Día 2: Jungkook quiere una noona.

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Os recomiendo leer el capítulo con Autumn Leaves en bucle:)

Cuando el despertador sonó a las seis y media de la mañana, Jungkook quiso matar a Maggie.

Tal y como prometieron (más o menos), media hora después decidieron volver a casa. El problema estaba, en que la casa de Jungkook estaba bastante más lejos. No obstante, Hoseok que era el que más cerca vivía de él, sugirió que se fueran en taxi, pero aún con esas, no llegó a su casa antes de las dos.

Jungkook se levantó, y comenzó con su rutina mañanera. Se puso las zapatillas y mientras se arrastraba a la cocina para prepararse un café bien cargado, se frotaba los ojos con la mano en un intento de despejarse.

Cuando llegó allí, Tony le recibió dando una vuelta a su alrededor, demandando atención y comida.

—Buenos días Tony. —Murmuró con voz quebrada. Cogió el pienso y le rellenó el bol. Como consecuencia, el perro se acercó con la lengua fuera metiendo el hocico en la comida. Jungkook le acarició la cabeza. —Buen chico.

El café terminó de hacerse y Jungkook se sirvió una buena taza. Como parte de su rutina, se quemó al coger la taza, maldijo un par de veces y después se sentó refunfuñando para pensar un poco acerca del día que le deparaba.

La cafetería abría a las ocho y media, pero cuando le tocaba el turno de mañana, tenía que estar allí media hora antes para ir preparando todo. Desde donde él vivía, se tardaba unos cuarenta y cinco minutos en llegar en bicicleta; veinte minutos-media hora si decidía coger el transporte público. El asunto estaba en que a Jungkook le gustaba mantenerse en forma, y debido a los estudios y el trabajo no podía permitirse ir a un gimnasio, así que lo sustituía por la bicicleta.

Era un pequeño sacrificio a cambio de mantenerse sano y en forma.

Para cuando se terminó el café ya entraba una tenue luz por la ventana. Lo cierto era que no había tardado más de diez minutos, pero al ser verano, había más horas de luz.

Se dirigió al cuarto de baño para darse una ducha reparadora. Cuando salió se sintió como si hubiera resucitado; se paró ante el espejo y con una mano limpió el vaho que había provocado su ducha.

Una vez se había lavado los dientes, fue hacia su armario para escoger la ropa con la que tendría que ir a trabajar. Unos vaqueros negros y una simple camisa blanca; se miró al espejo para darse el visto bueno, y agarrando una pequeña mochila donde guardaba algunas cosas, salió disparado por la puerta.

Antes de eso, se acercó a la vecina de al lado, la señora Choi, una anciana viuda cuyos hijos y nietos vivían demasiado lejos como para prestarle suficiente atención, y le dejó al cuidado de Tony. La mujer le deseo un buen día y con una breve reverencia, Jungkook se retiró.

Fue entonces cuando se percató de que alguien le esperaba enfrente de su casa. A Jungkook le dio un vuelco al corazón al descubrir a Maggie.

Si hubiera apostado, habría perdido humillado.

—¡Al fin! —Exclamó Maggie, quien estaba apoyada en su propia bicicleta. —Llevo quince minutos esperándote, me estaba quedando helada, y eso que me he traído la chaqueta.

—Creía que no vendrías. —Confesó él, acercándose a Maggie. Ella frunció el ceño claramente irritada.

—Yo cumplo mis promesas Jungkook. —Su respuesta fue categórica, así que Jungkook no pudo evitar esbozar una pequeña sonrisa.

—Lo tendré en cuenta de ahora en adelante. —Pasó la pierna por encima de la bici y dieron comienzo a su camino. —Por cierto, ¿a qué hora te has despertado?

Todos los veranos llevan a Seúl || btsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora