El punto g de mi tristeza sos vos

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Podría decirte que estoy bien,
que no estoy muriendo de tristeza,
que no me pesa el corazón en tu ausencia.

Podría decirte muchas cosas,
pero la verdad es que estoy guardando cada lágrima que cae de mis ojos,
en un frasco,
porque dentro de todo el lo único que me queda de vos.

La angustia suele apoderarse de mi pecho,
y el nudo en la garganta por fin se desata,
el llanto es el orgasmo de la tristeza,
y mi tristeza está teniendo miles.

Podría decirte que la vida sin tus pasos sería la misma,
pero no es así amor,
no se a donde caminar si no tengo tus pies,
vos tocando el espacio y enredándote en mis pies es lo único que necesito.

A donde se supone que vaya con tanto amor,
si a tu lado cabía a la perfección,
a quien se supone que le cuente mis suspiros y los escuché con todo el amor del mundo,
si ya no te tengo.

Como se supone que mi corazón sobreviva a otra de las más grandes caídas,
y realmente darme cuenta que no podrá arreglarse una vez más,
me destroza.

A quien se supone que le entibie las manos poniéndolas en mi pecho,
porque a tu lado,
yo,
ardía.

La triste ausencia de mi cuerpo sin el tuyo,
y de eso acompañado su desgaste,
mi pelo no volverá a enredarse en tus manos,
y tendré que comprender que por más que ame estar despeinada a tu lado,
ahora mi pelo estará a la par de la perfección.

Y no podré ver tus rodillas doblarse con tan solo la intención de llegar a mi,
porque dije muchas veces que el amor de desgasta,
pero más nos desgastamos los que nos quedamos esperando,
que por fin,
una ausencia,
desaparezca.

Y podría decirte que voy a recordarte con toda la felicidad del mundo,
pero no voy a decir cosas que no pasan,
porque tan solo el hecho de saber que formabas parte de mis días,
y que hoy estás a cientos de millas de mi boca,
ya no me destroza,
ya no me duele,
si no que me mata.

Y si existiera la maldita máquina del tiempo que todo el mundo se plantea elegir una vez que se da cuenta tarde de las cosas,
yo, como el resto del mundo,
también la desearía.

Como dijo Sabina,
Tanto te quise, que aprendí a olvidarte en diecinueve días y quinientas noches.
Pero por más que diga esto,
y llore cada vez que escucho esta canción,
vuelvo a recordar que dejé en cada esquina de esta ciudad tan corrupta, tan llena de arrepentimiento,
el más grande de mis dolores.

Se que la melancolía y el sufrimiento me pertenecen,
y quizás deba abrazarme a ellos para poder entender que no volverás,
y que los días grises realmente serán los más tristes,
y si no estás,
dejarán de ser mis favoritos.

Tan solo es el primer paso que sigue a entender el adiós,
y los miles de puntos suspensivos que dejamos en nuestra historia,
mientras tanto,
seguiré llorando cada rincón de la tierra en la que no pueda habitar sin ti  -y realmente no existe rincón en la tierra-

Los días me empiezan a saber amargos,
así como el resto de los besos que le sigan a mi boca,
porque no hace falta que te diga que mis labios te pertenecen así como me pertenece tu ausencia.

Podría decirte tantas cosas amor,
pero seguiría desahogándome en sentimientos que hoy no son validos.

Tenía una caja con tu nombre por si a caso,
y llego el día de usarla,
por lo que es una más en el montón,
un pedazo de cartón que guarda la mitad de mi alma.

He conseguido todo lo que quería,
he llorado,
he reído,
he bailado,
y podría seguir,
pero lo único que me falto conseguir,
es que
me quisieras.

La Invisibildiad de amar otro cuerpo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora