Casada a los 17 • Paulo Londra.

21💎. Ignacio.

Me reincorpore en la cama y refriego mis ojos, me explotaba la cabeza. Mire al lado mío y al encontrarme a Paulo durmiendo me sobresalte y me senté a un lado de la cama tapando mi cara.

Pero al ver que estaba con mi ropa y Paulo con el suyo me alivie un poco, me fije la hora y al ver las 10 de la mañana me levante del todo y fui al baño casi corriendo, mis hijas deben de extrañarme como yo a ellas.

Cuando me lave la cara, porque no pensaba bañarme acá, salí para agarrar mis cosas. Me encontré con Paulo con todas sus cosas.

—Buenos días. —escuche que dijo cuando agarre mi celular. Solo asentí aceptando sus buenos días. —¿Nunca das los buenos días? —agrega con una sonrisa dudosa.

—Si, pero estoy apurada. —respondí poniéndome mis botas, sentí como se levanto y se acerco al frente mio.

—¿Por? —preguntó, suspire al terminar de arreglarme toda.

—Tengo que ir con mis hijas Paulo. —respondí, se me estaba haciendo un poco denso.

—Bueno, te acompaño. —sugirió, cuando iba a negar pensé en que iba a llegar más rápido si nos íbamos a su auto, asique asenti sonriendo. —Vamo' entonces. —me sonríe, me mordi el labio inferior y salí con él atrás mio.

—En la casa de mis padres... Ya sabes... —comente tímida, pasaron mucho tiempo y, siento que la confianza se fue un poco.

—¿Cómo andan las nenas? —preguntó para romper el silencio. Sonreí ante las hermosuras.

—Bien, son re inquietas. —respondí y no sabía que más decir.

—Te acordás cuando planeabamos tener gemelas... —recordó y lo miré disimuladamente, tenía los ojos con un brillo diferente en estos.

—Si... —solo respondí eso, me miro y estaciono.

—_____.... No quiero que la confianza se pierda. —susurro agarrando mis manos, esa sensación que me hacia sentir casi y no las sentía.

—Paulo, ya es tarde... No se, no es lo mismo que antes—aparte mi mano, sentía que me presionaba mucho y no me sentía anímicamente bien para empezar una "amistad" o algo así con él.

—Perdón... Por todo, por engañarte, no se... Por todo. —se disculpo mirándome en súplica.

—Te perdono, —digo sonreído. —¿Amigos? —propuse, y aunque quisiera que fuéramos más que eso, no podíamos, esta casado y no me gusta meterme en eso.

—Amigos. —respondió tratando de sonar seguro.

Nos bajamos del auto y fuimos donde estaban mis padres junto a mis nenas, les di un beso en la mejilla y las abrace.

—Gracias por cuidarlas. —agradecí a mis padres quienes me miraban dulce. Saludaron a Paulo y respondieron;

—Denada, traelos más seguido.—dijo mi papá mirando a las nenas, hasta posar su vista a mi—Supongo que ya te quedas viviendo acá ¿no? —agregó, asentí ante la atenta mirada de los 3 mayores.

—Si... —respondí y pude ver que a Paulo la sonrisa se le agrandaba más.

Seguimos hablando hasta que tocaron la puerta, mi mamá se levantó y fue a abrir.

—Hija... —escuche a mis espaldas, y antes de poder mirar atrás pude ver a Paulo mirando mal y mi padre raro.

—_____..... —escuche su voz y fue ahí donde me di la vuelta para mirarlo, Ignacio se encontraba parado en la entrada de la sala.

Y no sabía donde meterme, y teniendo a los dos acá no me resultaba nada fácil.

Completamente no podía ser feliz un momento.

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uuh, se les junto el mini ganado, ah.

voten mucho jeje.

PASEN POR MI NUEVA NOVELA QUE LA VAN A ENCONTRAR EN MI BIOGRAFÍA REBELDÍA(DE PAULOIDE OBVEO).