07.

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Luego de una caminata de aproximadamente quince minutos finalmente llegó a la dirección que Jisung le había pasado, sus ojos se abrieron más de lo normal al ver la casa que estaba justo frente a él. Hasta el más mínimo detalle del exterior se veía costoso, Mark de verdad no mentía sobre el dinero que poseía su madre y le fue inevitable no pensar a que se dedicaría aquella mujer.

Tomó su celular para marcar al menor y en menos de dos minutos este se encontraba abriendo la puerta principal, Donghyuck se acercó para saludarlo y luego de aquello se adentró al gran lugar mirando todo con cierta curiosidad; había veces en las cuales veía estas grandes casas desde el exterior y tenía un poco de intriga por ver dentro, aunque claro que en estos momentos era lo que menos le importaba al recordar el porque estaba ahí, por lo cual se giró para mirar al rubio y habló.

— ¿Y Mark? —

— En su habitación, no ha salido desde ayer.

— ¿Crees que me abrirá? — Alzó una ceja un tanto inseguro, tampoco tenían la confianza suficiente para estar seguro de así sería.

— Estoy seguro que sí, ¿no escuchaste lo que te dije por teléfono? Te va abrir, tranquilo. — Jisung le dedicó una sonrisa tranquilizadora y señaló con su cabeza las escaleras que llevaban a las habitaciones. — Segunda puerta a la izquierda.

Haechan asintió caminando hacía allí y subió con rapidez los escalones; observó el amplio pasillo lleno de puertas con una linda vista desde un gran ventanal, buscó con su mirada la puerta correcta que Jisung le había dicho y se acercó a esta misma cuando logró localizarla.

Luego de unos segundos, en los cuales quizás se arregló un poco el cabello, tocó la madera de forma leve escuchando cierto movimiento después de eso.

— ¿Qué pasa ahora, Jisung? — Un murmullo somnoliento se hizo escuchar desde la otra habitación, el menor tragó saliva pensando que lo había despertado y movió sus labios para hablar.

— ¿Tengo voz de Jisung? No creo que tu hermano tenga esta voz tan masculina como la mía.

— ¿Hyuck..? — El tono del mayor pareció sorprendido y el nombrado sonrío levemente ante eso.

— No, Obama, ahora abreme la puerta si no quieres que alguien de mi gente te la tire abajo. — Una risa desanimada fue lo que logró escuchar y luego unos largos segundos de silencio, justo cuando iba a volver hablar el mayor se adelantó.

— No estoy en mis mejores condiciones para recibirte.

— Lo sé pero, ¿eso que importa? Vine aquí para animarte y pasar tiempo contigo, no para juzgarte, Mark. — Explicó tratando de convencerlo pero el silencio que llegó a continuación le hizo saber que no lo había conseguido, soltó un suspiro pensando en que más podía decirle pero el sonido de una traba siendo sacada lo sacó de su pequeña burbujas de pensamientos; la puerta fue abierta revelando al muchacho con cara somnolienta, ojeras, despeinado y con su ropa manchada de algún líquido. — ¿Son formas de recibir a Obama?

— Haechan...— Murmuró sin muchos ánimos para reír o regalarle una sonrisa, el dolor de cabeza lo estaba matando y tampoco se encontraba muy bien emocionalmente.

— Nada de "Hiichin" ahora déjame pasar que tenemos una cita y tú ni siquiera te preparaste. — Exclamó entrando a la habitación sin permiso alguno, solía ser confianzudo la mayoría del tiempo pero no le molestaba serlo y a Mark parecía importarle muy poco. — ¿Es la habitación de un adolescente o la cueva de un oso? — Preguntó observando lo desordenado y oscuro que se encontraba el lugar, se acercó a las grandes ventanas y abrió las cortinas de estas mismas dejando pasar el fuerte sol; los quejidos del más alto no tardaron en hacerse escuchar y el menor volteó para verlo con una sonrisa. — Me confundí, es la cueva de un vampiro.

therapy - markhyuck Donde viven las historias. Descúbrelo ahora