7-(Abdenego)

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—¿Aquí?

—Sí, aquí.

—¡Estás loco!, nos pueden ver.

—No nos ven, está lloviendo muy fuerte.

—... No cambias ¿verdad cabrón?

—Shhh, guarda silencio que nos pueden
oír — dijo riéndose.

—Hijo de...

—Shhh... cállate, mejor mira:

—...

—¿Te gusta? —le dijo marcándolo con el
pantalón.

Ella asintió. —Ven, dame tu mano.

Ella lo hizo. —¡Joder, está enorme!

Desabrochó el cinto y el botón,
tomó de su mano y la metió dentro. —...

—Pero bueno, tienes razón, mejor vámonos.
—... Sácalo.

—... ¿Qué?

—¡Sácalo!

—Pero dijiste que... Y ella con sus pequeñas manos lo liberó.
Salió botando.
Disparado. —...

—Dame tus pantis.

Ella asintió,
y obedeció. —Toma cabrón —se las arrojó.

—Parece que más bien está lloviendo
entre tus piernas, míralas.

Y se las mostró,
y las olió,
y las lamió. —Ven.

Y fue.
Él recorrió el asiento hasta atrás,
al igual que el respaldo;
ella no lo soltaba.

Lo colocó en su entrada
moviéndolo un poco de un
lado a otro para que embonara,
una vez dirijido, se sentó muy
lentamente.

Se oía la carne que
se le abría y lo pegajoso que era
hasta que llegó hasta el tope.
Y su cara se  desvanecía en cada
centímetro hundido;
él solo observaba sus gestos. —Ahhh... —susurró una vez todo dentro.

Su cara parecía sufrir. —¿Te duele?
—Ajáá... —asintió.
—¿Quieres salirte?

Ella negó lentamente con la cabeza,
mientras mordía su labio inferior. —Quiero... quiero que me cojas...
¡quiero que me cojas duro, maldito...!

Entonces la pegué de golpe en el asiento trasero y la puse culo arriba, la embestida que le di al principio hizo que mi verga entrará precisa, sus gemidos inundaban mis oídos, sus manos flexionadas y cuello doblado parecía que iba a despedazarla.

—¿Así querías que te cogiera?—Me hice hacia atrás y me la empine de golpe—Dime, quiero que me digas o me detengo—me detuve abruptamente y recibí quejas.

—Por favor..

—¿Por favor qué, amorcito?

—Por favor continua, así quería que me cogieras, solo más rápido..— le pegue una nalgada, y se la clave en el ano, apretó su ano y gemía de dolor o placer no lo sé, se retorcía pero no me pedía parar, metí mis dedos lentamente en su vagina mientras le sacudía el ano, sentía apretado y caliente, mi chorro nos envolvía, mientras mis dedos terminaban mojados.

—Eres una puta

—Y tú un cabrón.

...

Desperté de golpe con una gran erección, no sabía que me pasaba, porque de pronto soñaba con elizabeth. Ella nos dejó, debía olvidarla ya.

Marqué el número de mi hermano jean, necesitaba hablar con él y sacar esto que tengo tiempo guardado en mi corazón. Sí había querido a Eli, si me había enamorado, pero no podía darle una relación estaba hasta el cuello de narcos persiguiendome, en cambio jean estaba limpio.

Me senté en la cama, saque de mi buró una foto que nos tomamos hace 12 años, era tan pequeña e inocente, lo único bonito que pude darle fue su primera vez, y es que no podía, y a cambio debía quitarle todo lo hice y se alejó: que jodido.

Buzón de voz la llamada se cobrará..

Colgué, seguramente debe estar ocupado, esperaba que se comunicará.

LÍNEA DE FUEGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora