Besos de Mermelada » Min Yoongi [Completa] ✔️

Capítulo 40 🖤

Divorcio

***

Cuando papá dijo que no podría ir por nosotros y que tomáramos el autobús, no pensé que sería precisamente porque se quedaría en casa discutiendo con mamá. Apenas Jongsu y yo nos paramos frente a la puerta de la casa se pueden escuchar sus gritos —en especial los de mamá—. Está histérica.

Tomo valor y entro de a poco, aunque no quiero hacerlo; prefiero solo irme y evitar tener que escuchar todo esto, pero no ganaría nada, y mucho menos me atrevería a dejar a Jongsu solo.

—¡No me interesa si es el hijo de ella, del fiscal o del mismísimo presidente; Seonmi no va a andar con nadie ni mucho menos con él! No ahora cuando todavía no acaba el colegio.

Papá se talla el rostro con las manos, en un intento de calmarse y bajar su enojo. Se ha dado cuenta que estamos observando todo, y que de por si estamos muy asustados.

Veo en la mesita del centro algunos papeles, que claramente sé que son de divorcio. En ese momento siento como si un hueco de miedo y tristeza se abriera en mi pecho, y lo único que puedo hacer es soportarlo para no hacerlo peor.

—¿Te das cuenta de lo que dices? —pregunta él—. Te has tomado la libertad de decir lo que quieres y ni siquiera te das la tarea de conocerlo primero. ¿Cómo esperas que te agrade si ni te tomas un momento para conocerlo?

—Estás loco si piensas que voy a consentir eso.

—¡Por Dios, si aquí tú eres la loca! —replica. Suena como si estuviera por perder la paciencia.

—¡Sabías muy bien que no consiento esa clase de cosas! ¡¿Sabes cuánta distracción puede traer todo eso?! ¡Jamás debí dejar que te los llevarás!

—¡Sabes muy bien que están bien conmigo! —Se acerca a ella, le advierte con el índice y continúa gruñendo—: Así que no digas lo contrario.

—Seonmi, Jongsu, se vienen conmigo —nos dice, lanzádole una mirada desafiante a papá—; ya fue suficiente de tanto recreo.

Hace el amago de acercarsenos y agarrar primero la muñeca de Jongsu, no obstante, nos negamos y corremos atrás de papá.

—No me quiero ir contigo —menciona mi hermanito, sollozando.

—¿Siempre va a ser así contigo? —cuestiono entre lágrimas; todas ruedan con rapidez por mi rostro—. Lo que en realidad temes es que tan tonta puedo ser como para bajar mis notas por la distracción de alguien. ¡No soy tonta, dejen de decirlo! ¡Tengo perfectamente los pies puestos en la tierra! ¡Lo único que te importa es lo que tengas que decirle a tus amigas después de cada parcial! ¡Entonces voy a sacar lo más bajo posible para que dejes de usarme! —Elevo más la voz, hasta el punto de quebrarme en llanto.

Mamá traga saliva, simulando su estado de sorpresa.

—Jongsu, Seonmi; por favor...

—Mejor ya vete y no lo hagas más difícil para ellos. —La interrumpe papá.

Le da la última mirada molesta a él, agarra de mala gana los papeles que están sobre la mesita y dice:

—Iré a tu maldita citación, pero no dejaré las cosas así. —Se va azotando la puerta.

La gran tensión desaparece poco a poco al pasar los segundos. Puedo soltar todo el aire reprimido en el pecho. Caigo en cuenta que papá nos rodea a cada uno con sus brazos.

—No me quiero ir, papá —murmura el menor, llorando. Sus brazos abrazan con fuerza el costado de papá.

—Claro que no. Eso no va a suceder. Tu mamá solo dice eso porque se tarda en entender las cosas. Y Seonmi, hija, no eres tonta, y no dejes de ser lo que eres para desafiar a alguien. Al final tus esfuerzos serán beneficiosos para ti, para nadie más.