4. Descubriendo facetas

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Estando en el salón completamente solos, le hacía que su estómago le jugara chueco y le vinieran unas ganas inmensas de ir al baño. Agradecía al cielo que tomó leche el día de hoy por la mañana, tomó su estómago al sentir el primer cólico signo de posible vendrían los gases.

Hoseok le miró preocupado al ver su gesto arrugarse y sus ojos cerrarse. — ¿Se encuentra bien príncipe?

— No.. — se levantó enseguida tomando la orilla del sillón.

— ¿Quiere que llame a su madre? — se levantó a la puerta. Pero Jimin le sostuvo del brazo y negó abriendo sus ojos.

— No.. No quiero molestarlo.. Solo necesito ir al baño.. Esto suele sucederme después de practicar, no se preocupe. — le guió de nuevo hasta su lugar.

Hoseok solo se quedó quieto viendo como el rubio desapareció de la habitación de prácticas. No mentiría, se veía como si tuviera un dolor estomacal, posiblemente defecaría horriblemente. Frunció sus hombros y se levantó mirando por el gran ventanal, observando como el pequeño príncipe castaño con destellos rubios estaba en el jardín correteando junto a un can diminuto a unas ovejas.

Le sacó una sonrisa sincera por qué tenía que admitir que aunque fuera un niño muy amargado se le hizo tierno. Eso significaba que después de todo si tenía una parte alegre dentro de él. Solo que simplemente a él no se la había mostrado. Aún no tenía idea por qué.

Le observó hasta que le vio desaparecer por los establos donde mantenían a los demás animales y potrancas. Negó para sí mismo y suspiró. Miró el reloj y ni siquiera se dio cuenta que pasó media hora, ¿Tanto tiempo había pasado? Ya se tenía una idea de qué el príncipe Jimin seguía en el retrete. No lo culpaba, pero se aburría y decidió salir.

No sabía si era correcto pasear por los pasillos del castillo sin el omega real, pero también había tardado. Comenzó a caminar observando los cuadros familiares, viendo como estaban todas las generaciones de la familia. Llego hasta las escaleras y las bajo con cuidado, notando el leve movimiento de la servidumbre. Al parecer todos estaban ocupados ahora.

Observo el salón, viendo los candelabros y las decoraciones, sin percatarse que algo pasó por sus pies y le hizo sobresaltarse y tropezar, teniendo suerte de no caer por qué sostuvo de una columna.

— ¡Yeontan!

Escucho que gritaron y giró a ver al príncipe Taehyung que venía corriendo detrás de esa cosa que le hizo tropezar. Era el perro que ladraba y corría en círculos en su alrededor. El príncipe le tomó de una vez y le alzó tomándolo fácilmente.

Poniendo sus mirada en el, avergonzado. Pues sabía que su cachorro había hecho mal. — Disculpe señor.. No fue su intención..

— Está bien príncipe.

Taehyung miró mal a Yeontan y este solo jadeaba con su lengua de fuera y con una expresión alegre. — Eres malo.. Discúlpelo, es que-.. Aún no está entrenado.

— ¿Al menos sabes cómo?

— No.. Pero después lo intentaré. — dijo con simpleza frunciendo sus hombros como si fuese fácil.

Hoseok rio y negó por sus actitudes tan desinteresadas. Cruzó sus brazos y le dijo. — En ese caso.. ¿Por qué no le pide a su padre un entrenador?

Mi Pequeño Príncipe ; ℌ𝔬𝔭𝔢𝔳Donde viven las historias. Descúbrelo ahora