeza me aturdían: ¿cómo iba a librarme de Izaya? ¿Estaba segura dentro del restaurante? ¿Volvería a atacarme durante mi descanso o a la hora de volver a casa? Y... ¿Shizuo pensaba llegar más lejos que eso?
- Disculpe- oí una voz algo impaciente a la par que sacudía la cabeza, regresando al mundo real y viendo en la mesa delante de mí a dos muchachos y una chica con el uniforme de su instituto, siendo uno de los chicos rubio de ojos dorado oscuro y el otro moreno con ojos azul oscuro. La chica era de corto pelo negro y ojos cafés.
- Lo siento mucho- pedí disculpas de inmediato, haciendo sonreír al rubio.
- No se preocupe... Por cierto, perdone mi curiosidad, ¿pero es nueva aquí, no?
- Sí, de hecho acabo de llegar a Ikebukuro- sonreí. Tenían pinta de buenos chicos, a pesar de que ella fuera callada y bastante tímida se le veía cara dulce.
- Bienvenida a la ciudad, entonces- me tendió la mano y se la estreché gustosa-. Me llamo Masaomi Kida, y ellos son Ryuugamine Mikado y Sonohara Anri.
- Akashi Kira, un placer chicos- me presenté, afirmando mis dedos sobre el boli y situándolo sobre el pequeño bloc-. ¿Qué os traigo?
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Shizuo
- ¿Vamos a ver a Kira al restaurante a ver qué tal le va?- propuso Tom de improviso. La pregunta me pilló por sorpresa y tosí algo incómodo. Me iba a costar mucho verla después de lo del día anterior. De seguro estaba furiosa conmigo y no quería saber nada más de mí.
- O podemos ir a otro lado...- intenté decir, pero el moreno ya me estaba arrastrando con él hacia el restaurante de sushi ruso, donde entramos como si nada y tomamos asiento en una de las mesas privadas (de esas que tienen cortinas al fondo del local). Lo miré mal y apagué mi cigarrillo en el cenicero de en medio de la mesa.
- Tienes que intentar no ser tan introvertido, Shizuo. Kira es nueva y ya está en la lista de Horada y lo que es peor, de Izaya.
Golpeé la mesa al oír el nombre de la rata traicionera.
- Problema suyo.
- Aunque no lo pida, necesita nuestra ayuda. Según me ha dicho Shinra, ya la ha conocido y dice estar dispuesto a ayudarla en lo que sea. Puede valerse por sí sola contra Horada, pero en un despiste puede acabar muy mal y lo sabes. Hay que tenerla vigilada.
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Golpes de electricidad
RomanceAkashi Kira por fin es mayor de edad. Está lista para soltarse y vivir independientemente. Pero ya ha cometido su primer fallo: mudarse a Ikebukuro, distrito de Tokyo, muy lejos de su familia y amigos. Segundo fallo: instalarse en un apartamento en...