O3. ᴅᴜʟᴄᴇ ʀᴇᴇɴᴄᴜᴇɴᴛʀᴏ

747 110 73
                                    

- «Debemos repetir lo del domingo pasado» -decía Giovanna tras el teléfono mientras se cepillaba el cabello- «¿Que te parece ir a un restaurante éste viernes?»

- ¡Esa es una buena idea! Pero esta vez... yo invito -Bruno seguía avergonzado gracias a lo ocurrido en esa tarde, solo agitaba su cabeza y trataba de olvidar ese embarazoso día- Prometo esta vez llevar mi billetera...

Bruno logró oír al chico reír al otro lado del teléfono, colocándolo aún más colorado.

- «No, no, no, ¡de eso nada! Yo propuse la idea, así que yo invito.»

- Pero tengo que compensarte de alguna manera, lo de ese domingo fué totalmente mi culpa.

Giorno pensó un momento, al escucharlo tan insistente, tuvo que ceder a algo.

- «¿Que tal si me lo pagas con un besito? ¿Mmm?»

- ¡No empieces!

Bruno ocultó su rostro con sus palmas mientras escuchaba al rubio mofar nuevamente.

- «Bueno, si quieres compensarme, puedes pagar el postre o lo que sea que hagamos el resto de ese día, ¿que te parece?»

Hubo un largo silencio que duró unos cuántos segundos, preocupando a Giorno.

- «¿Sucede algo Bucciarati?»

- Ah, no, solo que falta mucho para el viernes, recién es martes...

- «¿Tan pronto quieres venir y pasar al otro escalón? Solo tengo quince~»

- ¡Ya deja de bromear con eso!

- «Bien, bien, mi padre me llama para bajar, nos vemos el viernes, Buuucci.»

- Hasta luego.

Poco después de finalizar la llamada y escuchar el "beep beep", Bruno saltó de su cama y se dirigió apresurado al baño. El ardor en su rostro lo estaba matando, un poco de agua no sería de mucha ayuda, pero Dios, necesitaba quitarse ese calor de encima.

- ¿En que diablos pensabas idiota? ¡¿Como se te olvida la billetera en una cita con un chico taaan LIN-DO?!

Golpeaba repetidas veces su cabeza con ambas manos llamándose a sí mismo imbécil, hasta que finalmente se calmó.
Sí, ese raro ritual ocurre cada vez que Bucciarati hace alguna tontería o arruina el día que él consideraba hasta cierto punto "perfecto".

- Restaurante ¿huh? Me pregunto que comeremos, ojalá no hayan postres con manzana... -pensó mientras caminaba hacía su cama nuevamente para dormir.

Abbacchio apareció tras la puerta y se subió a la cama, acurrucandose al lado de su dueño, dando un bostezo paulatino antes de acostarse nuevamente.

- Buenas noches Abbacchio hermosho preshioshooo~ -Bucciarati cambiaba su tono a uno más aniñado al hablar con su can, mientras le acariciaba las mejillas o lo acercaba para rascarle la panza.

Finalmente Bruno logró conciliar el sueño, luego de estar un buen rato mimando a su perro, claro.

* * *

Viernes llegó casí de manera rauda, Bruno estaba bastante emocionado por su segunda cita, no aguantaba las ansias de ver a Giorno y hablar de lo sucedido en su semana, además de gustos o algunas trivias para así conocerse más el uno con el otro.

Se reunieron en la misma vieja biblioteca dónde se conocieron por primera vez, Bruno siguió a Giorno hacía aquél restaurante que no se encontraba muy lejos.

Caro ragazzo d'oroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora