Prólogo

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Sentada frente a un espejo observaba mi cuerpo desnudo, está sensación de excitación tras verme desnuda, era el éxtasis.

Abrí las piernas y bajé la mirada, aún tras llevar ropa de encaje podía ver mi rosada vulva, sonreí, en una rápido movimiento la hice a un lado, con movimientos circulares empecé a frotar mi clítoris.

Las sensaciones que sentía, el calor que subía, el temblor de mis piernas, solo indicaban que el orgasmo no tardaría en llegar. Terminé de sacar mi encaje, froté con más prisa, con mi otra mano libre, empecé a jugar con mis pezones erectos, introduje mi dedo,  y gemi.

El placer me estaba consumiendo, de ser gemidos silenciosos pasaron hacer gritos y palabras obscenas, saque el dedo mojado y lo chupe, me introduje tres dedos, y el movimiento aceleró, mi orgasmo esta cerca, la presión en mi vulva era incontrolable, grité y un chorro me terminó de mojar mis largas piernas.

Cerré los ojos, intentando buscar mi respiración, miré abajo todo el suelo estaba mojado, mis piernas, mi encaje, la silla, todo era un charco, suspiré, al menos en este pequeño cuarto podía encontrarme conmigo misma.

—. Siempre es un placer volver a verte—. Me dije, subo la mirada al espejo, aún sin vestirme, comienzo a observar las dos cicatrices que suben por mi cintura y terminan atrás de mi oreja, que ahora yacen cubiertas por un gran tatuaje de ráfagas de fuego.

Subo mis panties, acomodó mi brasier, tomo un viejo trapo y limpio el suelo. Busco mi pantalón ajustado, y mi camisa manga larga gris, acomodó mis lentes, suelto mi cabello, salgo por un pasillo estrechó, apagó la luz, antes de cerrar la puerta. Camino rápidamente para subir a mí automóvil y conducir a Dreams.

LÍNEA DE FUEGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora