La historia de Park Jimin, Hwang Hana y Olivia Geller empieza con la historia de sus propias madres. Amigos desde la infancia, la vida va construyendo caminos diferentes para cada uno de ellos, pero todos acaban convergiendo en los veranos de Seúl...
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part one: "i'm dreaming"
Jueves 21 de Diciembre, 2017
Sería razonable pensar, que el plan de cualquier joven en sus veintes tras recibir las vacaciones de navidad sería salir con sus amigos y beber hasta que el alcohol le haga perder la conciencia, pero no para Hana. Sin embargo, su plan contenía el factor más importante: los amigos.
Eran las ocho de la tarde, el sol había desaparecido por completo y el frío y la humedad que venían del río, calaba en los huesos. Hana se despidió de sus compañeros de la universidad y se ajustó la bufanda color mostaza para después salir corriendo en dirección al coche. En aquella época del año, sacar las manos de los bolsillos de la chaqueta y sin guantes suponía un suicidio en cualquier situación, pero si no quería ser criogenizada, tenía que correr el riesgo. Rápidamente y sin pensarlo demasiado, abrió el coche y se metió por la parte del asiento conductor.
—Wow, madre de Dios, ¿desde cuando estoy en Siberia? —Dijo para sí la joven frotándose las manos.
Lo primero que hizo al entrar en el coche fue encender la calefacción y conectar el bluethooth para poner el álbum de Michael Bublé (imprescindible en aquella época del año), para después quitarse el abrigo y la bufanda dejándola en el asiento copiloto junto con su bolso. Por último y ajustando todo lo que necesitaba, introdujo el contacto y salió de los aparcamientos al ritmo de "It's Beginning to Look a Lot like Christmas".
Al cabo de unos veinte minutos (y por culpa del denso tráfico), llegó a su hogar dulce hogar. Cogiendo sus cosas, salió del coche y con manos torpes consiguió abrir la puerta de la casa.
—¡Ya estoy en casa! —Exclamó al dar el primer paso dentro, siendo recibida por el calor de la calefacción, la chimenea del salón, las luces de la decoración y el dulce olor de los horneados.
—Sí, nos hemos dado cuenta. —Comentó Jimin asomando su cabeza rubia por la entrada. —He estado apunto de abrir la puerta yo, se ve que tenías complicaciones.
—Cállate y ayúdame. —A pesar de sus palabras, la sonrisa de Hana iluminó su mirada y Jimin rápidamente le asistió para colgar sus cosas en el perchero de la entrada. Unos minutos después, dejaban el recibidor para entrar en el salón.
Allí estaban todos: Maggie, Jungkook, Hoseok y por supuesto, Jimin que entraba junto a ella.
—Bienvenida. —Le sonrió su hermana, quien estaba sentada sobre la alfombra con cartas en su mano. Tenía el cabello recogido en una coleta y llevaba el jersey navideño que le había regalado las navidades anteriores. Hoseok y Jungkook se levantaron para recibirla. —Te has perdido la tarde de horneado. —Le informó soltando sus cartas sobre la mesa.
Jungkook que estaba más cerca, fue el primero en abrazarle, rodeándole por completo hasta hacerla desaparecer entre sus brazos (aún le costaba acostumbrarse al gran cambio físico que había dado su amigo en apenas un año).
