Alguien se paseaba en un mirador por el cual se podía observar una ciudad bulliciosa. Las estrellas del cielo nocturno parecían disputar con las luces de la metrópoli para ver quien alumbraba la noche. Pero esa persona no se preocupaba si las estrellas eran hermosas o las luces muy chillantes; más bien estaba reflexionando todo lo que había pasado hasta ese momento. Teki recordaba como la treta que ideó junto a Erdo y Gleth para enseñar a leer a los neo-humanos había dado resultado.
Otros campamentos se enteraron de lo que estaba pasando y querían ser partícipes de ese cambio. Así que se fundaron escuelas en todos estos campamentos con maestros que habían sido preparados por Teki en persona. Con el tiempo el conocimiento llegó a todos los rincones del planeta. Alrededor de todo Zipho-70 se llevó a cabo un "Renacimiento" neo-humano. Los grupos de recolectores de chatarra se convirtieron en los nuevos amos del planeta.
Con el tiempo el Campamento Colmillo se convirtió en Ciudad Colmillo cuando la modernización vino de mano con el aprendizaje. Se fundaron hospitales, se construyeron carreteras; los edificios comenzaban a aparecer y las naves a volar de nuevo por el cielo; así es, en diferentes hangares se encontraron naves intactas, a las cuales no se les hizo ninguna modificación y solamente se aprendió a como operarlas.
Cuando se tuvo el conocimiento necesario muchas de las obras de los extintos humanos se retomaron. El Sistema de Alerta Temprana Contra Invasiones se activó de nuevo; este constaba de una red de satélites y radares construidos en las lunas que rodeaban al planeta. Por lo tanto se fundaron las Fuerzas Armadas Neo-humanas, con Erdo como uno de sus comandantes. Gleth se convirtió en un embajador ante otros neo-humanos del planeta; representando a la zona Sarus -el país donde se desarrolla esta historia- además de ser un importante comerciante. ¿Y Teki? Ella siguió trabajando para el avance de la civilización neo-humana, siendo uno de los científicos más importantes.
Ella ahora estaba en lo que era Lambda-Siete. La ciudad había sido reconstruida; pero las enormes torres no. Lo que se pudo fue desmantelado y lo que no fue remodelado para que sirviera para viviendas u otro tipo de edificios. La universidad fue igualmente reconstruida y ahora bullía con la actividad de maestros y estudiantes. Solamente las instalaciones de la montaña no fueron tocadas, y aunque estaban abiertas para todo público solamente se podía entrar con el permiso de la directora Fahastu –el apellido que Teki eligió para ella- y con un documento que describiera que investigación iba a realizar.
Una de las especialidades de Teki era la genética y cuando estudiaba el genoma neo-humano descubrió que todos sus congéneres tenían una expectativa de vida más alta que la de los humanos; y aun no se tenía registro de muertes debido a vejez. Esa noche Teki recordaba que toda esa titánica empresa de levantar a la nueva civilización les había llevado doscientos años; y ella no se sentía vieja.
De pronto un pitido sonó en un aparato que tenía en la sien, Teki lo activó y a unos metros de ella apareció una imagen holográfica de alguien muy conocido.
-¡Hola gatita! –exclamó Gleth muy alegre.
-Hola delegado Bramtu –dijo Teki con desgana.
-Oh, ¿así es como saludas a tus antiguos amigos?
-Solo cuando vienen a dar lata mientras estoy ocupada.
Gleth se rio ante este comentario.
-Pues siempre ha sido un gusto darte lata ¿sabes? Bueno, los tipos de la zona Zakta desean enviar una comitiva y conocer las instalaciones de la montaña. Yo les dije que tendría que preguntar con la directora para ver que decía, así que...
-Está bien, este lugar está abierto a todo aquel que quiera aprender. Pueden venir, pero que no se les ocurra querer juguetear con el reactor como los idiotas de aquella vez; por fortuna el apagado de emergencia se activó, de lo contrario solo habría un gran cráter en vez de una montaña.
Otro pitido sonó y cuando Teki activó otro interruptor en su aparato una nueva figura apareció. Un neo-humano con traje militar, una boina en la cabeza y en el hombro una insignia que indicaba su rango.
-¡Hola Firulais! –saludó Gleth.
-Hola Orejas –dijo Erdo.
-Comandante –saludó Teki con una ligera inclinación de cabeza.
-Solo dime Erdo como siempre ha sido –dijo Erdo- la formalidad solo la aplico con los presumidos que se creen grandes soldados, y con mis subordinados.
-Ni modos Doctorcita Gatita –dijo Gleth riendo de nuevo- ya vez que todo queda entre amigos.
-Estoy planeando la creación de una arma biológica muy potente, y cuando esté lista tú serás uno de los sujetos de pruebas –dijo Teki molesta por el apodo que recibió, aunque en el fondo estaba alegre de que sus amigos siguieran siendo los mismos.
Gleth solamente se rio más fuerte ante esta amenaza.
-Bien Teki –dijo Erdo- ya hemos enviado sondas a los siete planetas que indicaste y aquí está el reporte. Cuatro de estos planetas están habitados por humanos, no hay rastros de alguna especie similar a la nuestra, en estos planetas donde hay humanos sus civilizaciones tienen cierto grado de decadencia al haber roto comunicaciones con la Tierra. Unos aún son civilizados, otros ya son completamente anárquicos; el planeta más cercano a nosotros, Sartland, es uno de estos.
-Ya veo –dijo Teki pensativa- ¿y los demás?
-Dos de ellos no tienen vida de ninguna clase, y el otro por alguna razón la sonda dejó de funcionar en cuanto llegó a la atmosfera del planeta. Puedo decirte con toda confianza que los humanos, al menos en esta parte de la galaxia, no son alguna amenaza para nosotros ¿y aun sigues preocupada?
Mientras revisaba el servidor de la Cuna, Teki encontró referencias respecto a otras colonias fundadas en otros planetas que tal vez podrían amenazarlos. Además, en los archivos que encontró había vagas referencias a otros proyectos planeados por los humanos pero hasta ahora solo eran eso, rumores.
-Solo una preocupación mía –dijo Teki con fingida tranquilidad- no se puede ser demasiado precavido en nuestra situación en el espacio.
-Tienes razón –dijo Erdo-, aunque no haya humanos cerca, puede que algún día lleguen, tal vez de la Tierra, y debemos estar siempre listos para hacerles frente.
-Bueno tengo que irme, esto de la política nunca me deja tiempo libre, hasta luego –y la imagen de Gleth desapareció.
-Yo también, solo me tomé una pausa para decirte esto. Un reporte oficial será emitido en unos días –y Erdo también desapareció.
Teki quedó sola una vez más, y con gran gusto suyo se podía dedicar de nuevo a sus pensamientos.
Para ella nada había acabado, solo continuaba. A pesar de todo el avance logrado en estos doscientos años todavía faltaba mucho por hacer. Se tenía pensado en establecer colonias en las lunas e incluso enviar alguna expedición a Sartland. Ahora que el planeta era de ellos, los neo-humanos, podían sacar el máximo provecho al conocimiento que adquirieron y continuar con el avance de su civilización. A veces Teki recordaba al doctor Mozo y la misión que le dio de proteger el futuro de la humanidad. Pero ya no existía humanidad, por lo tanto ya no había futuro humano; ahora solo habría un futuro pero de neo-humanos. "La humanidad tuvo su tiempo y se acabó" pensaba Teki. No se iba a preocupar por los tiranos que solo la vieron a ella y a sus congéneres como esclavos. Ahora solo había una especie dominante en Zipho-70, los neo-humanos, y era su tiempo para aparecer en la galaxia.
Tal vez algún día se encontrarían de nuevo con los humanos y no se sabe cuáles serían las consecuencias, pero los neo-humanos ya no tendrían las de perder porque ya eran iguales a ellos y estaban dispuestos a superarlos e incluso a derrotarlos si se llegaba a ese punto. Pero por ahora solo se atendrían a una frase: "Creced y multiplicaos"
Fin.
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Neo-Humanos
Science FictionTeki vive cómodamente como la mascota de una niña humana. Es feliz con el simple hecho de poder jugar todos los días con su ama sin importar que en las noches la metan en una jaula y le den comida como un animal cualquiera. Pero un día descubre un...