Cold ⇒ Park JiMin.

23

— En mi defensa debo de decir, que realmente te extrañe.

— No puedes contenerte ni un poco, ¿verdad?

— No, cuando se trata de ti es imposible.

Ustedes saben y yo sé que no estoy mintiendo.

Con risas de por medio, me empuja levemente para que me separe de ella.

— Vamos, que me muero de hambre.

En el camino a quien sabe dónde, yo solo estoy manejando, ella dijo que decidiera yo a donde ir.

¿Tal vez al centro comercial?, necesito comprarme algunas camisetas y ahí mismo podemos comprar algo para comer, sí, creo que es buena idea, tal vez llegar al cine también.

— ¿Hoy no pones música?

— No, quiero escuchar tu voz sin ella de por medio.

¿Cómo debo de tomarme eso?, mi corazón saldrá muy afectado por este día.

— ¿Y a dónde vamos?

— Al centro comercial.

— ¿Y de ahí?

— Podemos ir al cine después de comer.

— O a pasear.

— Ya lo veremos en ese momento.

Sentí un pequeño golpecito en mi hombro, por unos milisegundos mire su rostro y en él había una radiante sonrisa.

— Me estas comenzando a entender cada día mas y más, me gusta eso.

Seguimos platicando sobre las cosas que hemos estado haciendo, cosas que en su mayoría ya sabíamos porque mantuvimos el contacto esos días, pero que más daba hablar de ello con lujo de detalla, también hubo un momento donde se burló de mi porque le confesé que nunca me había saltado una clase en mi vida y que a pesar de que estaba determinado por saltarme esa clase solo por verla, en cierta parte de mi le dio miedo como también algo de arrepentimiento.

Me hace falta arriesgarme un poco más.

Las veces que hemos salido juntos, nunca nos hemos tomado de la mano, nunca me he atrevido y supongo que por su parte nunca lo hará, pero hoy después de me ayudara a comprar las camisetas, no sin antes haber comido porque no dejaría que mi reina se muriera de hambre como lo describió ella, también debo de agregar que tiene un muy buen sentido de la moda.

Obviamente lo he notado.

Pero a lo que iba, después de ese acontecimiento, tome su mano, sentí que se impresiono, por un momento pensé que iba a rechazar mi toque, sin embargo ella reafirma el agarre de nuestras manos.

Fue un gran alivio para mí.

— ¡JiMin!

Ese grito me sobresalto, vi detrás de mí y YoungMi se acerca a mí.

— YoungMi, ¿Qué pasa?

Literalmente hace menos de 4 horas que la vi en clases, me sorprendió verla sin el psicópata de su novio ir detrás de ella y matándome con la mirada.

— Al salir de la clase de Mecánica, TaeHyung y tú salieron disparados, pero olvidaste tu libreta, tenía pensado regresártela en la cafetería pero de casualidad te vi aquí.

Inconscientemente suelto la mano de MiSuk para tomar la libreta.

— Muchas gracias YoungMi, me has salvado, tenía pensado dar un repaso este fin de semana, ya vez que el tema de ahora fue difícil, me salvaste de no tener nada.

— No pasa nada, oh lo siento.

Al parecer hasta ahorita noto la presencia de MiSuk.

Que no sé si es mi imaginación pero siento que l se volvieron por completo neutras.

— Mucho gusto, soy YoungMi, compañera de trabajo y clases de JiMin.

— MiSuk, SU novia.

Enfatizo mucho la palabra "su", pero yo como buen enamorado, en vez de preocuparme por ello, me sentí bien.

— Oye.

Se dirigió a mí y tomo mi mano.

— ¿Si?

— No es por grosera, pero se está haciendo tarde.

Ese era un claro vámonos.

— Disculpen por interrumpirlos, nos vemos en la cafetería JiMin.

— Adiós y gracias una vez más.

Puedo notar que su rostro sigue con la misma expresión.

— ¿Qué fue eso?

Me ve con una ceja alzada.

— No sé de qué me hablas.

— ¿No te cayó bien YoungMi?

— Bueno, no es eso realmente, aun no me acostumbro a que robes la atención de muchas mujeres, es la primera vez que tengo un novio tan guapo.

— Pero tiene novio.

— A algunas chicas les da igual hasta que tengan hijos, JiMin.

Comenzó a avanzar sin mí.

¿Acaso esta celosa?

Vamos, y ella dice que de tierna no tiene nada, eso fue tan evidente.

En estos momentos puedo a escuchar a NamJoon-hyung decir que parezco chica enamorada por el suspiro que acaba de salir de mí.

Fui detrás de ella y la abrace por la espalda, mientras de maldecía porque la había asustado, yo solo podía reír.

De verdad no quiero que esto acabe nunca.