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«afuera la noche está muy fría»

Milan.

Me hago un rodete mientras voy llegando al resta de mi tío, estaba llegando más que tarde por andar con mi novio pelotudeando.

Detalles irrelevantes sobre mi relación un tanto tóxica con Joaco.

- ¡Ya llegue! - aviso y marco para después ponerme la camisa blanca.

- ¡Dale que tenes que ir al mostrador, Sabrina falto! - avisa mi tía.

Mis dos tíos habían abierto este hermoso lugar con esfuerzo, construyeron un buen prestigio y era uno de los mejores restaurantes italianos de buenos aires.

Acomodo un poco mi pelo, me coloco brillo labial y salgo de la cocina para ir al mostrador.

Me senté en la banqueta mientras sonreía a cada uno que entraba y pedía lo que quería.

De un momento a otro se había llenado, más de lo usual.

Me puse a dibujar en una de las últimas hojas de la libreta pero después paso el lápiz por mí rodete, dejándolo incrustado.

- ¡Cállate Leito! - gritan mientras la campanilla de la entrada suena.

Me acomodo presentable en la banqueta y les sonrió al grupo de chicos que entró.

- Hola soy Tobías Druetta y tenía una mesa reservada - dice un chico rubio.

- Déjame revisar - pido mientras volvía a las hojas del principio, encontrando en casi penúltimo lugar su nombre - Si Tobías, tu mesa es la seis pero lo que no concordaron fue el lugar, ¿quieren el segundo piso o acá en el primero?

Levanto mi vista encontrándome con cuatro pares de ojos mirándome.

- ¿Acá abajo? - pregunta el rubio, los demás asienten haciéndose los boludos - acá abajo.

- Listo - empiezo a palpar mis bolsillos y no encuentro la lapicera - Tenés que firmar la reserva pero no encuentro la lapicera así que...

Uno de sus amigos se acerca y coloca su mano en el rodete sacando la lapicera que por despistada me había olvidado que estaba ahí.

- Que boluda, gracias... - le paso la lapicera a Tobías para dar vuelta la libreta y que firme.

- Valentín - dice el castaño claro.

- Gracias Valentín - sonreímos y miro a Tobías el cual termino - Bueno, la mesa está acá al costado del mostrador, del lado del ventanal, ¿quieren ir a sentarse y cuando estén decididos me llaman?, mientras Laura les lleva algo para tomar.

- Dale, que nos lleve dos vinos de la estancia Mendoza - pide un pibe con pelo oscuro, asiento anotando - ¿Cual es tu nombre?

- Milán.

- Gracias Milán, soy Tadeo y el es el hermano de tobo, Martin - les sonrió y ellos se van a sentar.

Laura me guiña un ojo y les lleva el vino con una hielera.

Sigo atendiendo hasta que ellos me llaman, piden canelones con salsa.

Cuando ya estamos por cerrar, ellos vienen a pagar y veo que Valentín me mira.

Se estaban llendo pero él se pega la vuelta y me sonríe.

- A los chicos les caiste bien, ¿Te pinta ir a ranchear por la plaza o a una choperia cerca? - pregunta sin más

Miro el reloj para después mirarlo a el.

- Si esperan diez minutos que junte lo de su mesa y me saque la ropa de trabajo, voy pero si no tienen ganas de esperar, vayan y les pasó mi número para otra ocasión - explicó.

- No tenemos apuro, te esperamos afuera y lo del número también lo queremos - reímos y asiento.

Ellos salen del local y yo termino de juntar todo.

Cuando entro a la cocina mi tía con Laura me miran expectantes.

- ¿Que les pasa par de locas? - pregunto mirandolas raro.

- ¡Ese es tu Bambini! - grita efusiva mi tía sacando su lado italiano.

Rio negando, me cambio y salgo por atrás para después de dar la vuelta encontrarme con los chicos.

Ellos vuelven a sonreirme y vamos a una choperia a tomar unos lisos.

Desde el comienzo × wosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora