Secretario Park [Y.M]

•07•

•Mi mejor aliado•

Dentro de la oscuridad de la noche, lo que le esperaba a Yoongi no era un regreso como cualquier otro, después de las numerosas llamadas de su ex compañero de la facultad Jung Hoseok, optó por contactarlo cuando estuviera en su hogar para platicar con más calma, estaba demasiado cansado cómo hacerlo en la oficina. Sin embargo, su plan se vió alterado sin previo aviso  y una nube de pánico se instauró en él cuando el taxi en el que iba se acercó en cámara lenta hasta su morada, desde la distancia, pudo visualizar como las luces de adentro se hallaban encendidas. Él no pudo haberlas dejado así, siempre se percataba de dejar todo apagado y la puerta con el seguro puesto cuando se iba a la compañía. Extrañado, bajó del vehículo y desde la entrada pudo escuchar el televisor de la sala encendido. Así que supuso que había alguien adentro ¿Debería llamar a la policía?, consciente de que podía esperarse cualquier cosa, buscó entre sus llaves y sin vacilar abrió la puerta de golpe, teniendo como primera impresión a un Jung Hoseok con expresión de sorpresa, delante de él con una toalla y un paquete de papás fritas en la mano.

— ¡Min Yoongi, bienvenido! - dijo automáticamente, y el mencionado lo observó confundido; el pelirrojo se había acercado para abrazarlo, pero lo esquivó rápidamente, provocando que cayera al suelo junto con el paquete de papas que tenía en mano, la buena noticia era que ya estaban por terminarse.
— ¿Hoseok? ¿Qué haces aquí? - cuestionó mientras lo analizaba- ¡¿Y desnudó?! — reclamó.
— No estoy desnudo — dijo en primer lugar, intentando levantarse y limpiar sus manos, para posteriormente apuntar hacia su cintura. — Tengo una toalla.
— ¿P-pero cómo entraste? - cuestionó escandalizado, necesitaba saberlo, creía que si él podía entrar entonces cualquiera podría, sin poder evitarlo comenzaba a formularse el hecho de que el cerrajero pudo haberlo estafado diciéndole que su sistema de seguridad era el más confiable de todo Seúl.

Tomando eso en cuenta le diría a Jimin más tarde que le recordara hacer una demanda a esa empresa. Por otro lado, el pelirrojo imaginando lo que el otro estaba pensando, sacó de quien sabe dónde una llave, obteniendo la atención de Yoongi al instante.

— ¿Cómo es que tienes la llave de mi casa?
— No cambias Yoon, siempre dejas una copia debajo de la alfombra - destacó rodando sus ojos y regresándosela antes de dirigirse a la cocina para buscar algo de comer, el pelinegro solo seguía de pie en el mismo lugar mientras lo perseguía con la mirada, tenía razón, siempre la colocaba ahí, debería de cambiar el lugar—  Si, Deberías - gritó desde la cocina como si pudiera leer su mente mientras abría una lata de Sprite que había tomado del refrigerador, Yoongi caminó hasta su dirección — Ese método ya es muy osado, no soy un ladrón, pero creeme que si lo fuera, el primer lugar que se me ocurriría para encontrar una llave, sería debajo de la alfombra. Será mejor que busques un lugar nuevo. — señaló, tomando así un sorbo de su gaseosa.

—¿Y si después olvido dónde la dejé? — cuestionó ingenuamente provocado que el otro escupiera el contenido de su refresco, provocando que tosiera una vez hecho, al instante, después de que Yoongi lo observara con preocupación, empezó a golpear su espalda lo suficiente fuerte para desatorarse, por muy estúpido que sonará, algo como eso no estaba muy lejos de la realidad.

¿Cómo pudo olvidar que su amigo era un completo despistado?, al recuperar el aliento, se dió tiempo de pensarlo, tuvo la idea de dejarle una nota con la direccion de la llave, pero estaba seguro de que olvidaría donde la puso también.

— ¿Por qué no se la dejas en tú oficina o se la entregas a tu secretario? ¿siempre recurres a él para todo no?dudo que lo olvides. — el contrario lo pensó un poco, no era mala idea, quizás le dejé una copia de su llave, Jimin era alguien confiable, estaba seguro de que estaría en buenas manos.
— Lo tendré en cuenta.
— ¡Excelente!, a propósito, ¿cómo están las cosas en el trabajo? - dijo pegándole al hombro, Yoongi frunció su ceño ante el acto, alejándose, mientras el otro alzaba una ceja y le sonreía de par en par ansiando su respuesta.
— La verdad no tengo mucho que contar — expresó avergonzado, acariciando el dorso de su cuello. No entendía porqué tanto interés en su vida laboral tan de repente.
— No lo creo, debe haberlo algo, ¿qué me dices de Jimin? ¿Están juntos?
— Él está bien supongo, debió haber llegado a su casa hace poco. — Informó ingenuamente con una pequeña sonrisa.