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Narra Lisa

Me dolía demasiado la cabeza. Casi sentía como si tuviera una resaca de lo cansada y adolorida que estaba, pero sabía que no era posible. Jisoo no nos deja tomar copas de más, y sólo por darle gusto le hacemos caso. Levanté la cabeza para mirar dónde me encontraba. Esperaba estar en mi habitación, o en la de Rosé, la que sea, pero me quedé en shock al ver que me encontraba en un lugar muy diferente.

Era una especie de cárcel, y me asusté aún más, tanto que abrí los ojos de golpe de la impresión. Dios mío, qué pasó ayer parte sesenta y cuatro. Un poco más alarmada, miré a mi alrededor buscando a las otras, y las ví, en tan mal estado, que casi me hizo llorar.

Jennie aún conservaba su vestido rojo, pero éste estaba sucio y lleno de polvo. Sus zapatos tenían el tacón roto y no había ni un rastro de su abrigo de peluche. Estaba sentada con las piernas abiertas, inconsciente. Su rostro tenía un ojo hinchado por un golpe y una pequeña rotura en su labio superior. Me miré a mí misma, comprobando con alivio mi ropa, algo desgastada y raída;  afortunadamente, mi cara estaba un poco sucia, pero entera. 

Jisoo estaba a mi izquierda, recostada en el piso, con los brazos extendidos hacia su cabeza. Su blusa estaba manchada de  algo desconocido color café en algunas partes, y su pantalón lleno de polvo gris también. Rosé me dió mucha pena, estaba cerrando los ojos con fuerza, y aún tenía lágrimas frescas en sus mejillas. Parece que fue a la que trataron peor, porque su cara estaba llena de moretones al igual que sus brazos y piernas. Incluso había un pequeño raspón. Supongo que Jennie y Rosé fueron las que más se resistieron a lo que sea que nos hubieran querido hacer... fue en ese momento en el que me llegó un vago recuerdo...

Jisoo acababa de ser noqueada, y fue atrapada por un tipo de traje gris al que no le ví la cara. Yo estaba llorando, mientras trataba de que nadie lo notara. Otro chico se me acercó pero Jennie y Rosé no lo permitieron y se pusieron en frente mío al ser yo la menor de todas. A Jennie le pegaron en el ojo y rápidamente cayó inconsciente. Rosé duró un poco más, pero después de varios golpes también se rindió. A mí me noquearon por atrás.

Juro que esos malnacidos conocerán mi furia.

Me acerqué a Jisoo, preocupada. Y la moví un poco para despertarla, pero no hacía nada. Finalmente colapsé y empecé a llorar. Parece que Jisoo tampoco quería que llorara porque sacó fuerzas no sé de dónde y se levantó, me tomó el rostro con sus manos y me atiborró de preguntas.

-¡Dios mío! ¡Lisa estás bien! ¿Qué te pasó? ¿Te duele algo? ¿Por qué lloras?- me preguntó mientras ella también comenzaba a llorar. 

Jisoo siempre fue la madre del grupo, a pesar de ser nuestra amiga. Nos ayudaba a seleccionar ropa, nos cuidaba cuando enfermábamos, nos compraba chucherías a veces, y más cosas. No le pedía nada a una madre verdadera, más que el haber sufrido por el parto, eso sí. Negué con la cabeza todas sus preguntas.

-Estoy bien, aunque no sé dónde estamos- dije intentando parecer tranquila. Vi a Jisoo suspirar levemente.

-Tenemos que salir de aquí. Quién sabe para qué nos querrán.- asentí con la cabeza y me dirijí a Rosé.

La moví un poco, y para mi sorpresa, se levantó inmediatamente.

-¡Chicas! ¡Chicas! ¡Están bien Gracias a Dios! Estaba tan preocupada después de ver a Jisoo caer y a Jennie que... que...- su voz se volvió entrecortada y Rosé empezó a sollozar. Supongo que estaba muy asustada y tensa. Algo que en cierta forma me molesta de ella es que es de esas personas que lloran con mucho sentimiento, y te hace querer llorar también.

Entre Ases y Tréboles (BlackpinkxBTS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora