30💎. Persecución.

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Me desperté alarmada sin sentir a las dos nenas, mire a mi alrededor y me di cuenta de que no estaba en el mismo lugar, eso hizo que me altere, ¿Las nenas? ¿Dónde se supone que estoy?.

—Yo no quiero seguir con esto... —escuche unos murmullos, venía de Ignacio. Frunci el entrecejo.

—Pues es tarde para que te arrepientas—le reprochó una mujer, todavía no distinguía si era de Micaela o Melisa. —. Ahora, si no querés podes irte, pero la culpa va a caer encima tuyo, ¿por qué desapareciste? —pregunta irónicamente, me aparto de la puerta una vez que los escucho cerca.

Cuando abren me encuentro fon Melisa y él, quien tenía unas ojeras muy grandes.

—¿Qué me van a hacer? —pregunte retrocediendo. Vi como ella sacaba una navaja, mis ojos se abrieron como platos y por inercia retrocedo más.

—La policía nos están buscando, si no querés que nos encuentren y que tus hijitas paguen por eso, ¡Seguinos! —gritó agarrandome de la nuca. Solté un jadeo al, sentir como me empujaba fuera de la habitación, al no levantarme me da una patada.

—¡Para! —suplico. Y me acuerdo de que es la persona más enferma. —Cu-cuando te encuentren te van a refundir en la cárcel. —solté con rabia, ella soltó una carcajada y soltó por mi cuello, quedando encima mío, apoyo la navaja en mi cuello y presionó.

—¿Te acuerdas de Isabel? —preguntó con una voz que erizo toda mi piel —. Si no querés terminar como ella, mejor hace caso y cerra la boca. —se levantó y con la mirada le dijo a Ignacio que me levante, el cual tenía la mirada perdida en un abismo.

Solté un suspiro cuando me soltó para agarrar mis manos y esposarme. Me llevaron a un camioneta color negro, los vidrios eran del mismo color consiguiendo que no se pueda ver nada.

—¿Dónde están las nenas? —pregunto con voz pasiva. Ella me miró con una cara de desquiciada, lo último que sentí fue un fuerte golpe en la cabeza. Lo último que escuche fue.

—¡Allá vienen! —y como acelerarón.

Paulo:

(minutos, casi horas antes).

—La policía no me dejo ir con ellos, asique necesito que ustedes me sigan... —pedí, hablar con ellos ayer no los dejo convencidos.

Los mire a todos.

—¡Es su amiga, mierda! —solté decepcionado, no puede ser que no estén en estos momentos.

—Yo voy. —habló Tiziana, sabía la amistad fuerte que tenían. Sonreí a su dirección. Mire a los otros.

—Yo también. Ya fue. —esta vez fue MauroM. El otro Mauro estaba pálido, saber que tu hermana puede estar implicada en esto es horrible.

—Y-yo también. —habló él, temblando.

—¿Seguro? —pregunte, asintió. Los demás solo se quedaron, solo necesitaba a 3 personas. Salimos los 4 y nos subimos al auto.

—¿No nos va a decir nada la yuta? —preguntó Lit sacando una barra de chocolate, negué y lo mire con el entrecejo fruncido al igual que los otros dos. —¿Qué? —preguntó masticando, solo apartamos la vista con gesto de que no era nada.

—Una vez que estemos halla, no nos va a decir nada. —solté y un mal presentimiento vino en mi cabeza.

Mi pecho se estrujo y empecé a sentir una gota de sudor frío.

Ignore completamente eso, cuando llegamos a la comisaría nos avisaron que ya habían salido de ahí. Pero yo sabía, escuche, donde iban a ir. Finalmente nos fuimos a toda prisa.

Al ver a los cuatro patrullas yendo a toda velocidad sentí que algo malo sucedía, algo muy malo.

👰👰👰

Cuando íbamos llegando a una cabaña una camioneta negra salió disparada, dos patrulla quedó en el lugar, mientras que yo iba detrás de los otros. Pude ver a Ignacio asomar su cabeza junto a un arma de fuego. Disparó sin necesidad y puntería.

Fue ahí cuando vi algo, o mejor bien, alguien caer en seco de la camioneta, pare haciendo rechinar mis ruedas, sabia que los policías no podían parar en medio de una persecución.

Al ver a la persona que era, sentí mi mundo caer a añicos.




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-5 :(.

Casada a los 17 • Paulo Londra.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora