•Prológo•

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Era una solitaria y fría noche en la ciudad de Seúl cuando el abogado civil, que llevaba por nombre Min Yoongi se encontraba en la entrada de su casa buscando de sus llaves para poder ingresar en ella, teniendo en mente poder ver una película antes de dormir, así era cómo lograba conciliar el sueño la mayor parte del tiempo; sentía su cuerpo pesado, luego de pasar horas y horas dentro de su oficina junto de la innmensa pila de casos que le habían sido asignados y que debía revisar con cautela, se había obligado a sí mismo quedarse en su escritorio y no salir de él hasta terminar con sus deberes, sin permitirse descansar antes. Detestaba rotundamente la idea de tener que dejar trabajo pendiente para el día siguiente, día, que bien podía aprovechar para realizar otras actividades y poder ser más eficiente.. Así era él.

Cualquier empleado común se quejaría de tener que permanecer tanto tiempo en su lugar de trabajo, pero por supuesto que en su caso, no tiene objeciones en lo más mínimo, la compañía para la que trabajaba era una de las mejores del país, su profesión le apasionaba, tenía una buena relación con su jefe, y la paga era increíblemente buena, por supuesto, sus ingresos aumentarán considerablemente cuando logre ser ascendido pronto, era un abogado excepcional, pero aunque tuviera todo lo que ha logrado con mucho esfuerzo y sacrificio, no tenía razón para ser conforme, apuntaría a lo más alto, sólo era cuestión de tiempo para convertirse en el segundo al mando en la compañía.

Él sabía que aún era joven, y que con sus 24 años de edad tenía mucho por delante. Luego de haber estudiado en una prestigiosa universidad de derecho obteniendo uno y que otro reconocimiento, incluso a llegar a estar en el cuadro de honor en más de una ocasión, ahora tiene un trabajo digno y vive sin preocupaciones cuando de dinero se trata; luego de haber vivido en condiciones desfavorables en su infancia él se había esforzado mucho para llegar hasta donde está ahora.

Cambió sus zapatos en la entrada, al haberse desplazado al interior de su casa las luces se encenderíamos por si solas al poner un pie en ellas, sólo tuvo que caminar hasta la sala para encender el televisor y a parte descender el regulador de temperatura para hacer de aquel espacio un poco más frío. Después de eso se dedicó a preparar su baño, tomar una ducha y cambiar su traje a uno más cómodo.

La casa de Min era grande como para vivir una sola persona en ella, era moderna y elegante pero no al punto de ser demasiado, las luces eran automáticas y podía incluso cambiar el tono de la iluminación o el color de ellas si deseaba, a excepción de la puerta de entrada y habitación, la del garaje también se abría por sí sola, tenía un auto último modelo negro pero que pocas veces utilizaba, la mayor parte del tiempo prefería irse en taxi, no se consideraba un amante de lo extravagante pero era probablamente uno de esos caprichos que le daban de vez en cuando, era amante de los colores oscuros y fríos, así que podría tenerse ida idea de que su casa abarcaba en su mayoría estos colores, en especial el color negro, azul, plateado y blanco, denominado por él mismo "el estilo Min".

También le gustaba lo natural, había comprado algunas plantas para decorar el interior y que  la chica de la limpieza tenía encargado cuidar en su ausencia, a parte del hermoso jardín que tenía en frente, uno que él mismo se aseguraba de mantener los fines de semana, si, se sentía orgulloso de lo bien que le había quedado, incluso usó el dinero que le fue pagado por uno de sus casos para embellecerlo aún más con luces, elementos de jardinería, estatuas y una fuente.

Claro que, a comparación con una persona normal, por ser quien era dónde trabaja obtenía muy buenas ofertas en sus compras.

En resumen, su hogar era lo suficientemente cómodo para él y eso era lo que en realidad le importaba, le gustaba la buena vida, es por ellos que invirtió bastantes cantidades de dinero en un buen televisor y una gran cama, eran sus cosas favoritas en todo el mundo, ver televisión, dormir, y comer por supuesto.

Una vez bañado y limpio se arrecostó en su cómodo sofá mientras tomaba el control remoto para ver cualquier película que se estuviera transmitiendo en ese momento, la cual para su suerte recién estaba por empezar, optó por ir a la cocina y buscar unas botanas que había comprado antes de llegar, giró su vista hacia la ventana de la cocina y pudo ver como gotas de lluvia comenzaban a caer del cielo que previamente se había nublado por completo, acompañada de uno y que otro trueno avisando la tormenta que se aproximaba. Para su suerte, él no era astrafóbico ni nada por el estilo, de hecho, el sonido de la lluvia era para él uno de esos pequeños placeres de la vida, el sonido de las gotas de agua arremetiendo sobre su techo y la vista de como se impregnaban en la ventana de su cocina lo llenaba de paz.

"Ya son más de las 10:00 pm" dijo para si mismo en su mente al ver su reloj en la pared, considerando lo tarde que era apagó el telvisor de su sala, fue a cepillar sus dientes y se dirigió hasta su enorme habitación, levantó su sabana y se adentro en ella sin vacilar, arreglando su almohada y buscando una mejor posición para dormir apagó la luz de su lámpara de noche, quedándose poco después profundamente dormido, aún si un meteorito arremetía contra la faz de tierra, Min Yoongi no despertaría.

Esa había sido, otra noche con nadie más que consigo mismo.

Pero él no se quejaba en lo absoluto.

Sus pensamientos eran sobre trabajo y más trabajo, su vida giraba en torno a ello, o si no de llegar a casa, ver TV y dormir, no es como si pensara en otra cosa ¿Aburrido? quizás, siempre había sido alguien centrado, y en su cabeza no tenía espacio para algo o alguien más, el tiempo corría y el trabajo parecía no terminar. No creería que las cosas podrían cambiar para él, después de todo, ese era el estilo de vida que decidió tomar.








Pero no pensaría permanecer de esa manera eternamente ¿verdad?

Secretario Park [Y.M]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora