¡Por fin estaba llagando a su destino! Y en tres horas sabría qué es exactamente el Proyecto Cuna.
Se detuvieron un rato para almorzar. El menú constaba de latas de comida y agua embotellada. Sin importar lo simple que pareciera este almuerzo los tres comían con buen apetito. Como Erdo ya estaba un poco más platicador que los días anteriores hablaba con Gleth acerca de la ciudad y lo que podrían encontrar ahí; su carácter de buscador de tesoros prevalecía sobre cualquier apatía. Mientras tanto Teki comía en silencio pero su mente estaba inundada de ideas; presentía que el fin de su búsqueda estaba cerca, y si no ocurría otro inconveniente, el secreto del Proyecto Cuna sería revelado. Después de comer siguieron con su travesía y horas después llegaban al linde de la ciudad.
Por lo que se podía observar este lugar tampoco había escapado a la brutalidad de la guerra. Las ruinas eran una constante en un mundo post-apocalíptico y Lambda Siete no era la excepción. Con sus edificios hechos añicos y autopistas completamente destrozadas demostraba que la guerra había estado en todas partes.
Una de las cosas que esta ciudad presumió en sus días de gloria fueron las llamadas "Torres Estelares"; un grupo de cuatro enormes torres que se elevaban quizá más de tres kilómetros. Verlas de lejos era un espectáculo. De día la luz del sol se reflejaba en la pulida superficie lo que hacía que brillaran como un faro que se podía ver desde varios kilómetros a la redonda. De noche el "show" era mayor. Se iluminaban de diferentes vivos colores; todos ellos se mezclaban entre sí o se movían en las torres como si fueran líquido; a veces simulaban el efecto de una gigantesca cascada multicolor, o se movían de forma horizontal mientras todas las combinaciones de colores imaginables por el ojo humano desfilaba ante los espectadores que miraban embelesados esta gran obra del hombre. Pero después de largos años de guerra y como si fuera un chiste de mal gusto, las derruidas torres aún seguían siendo un gran espectáculo.
Una de ellas había caído de lado y ahora parecía una gigantesca barra que en vez de extenderse sin fin hacia el cielo, ahora lo hacía al horizonte. Otra más se había derrumbado sobre sí misma; la tercera torre también tuvo el mismo destino. Solamente una de ellas seguía en pie pero estaba llena de agujeros provocados por la artillería de algún ejército enemigo, y amenazaba con caerse algún día.
-¡Impresionante! –exclamó Teki al ver estos monumentos a la antigua grandeza humana.
-Bueno, hay que darles crédito en algo a los humanos–dijo Gleth- supieron dejar ruinas que representaban muy bien sus ideales; grandilocuentes y perecederos.
Solamente Erdo no miraba el paisaje derruido. Como siempre se mantenía alerta y era poco dado a admirar curiosidades, aunque estas fueran las ruinas de unas torres gigantescas.
-Muy bien, si ya terminaron de admirar los pedazos de escombro debemos seguir; la universidad se encuentra todavía algo lejos –dijo Erdo comenzando a caminar.
Aparte de las torres derruidas, no había otra cosa que mirar en la desolada Lambda Siete. Continuaron caminando cerca de dos horas cuando se encontraron con un supermercado que para sorpresa del grupo casi no había sufrido daños. Gleth se puso loco de alegría al imaginarse las cosas que podrían encontrar; pero Erdo le recordó que tenían otro objetivo que cumplir y que debían esperar.
Después de una hora y media de camino por fin llegaban a la universidad y lo que encontraron dejó helada a Teki. Un enorme naufragio cubría toda la zona del campus; al parecer alguna nave espacial había sido derribada sobre la universidad y casi todos los edificios fueron destruidos. Teki comenzó a temer que su empresa estuviera destinada al fracaso.
-Hablando de desgracias –dijo Gleth mientras observaba el naufragio.
-Bueno, esto SÍ que es inesperado –secundó Erdo.
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Neo-Humanos
Fiksi IlmiahTeki vive cómodamente como la mascota de una niña humana. Es feliz con el simple hecho de poder jugar todos los días con su ama sin importar que en las noches la metan en una jaula y le den comida como un animal cualquiera. Pero un día descubre un...