Capítulo 29

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[Pasado]

—¡Vaya! Parece que con esto, el juez no tendrá ninguna duda sobre la culpabilidad de esos bandidos. Todo se reduce a un crimen por celos. ¡Ay, Dios mío! —suspiró el clérigo. La abuela miró con preocupación la nota—. Por cierto, ¿quién es Kyuhyuna?

Kyuhyun irrumpió en la casa exhausto. Elena había corrido a buscarlo y él había volado al enterarse. Casi en el instante en que Elena le avisaba, él salía corriendo como si su vida le fuera en ello, por lo que llegó a Molinosviejos en unos minutos.

Abrazó a la abuela deshecho en lágrimas. Ella lo besó tiernamente y luego, acariciándolo, le dijo:

—Sube, hijo, RyeoWook te necesita.

Pasó por delante del párroco y subió hasta el dormitorio. Kyuhyun llamó a la puerta dos veces, suavemente. No hacía ni dos minutos que el sueño inducido artificialmente me había atrapado por fin. Pero algo dentro de mí permanecía atento, y de alguna manera fui consciente de que llamaban a la puerta. No contesté, no podía y además no quería que me molestasen, quería estar solo, y morirme. Insistió. Un rayo de luz iluminó mi pensamiento, quizás fuera él...

—Adelante... —murmuré.

Abrió. La luz del pasillo bañó la estancia, y su silueta ocupó el lugar de la puerta. Era él. Cerró tras de sí y se acercó al lecho. Alargué los brazos y me agarré a su cuerpo tirando de él hasta abrazarlo con todas mis fuerzas. Kyuhyun me rodeó y entonces, brevemente como un suspiro, sentí un poco de seguridad.

—Lo siento, RyeoWook... —llegó a decir.

—Kyu....Kyuhyun —musité—, sácame de aquí...

—¿Estás seguro? —dijo sin dejar de llorar—. Quizá la Guardia Civil te nece...

—Sácame, Kyuhyun... te lo ruego. No puedo seguir aquí. Me harán preguntas... —le pedí sin dejar de abrazarlo—. El molino, llévame al molino...

—¿Qué está pasando aquí? —inquirió el párroco a la abuela. Estaban en el salón. La abuela se había sentado en el sillón del abuelo Francisco y el párroco paseaba por la habitación. Sostenía la nota en la mano, y fruncía el entrecejo.

—Dios es Amor, ¿no?

—Por supuesto.

—Pues si dos personas se aman, entonces honran a Dios, ¿no cree usted?

—Claro, claro... —titubeó él sin vislumbrar adonde quería llevarlo la abuela.

Unos pasos crujieron en la escalera. El párroco se asomó al recibidor atraído por el ruido. Kyuhyun bajaba las escaleras llevándome en brazos. Al alcanzar la planta baja, me puso en pie.

—¿Qué ocurre? ¿A donde van? —interrogó el párroco con reminiscencias del poder de antaño, y que aún conservaba en gran medida. La abuela apareció por detrás. Era más consciente que nunca del peligro que estábamos corriendo.

—Me llevo a RyeoWook, necesita salir de aquí.

Me aferré al cuello de Kyuhyun, me fallaban las piernas.

—Primero me tienen que aclarar esto. Creo que esta nota es una prueba que la Justicia tendrá que tener en cuenta —dijo el párroco mostrándole la nota a Kyuhyun—. Soy testigo ocular del crimen y necesito saber qué embrollo es este.

—¡¡Hijos de puta!! ¡¡Malditos!! — exclamó el joven al comprender qué había ocurrido—. ¡¡Cabrones!! ¡¡Cómo han podido!! —La impotencia lo desbordaba.

El reencuentro con su pasado [Adaptada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora