Capítulo 17

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— Hasta pronto, Cedric — dije. Cuando lo vi introducirse a su departamento, me giré a mirar a Draco, quien seguía parado allí de brazos cruzados y mirándome.

— ¿Decidiste hacerle caso a Pansy? — bromeó.

— ¿Qué? — inquirí, confundida. Se separó de la puerta cuando yo me dirigí para abrirla.

— Sí, eso de buscarte pareja — musitó, pero la broma ya no le salió como tal.

Exploté en estruendosas carcajadas — Sólo salí a tomar un café con mi vecino para conocerlo mejor — expliqué — Eso no tiene nada que ver con los planes macabros de Pansy.

Él río — ¿Con que son macabros? Se lo voy a decir, te acusaré — bromeó, divertido.

— No hace falta, ella lo sabe — abrí la puerta y Draco se introdujo detrás de mí — ¿Si sabes que Pansy llega hasta las ocho verdad? — dije, sarcástica.

— Lo sé, pero es que no tengo mucho que hacer y es mejor pasar el rato aquí mientras que la espero.

— Bueno, es agradable tenerte aquí mientras que llega — pensé... esperen, esperen, no lo pensé. ¿Lo dije?

— Gracias, qué linda — musitó y en ese momento di gracias de encontrarme de espaldas puesto que todo el color se me subió al rostro — Mañana saldremos todos, así podrás conocer a mi hermano Harry. ¿Lo recuerdas? — dijo, totalmente ajeno al caos que estaba habitando en mi interior debido a sus palabras.

— Emm... sí. Estoy emocionada — farfullé.

— Harry también.

Así, planeamos lo que sería el día de mañana y estar a su lado lo encontraba cada vez más cómodo y magnífico. Él tenía ese raro poder para maravillarme. Dejarme sin el habla o adivinarme los pensamientos a veces; era simplemente sensacional y la fierecilla se regocijaba llena de felicidad...

Pero sólo hasta que llegaba Pansy, porque luego, al verlos reírse el uno con el otro y llamarse "amor" ésta empezaba a incomodarse y me hacía salir de la escena cursi que no queríamos ver ni ella ni yo.

Porque empezaba a resultarme drásticamente incómoda.

— ¡Bestia, arriba! — Pansy tenía la costumbre de despertarme con golpes en la puerta, por eso era lindo que se fuera a trabajar. Balbuceé entre la almohada y luego comprendí que los molestos golpes en la puerta no pararían hasta que Pansy me viera con los ojos abiertos. Me llevé los puños a los ojos y comencé a tañarlos para desemperezarme, luego abrí paso a un bostezo grande. Me paré con pereza y abrí la puerta, Pansy estaba en la cocina buscando algo en el refrigerador. Me miró — Ponte algo lindo, algo verde. A Harry le gusta el verde — dijo.

— Estás loca — musité y me di la me di vuelta para vestirme.

— Si quieres gustarle a Harry, escucha mis consejos — gritó desde la cocina.

— No quiero gustarle a Harry. ¡Ni siquiera lo conozco! — me quejé, saliendo de nuevo de mi habitación. Increíblemente asombrada del esfuerzo de Pansy por emparejarme.

— Sólo vístete, ¿quieres? Ellos llegarán en cualquier momento.

— Eres perversa — la fulminé con la mirada.

— Pero así me quieres — me sacó la lengua y me vi obligada a reír.

— Tonta — dije. Me vestí con una blusa azul turquesa y con unos jeans entubados, sólo por llevarle la contraria a Pansy. A los pocos minutos, oí el timbre sonar, y la fierecilla empezó a saltar de un lado a otro cantando el nombre de Draco.

Salí de mi habitación al oír el murmullo de las voces, y allí junto al ángel de oro, reposaba otro. Era muy parecido a Draco, sin embargo, su cabello era rizado, casi como el de Cedric; pero estos rizos se encontraban un poco más despeinados. Su piel, casi del color de la de su hermano, hacía lucir sus ojos verdes. Y cuando me sonrió, los pómulos se le elevaron notablemente.

— Hola — musité.

— Hermione, mira. Él es Harry — me dijo Pansy, empujándome por el codo hacía el par de ángeles. Extendí la mano para saludarle y él respondió mi saludo.

— Hola — me dijo. No estaba muy segura, pero sentía dentro de mí como dos partes; una, atenta a Harry; pero la otra, atenta a Draco. Seguro la fierecilla estaba dentro de la segunda.

— Bueno, ya que se conocieron. ¿A dónde vamos a ir? — preguntó Pansy.

— ¿Quieren desayunar en...? — la voz de Draco habló por fin. Y yo, completa, me perdí en ella. Dejé de oír entonces la conversación que tenían los tres. De hecho, mis ojos estaban tercos y habían dejado a mis otros sentidos inactivos, ya que ellos se aferraban a mantener la vista en Draco. Los labios de los demás dejaron de moverse, luego me miraron. ¡Reacciona! Me ordenó una voz en mi cabeza. Entonces mis sentidos comenzaron a activarse de nuevo.

— ¡Hermione! — me sacudió Pansy.

— ¿Eh? — musité, terriblemente desconcertada.

— ¿Que si quieres desayunar pizza? — me preguntó.

— Amm... sí — dije. ¿Cuánto tiempo me habían estado hablando?

— Vamos, entonces — concluyó Draco. Nos dejaron pasar primero y luego, en la Hybrid de Draco nos dirigimos a un pequeño local de pizza, que desprendía el aroma a salsa abarcando alrededor de unos tres metros y medio. Nos sentamos en una mesa, Draco y Pansy en un lado y Harry y yo en el otro. Ambos enfrente de ambos.

— Pidamos la pizza típica, para que Hermione pueda probarla. Apuesto a que jamás has probado una hecha en Italia.

— Eso es obvio, Pansy. Ya sabes que no — dije, riendo.

Luego de unos minutos, la pizza estaba servida enfrente de nosotros; y el olor a queso y salsa se desprendía en cada movimiento mínimo de la pizza. Me sirvieron dos rebanadas, que inmediatamente me comí, ya que sabía delicioso; mientras que intercambiábamos la típica información de los que recién se conocen.

Yo miraba a Draco solo cuando nadie me observaba a mí, evitando ser descubierta mientras lo apreciaba en cada paso que daba, cada gesto que hacía y cada palabra proveniente de sus labios. Él era hermoso a su propia manera y ni siquiera se daba cuenta de eso.

Manual de lo prohibido [Dramione]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora