O6. ¿ᴅᴇ ʙʀᴀᴢᴏꜱ ᴄʀᴜᴢᴀᴅᴏꜱ? (ᴘᴀʀᴛᴇ ɪ)

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La noche cayó como un relámpago. El recorrido al bar era largo y para ese trayecto había escogido unas botas de cuero azul regaladas con cariño de parte de su querido padre, Dio Brando. El peor calzado existente en su armario, pero se vió obligado en usarlo al sentir ese maldito sentimiento de culpa devorar su conciencia.

- Diablos papá, mis pies no son tan pequeños... -se quejó en silencio mientras tomaba una pausa para acomodar su calcetín.

A la distancia divisó la silueta esbelta de Bucciarati, quién agitaba los brazos para que lo viese, junto a él estaban Guido y Narancia. Giovanna le saludó con una sonrisa de oreja a oreja, el otro le respondió con los brazos extendidos.

- ¡Que tal Bucciarati! -Se lanzó en busca de su pecho, abrazandolo con tanta fuerza que los ojos de Bruno casí salen de sus cuencos.

- ¡Narancia, Mista! -corrió nuevamente y los abrazó a ambos por el cuello. Narancia le correspondió con el mismo entusiasmo, mientas que Mista hacía lo que podía para zafarse.
Al separarse notó la ausencia de Pannacotta.

- Y... ¿Donde está Fugo?

Ni Mista ni Narancia se dignaron en contestar, por sus muecas largas notó que estaban enfadados, y al darse cuenta que ocurrió al mencionar a Fugo, supuso que estaban enfadados con él.

- ¡Chicooos! -Un muchacho con traje verde se lograba ver en una esquina, su respiración era agitada y lucía pesaroso. Al alcanzarlos, se apoyó en el hombro de Bucciarati, y respirando hondo finalmente habló- Buf... Pido disculpas por la tardanza, había olvidado que teníamos que juntarnos hoy...

- No hay problema Fugo -le calmó Bruno- podemos entend–

- ¡Siempre haces lo mismo! -interrumpió Narancia, dirigiéndose a Fugo- Mejor ya ni te invitamos.

- ¿Y que pasa con tu ropa? ¿No te bastó con vestirte de queso la semana pasada? -bromeó Mista, criticando a la vez su agujereado atuendo.

Fugo le lanzó una mirada feroz, dispuesto a iniciar una riña y sacar a flote su lado más violento.
Si había algo que lo hacía enfurecer, eran los insultos hacia su atuendo, aquello enardecía su sangre.
Giovanna al percatarse del conflicto entre miradas, aclaró su garganta logrando llamar la atención de ambos, en especial la del trigueño, logrando captar el regaño tan solo con mirar la expresión de molestia en los ojos de Giorno.

- Pues yo opino que te ves muy apuesto, Fugo -alagó Giorno mientras le ayudaba a reincorporar su postura.

- ¿E-Eso crees GioGio? -tartamudeó abochornado, olvidando por completo su conflicto con Mista.

- ¿Y yo qué, Giorno? Me demoré mucho en buscar ropa bonita para que me dijeras algo -Narancia un poco resentido, se cruzó de brazos sin dirigirle la mirada.

- Estaba a punto de decir que te ves adorable.

- ¡¿Adorable?! ¡Ten más respeto, soy mayor que tú! -le encaró el más pequeño, haciendo reír al resto a la vez.

El encuentro estuvo lleno de risas, quejas por el trabajo y críticas al conjunto de cada uno. Terminando la breve charla, emprendieron rumbo al bar.

Al llegar, tuvieron una leve disputa en si sentarse en la barra o en una mesa, la mayoría de votos fueron para la mesa, así que decidieron sentarse en una vieja mesa ubicada en el rincón del establecimiento.

Caro ragazzo d'oroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora