Promesas Rotas [Snarry] [Hiatus]

Cuarto mes

  Severus Snape odiaba verse débil. Por mucho que quisiera no podía tirar ese maldito sobre amarillo. Había pasado un puto mes y algo todavía lo detenía. Maldijo en grandes cantidades cuando observó a una lechuza nívea (al parecer Potter no había podido superar la muerte de su estúpido animal, por lo que compró uno parecido) con un sobre rojo. Se preguntó mentalmente si Potter no podía ser más discreto con los colores.
  En cuanto abrió la carta observó unas cuantas imágenes, o "ecografías", del bastardo; adjunto a eso, se encontraba una breve carta dirigida hacia Severus.

Señor Snape:

                       Se que, probablemente, usted esté odiándome en este momento, y ¿Sabe qué? Tiene todo el derecho de hacerlo. Luego de haber pensado en lo sucedido supe que tiene razón: yo era quien estaba sobrio, a pesar de que usted insistió, debí rechazarlo. También debo admitirle que me he rendido, no le estoy enviando estas cartas para convencerlo, pues se que no lo haré, eso está totalmente fuera de mis límites y no me creo capaz de hacerlo. El objetivo de enviarle a usted estas fotos son el hecho de que no puedo privarle de ver a su hijo (o hija ¿Quién sabe?), a pesar de que este no es deseado. Debo admitir, sin embargo, que tengo la esperanza de que, en un futuro, acepte al niño que está en mi vientre. Quizá no ahora, o en cinco años, pero nunca le privaría el derecho de verlo.

Att: Harry Potter
Pdt: Por si lo pregunta, no dije nada acerca de usted. Nadie sabe quien es el padre ¿Ok?

  Cuando terminó de leer la carta, estalló en carcajadas ¿Niño? Esa maldita cosa ni siquiera nacía, no era más que una masa deforme de células y quien sabe que más, no necesitaba verlo. Observó con rabia la estúpida carta enviada por Potter, no creía en lo absoluto las palabras plasmadas en aquel pergamino, todo apuntaba a un puto chantaje emocional. No, Harry Potter no lograría su objetivo.

[•••]

  Harry Potter se miró al espejo sin poder evitarlo, pues estaba en el pasillo por el que siempre pasaba para ir al baño, su cuerpo estaba demarcado, parecía casi desnutrido, sin embargo había algo que iba tomando forma dentro suyo. Ese algo no hacía más que chuparle toda su energía y vitalidad, este pensamiento solo condujo a otro parecido "Él parece un maldito parásito", no pasó un segundo antes de que se diera cuenta del significado. Aterrorizado, corrió a su cuarto. ¿Por qué pensó eso? Era un niño, su hijo ¿Por qué demonios se refería a él de esa forma? No, eso no era normal, o quizá si. A pesar de todo, por muy preparado que estuviera, Harry realmente no quería morir, pero el hecho de tan solo pensar en abortar a eso que crecía en su cuerpo le causaba repelús, le parecía totalmente desalmado acabar con una vida solo por su conveniencia... Aunque, en realidad, no era tanto por el niño, lo hacía porque sabía que su débil mente no soportaría la culpa. Si, Harry Potter era egoísta. El salvador del mundo mágico se recostó en su cama, los pensamiento fluían en su cabeza sin siquiera quererlo, sin algún tipo de advertencia. "¿Realmente está bien traer a un niño para que sufra al saber que él mató a su padre? ¿Viviría bien con los gemelos? ¿Le faltaría algo? ¿Fred y George lo tratarían bien? ¿Por qué no... Abortarlo? Nuevamente negó con la cabeza, sus ojos se llenaron de lágrimas al ver el rumbo de eso. No lo quería abortar, e incluso si quisiera no podría: el tiempo límite había pasado, era muy probable que en el acto, él también falleciera. Dos muertes. Realmente quería evitarlo. Al parecer la única opción era esa: tener al bebé.
  No malinterpreten a Harry, les podrá parecer desalmado, pero él tan solo está inseguro. Potter no podía evitar querer a su hijo, pero su mente le jugaba una mala pasada. A pesar de que dicen que la esperanza es lo último que se pierde, Harry perdió toda la esperanza de sobrevivir en el parto, pero él seguía teniendo cosas: sus amigos. Sonaría muy cursi y tonto, pero era la verdad... Aunque, claro, Harry Potter también tenía una enorme fortuna.