CAPÍTULO IV: Murciélagos Metaleros

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Quince días después de los hechos del capítulo anterior. Izzy se despertó a las 03:45 de la mañana, pues Ana estaba hablando en sueños. Son verdes, son verdes, son verdes, son verdes... Era lo que Ana no paraba de repetir una y otra vez.

  - Ana. ¡ANAAAAA! - Izzy le gritó a Ana tan pegada a su oreja que podía oler su cerumen.

Ana no se despertaba y seguía hablando. Entonces Ronaldo entró en la habitación, abriendo la puerta de un cabezazo, pues se alarmó con los gritos de Izzy.

  - ¿Pero tú estabas aquí? - Izzy preguntó muy confusa.
  - Eso no importa. - Respondió Ronaldo.

Ronaldo se dirigió a Ana, se sentó en su cara y se tiró un pedo con sorpresa. Eso hizo que Ana se despertarse, sin saber que estaba pasando.
Llamaron al doctor más cercano, Dr. James P Sullivan, el "Dr." entra en su nombre. Un hombre bastante alto, con tal mentón que con él puede partir cocos, una gran espalda y con una gabardina azul marina tan larga que se arrastra por el suelo.
El doctor analizó a Ana y no le hizo falta más de tres coma cinco minutos en saber lo que le ocurría. Le había sentado mal las barritas de pescado y repollo que cenó la noche anterior, produciendo un síntoma neófito llamado Sonverdes.

  - Necesita tiempo de reposo. - Dijo el doctor mirando a Izzy y a Ronaldo, usando un ojo para cada uno.
  - ¿Cuánto? - Preguntaron Ronaldo e Izzy a la vez.

El doctor miró su reloj durante quince minutos.

  - Vaya... No funciona. Me temo que unos cinco días o así.  - Dijo mientras se iba.

Al acercarse a la puerta de la habitación, se fue corriendo hacia la salida.
Al día siguiente, Ronaldo se despertó y fue a ver a Izzy y Ana. Ambas estaban dormidas y roncando como un ñu.
Ronaldo bostezó y de la peste se su aliento mañanero explotó un pájaro que estaba en la ventana.
Ronaldo escuchó un ruido en el salón y fue inmediatamente a comprobarlo. Eran dos viejos follando, y durante el acto estaba chorreando mierda. Ronaldo pudo distinguir que en la mierda que caía había trozos de analgésicos y regaliz. Vómito al instante.
Los viejos se alarmaron y a uno de ellos se le paró el corazón.

  - Uy perdooon...nos hemos confundido de casa. - Dijo el viejo que se mantenía en pie.

Al intentar irse con su compañero, se resbaló con la mierda, se calló de boca y su cara se le puso plana con la hostia. Murió tras unos cuantos espasmos.
Ronaldo no sabía que hacer, así que los echó a la chimenea y limpió la mierda y el vómito. Se preparó una tostada con crema de agua y un zumo de pan, pues tras vomitar había perdido vitaminas.
Mientras desayunaba, se encontró en la mesa un papel pegado con un chicle.

  Para mejorar a Ana, puedes probar con las orquídeas del tío Naime.

Ronaldo dio por hecho de que la nota era del doctor Dr. James P Sullivan. Navegó por Internet para informarse de las orquídeas esas, y encontró su localización. Las orquídeas del tío Naime se podían encontrar en el jardín del tío Naime, en la casa del tío Naime, situada en la calle del tío Naime. La casa no tiene número, sólo cuenta con un cartel que pone Casa del tío Naime.
Ronaldo partió hacia allí y llamó al timbre, al pulsar el botón le dio un calambrazo. El tío Naime no necesita sonido en el timbre, sólo basta con el grito de la gente que llame al recibir el calambrazo.
No tardó ni cinco segundos en abrir. El tío Naime es un tío de unos 2'80 metros, extremadamente musculoso, su piel tiene textura de músculo, una barba muy negra con una perilla blanca, cejas rojas, ojos amarillo piña y un pelo largo y blanco que sólo le crecía por los lados de la cabeza.

  - ¿Qué puta mierda quieres? - Dijo el tío Naime a Ronaldo, con su voz extremadamente grave la cual hace parecer que está comiendo chocolate.

Ronaldo se cago encima del miedo que le daba ese hombre e intentó decirle qué buscaba. Pero antes de poder terminar la palabra orquídea, el tío Naime cerró la puerta en su puta cara de un portazo, produciendo una onda expansiva que llevó a Ronaldo cinco kilómetros atrás.
A Ronaldo no le quedaba otra que colarse al jardín. Al saltar la valla, calló de culo encima de una rama de jengibre y se metió dentro del puto culo. Le costó cinco minutos sacarla.
Al empezar a buscar las orquídeas, el tío Naime salió al patio, pero estaba lejos de Ronaldo. El tío Naime no se dio cuenta de que estaba ahí, así que siguió a lo suyo. Se puso a boxear con un saco de boxeo de hierro macizo.
Mientras tanto, Ronaldo encontró las orquídeas del tío Naime y cogió cinco. Pero un grupo de murciélagos metaleros le atacó. Eran murciélagos negros con pinchos de metal en el lomo y su sonido son gritos guturales. Atacaban a una velocidad bastante alta. Ronaldo no se había lavado los dientes, así que bostezó y los hizo explotar. Se giró y se topó con el paquete del tío Naime, miro hacia arriba y estaba él mirándole fijamente. Ronaldo, del susto, gritó con voz de Doraemon e intento escaparse, pero el tío Naime lo atrapó y pretendió violarlo. Pero una figura le dio una patada en la cara tras un enorme salto tras las afueras del jardín, salvando a Ronaldo. Era Ricardo Milos, el ex novio de Izzy.

  - Vamos, tenemos que irnos de aquí, no puedo con él. - Dijo Ricardo al girarse bruscamente hacia atrás.

Ricardo abrazo por detrás a Ronaldo tal que notará su paquete en el coxis. Seguidamente dio un salto que lo llevó hasta la casa de Izzy.
Izzy se sorprendió al ver a esos dos entrar por la ventana, pero sobre todo, por ver a su ex.

  - Hola... Ricardo... - Dijo Izzy de forma más seca que el coño de una momia.
  - Me alegro de verte. - Dijo Ricardo muy confiado.

Ronaldo se dirigió a Ana y le metió en la boca las cinco orquídeas del tío Naime y la forzó a que masticara, lo cual poco a poco la hizo encontrarse mejor y al tragar se recuperó.
Lo celebraron con una noche de chupitos de té verde y Netflix.
Al día siguiente Ronaldo se asustó al despertarse, pues en su cama había un hombre sentado. Era un tipo madurito, elegante y bastante raro, y hablaba apretando los dientes y alargando algunas sílabas.

  - ¿Quién recórcholis eres tú? - Dijo Ronaldo muy molesto.
  - Soy doctor y abogado, mi nombre es Avocato Porquehablasí. Y soy el abogado del tío Naime.

Ronaldo Whiskey y el Templo MalditoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora