Al principio Levi no se dio cuenta de que estaba sujeto a una silla. Se despertó lentamente, como si saliera del sueño más profundo que jamás hubiera experimentado, y le costó tomar conciencia de su propio cuerpo. Tenía la mente embotada, como si saliera de la peor de las resacas, y la boca pastosa, suplicando por un poco de agua.Quiso frotarse los ojos, pero sus brazos no respondían y, al querer entender los motivos de esa inmovilidad, descubrió que tenía las manos atadas al respaldo de la silla. Sus tobillos también estaban amarrados a las patas del mueble y una cuerda rodeaba su cintura imposibilitando cualquier movimiento.
—¡Qué diablos! —masculló mientras trataba de desatarse.
De repente dos puntos de luz sacaron la estancia de las tinieblas y Levi cerró instintivamente los ojos, violentados por tan agresiva fosforescencia.Aquellas luminiscencias le cegaban y la visión se le llenó de puntos multicolor. Aun así, la curiosidad era más fuerte que el dolor y, cuando levantó los párpados y miró a su alrededor, descubrió que no se encontraba en su propia habitación, ni en las dependencias del Hogar Fuller, ni en la sala donde lo habían mantenido encerrado durante los últimos días.
Resultaba difícil de creer, pero se hallaba en un lugar mucho más tenebroso. Un lugar del pasado. Un lugar que creía haber dejado atrás.
—No, no, no —murmuró.
Levi se hallaba en una cabaña dolorosamente familiar, una cuyo recuerdo había permanecido enterrado en su cerebro durante mucho tiempo.
Descubrirse entre aquellas cuatro paredes provocó que el mayor de sus traumas erupcionara desde los abismos de su memoria. El origen de todos sus males, de esa agorafobia que lo martirizaba, lo envolvió desafiante.
Levi miró a su alrededor tratando de certificar que, realmente, era el mismo lugar que aquél donde se plantó la semilla de su enfermedad mental cuando tenía nueve años.
Se trataba de un único espacio, construido a partir de troncos de pino e iluminado por dos lámparas de aceite colocadas en esquinas opuestas. Delante de él había una puerta flanqueada por dos ventanas; a su derecha, una estufa de leña, una mesa y dos sillas; a su izquierda, un gran arcón de madera y un perchero con varios abrigos. Todo estaba dispuesto igual que aquella noche fatídica que ahora, tantos años después, surgía de la oscuridad de sus recuerdos como la mano de un muerto saliendo de un féretro.
Ocurrió en mitad del bosque, durante una noche de tormenta. Su padre le había llevado a la montaña, igual que había hecho algunos años antes con sus dos hermanos mayores, tanto con su hermano como con su hermana. Era una costumbre que se remontaba a los tiempos de su tatarabuelo, cuando éste decidió que no había mejor rito de transición para un niño que quería convertirse en adulto que pasar unos días en medio de un bosque, aislado del mundo moderno, rendido a la naturaleza.
La tradición decía que, cuando uno de los hijos cumplía los nueve años, debía enfrentarse a un fin de semana en la cabaña más recóndita, aislada e incómoda de cuantas pudieran encontrarse. Había comenzado sólo para los chicos de la familia, pero como era una prueba de madurez, una forma de fortalecer el carácter, un método para infundirles valor a los más pequeños haciéndoles entender que el ser humano no nació rodeado de comodidades, sino en terrenos abruptos y escarpados, su padre lo había aplicado también a su hermana.
En resumen, era un viaje a los orígenes, una introducción al coraje y un modo de unir al padre con el hijo o la hija.
La madre de Levi nunca aprobó una costumbre que consideraba absurda y ridícula, especialmente en pleno siglo XXI. No le convencía en absoluto la necesidad de «elevar el espíritu» aislándose y pasando frío, pero nunca pudo imponer su voluntad sobre la de su marido. Además, cuando los niños se enteraban de que les había llegado el momento de perpetuar una tradición familiar tan antigua, se ponían como locos de contento, contando los minutos para que diera inicio la aventura más fascinante de sus cortas vidas.
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-Levihan- Los hombres que querían apagar la luz del mundo
Random[TERMINADO] [Continuación de el libro: La mujer con el corazón lleno de tormentas] Último mensaje. El chico de la habitación está en peligro. Ayudenme a liberarlo de la secta Koruki-ya. Aunque Ojo de Tiburón ha muerto, la secta ha secuestrado a L...