¿Os apuntais?

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-¡Mamá! ¿Has visto mi diario?- Eran las cuatro de la tarde, y hacia poco que Amy había vuelto del instituto, de la hora de castigo.
-No- Contestó su madre desde la cocina
-¡No lo encuentro!- Amy buscaba por todos lados, en su mochila, bajo las almohadas, en los cajones de su escritorio... Pero no aparecía, y esto era un problema grave, porque era SU diario, y era SECRETO. Amy estaba empezando a perder la paciencia, porque temía haberlo perdido en el instituto.
-A ver, a ver, a ver...Me lo he llevado al insti, lo he sacado en la hora de castigo... Entonces he escrito y lo he dejado bajo la mesa...- La chica caminaba nerviosa por su habitación, presionando el puente de su nariz intentando recordar.
-Después fui al baño... y luego recogimos y metí todo lo que había bajo la mesa en la mochila- La chica hizo un gesto señalando a su mochila. Por quinta vez, fue a mirar dentro de su mochila, sin éxito.
-No...- Susurró la chica con la voz quebrada, echándose de rodillas al suelo.
-No puedo perder mi diario... esto no puede ser verdad ...- Amy hablaba sola y estaba muy confusa. Se llevó las manos a la cabeza, mientras intentaba por todos los medios intentar recordar que podría haber pasado al diario.

Se levantó y agarró el móvil, abriendo el chat de Aiko-Aiko, por casualidad has visto en mi mochila una libreta rosa con un montón de pegatinas hoy en el insti?- Amy envió el mensaje y apagó el móvil, volviendo a buscar el diario por todos los rin...

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Se levantó y agarró el móvil, abriendo el chat de Aiko
-Aiko, por casualidad has visto en mi mochila una libreta rosa con un montón de pegatinas hoy en el insti?- Amy envió el mensaje y apagó el móvil, volviendo a buscar el diario por todos los rincones de la casa.
Al escuchar una notificación de su móvil, Amy fue corriendo hacia su móvil y revisó el chat de Aiko
-No, lo siento-
-Ha pasado algo?-
-Si, he perdido mi diario secreto... y probablemente mi dignidad también- Escribió Amy desanimada
-De verdad? No te preocupes, lo encontraremos...- Alivió Aiko a su amiga
-Ya estoy preocupada! Aiko, he escrito todo lo que siento en ese diario, imagínate que lo encuentra alguien de clase-
Aiko no respondió y Amy suspiró quejándose, tirándose a la cama
El resto de la tarde, Amy estuvo en el comedor con su madre, desanimada y triste.
-¿Y si se lo ha encontrado algún profesor?- Pensó inquieta la chica mientras abrazaba sus rodillas. Había escrito un borrador de cómo había sido su día en una hoja, para pasarlo al diario cuando lo encontrase.
-¿Cuanto tiempo más pasaré sin mi diario?- Susurró la chica.
-Depende de cuanto te esfuerces en buscarlo- Respondió su madre, quien miraba una revista.
-Pero mamá, he pasado toda la tarde buscando...- Rechistó Amy cansada
-Prueba mañana en el instituto- Amy se quedó callada, metiendo su cabeza entre sus rodillas, abrazándose así misma.
-Espero encontrarlo pronto...- Pensó la chica deprimida.

Alrededor de las diez de la noche, el padre de Amy llegó.
-¡Ya he llegado!- Dijo alegre el hombre, porque siempre había sido muy risueño.
-Hola papá...- Saludó su hija triste.
-Amy, hija ¿que te pasa?- Dijo su padre colocando la chaqueta en la escalera, recibiendo a su mujer, quien se acercaba a él para saludarlo
-Ha perdido su diario secreto y está preocupada por si alguien lo encuentra- Dijo su madre mirándola. Su padre suspiró, y fue a sentarse a su lado.
-¿Sabes? A mi se me perdió la carta de confesión para una chica... ella la encontró y ahora esa chica es tu madre- Amy miró a su padre, quien le miraba sonriendo, su madre se acercó a ellos y sentándose al lado de su marido, le agarró la mano.
Amy le sonrió a sus padres mientras ellos la miraban feliz.
Amy y sus padres pasaron el resto del día juntos, cenaron y hablaron sobre el instituto, de lo que Amy había escrito en el diario, y de donde podría estar... los tres pasaron un rato muy agradable, como siempre.
Al subir a su habitación, Amy suspiró triste y se fue a dormir.
Le costó pegar ojo, pero al final logró dormirse.
A la mañana siguiente, despertó y siguió la rutina de todas las mañanas, solo que un poco desanimada. Amy no era la misma de siempre, y al llegar a clase, sus compañeros lo notaron.
-Amy, ¿te pasa algo?- Preguntó Lucas, mirando a la chica.
-Si, no pasa nada...- Dijo mintiendo, aunque en realidad estaba muy triste.
La mañana transcurría lenta, y aunque Jack había venido, por alguna razón, el chico no le molestaba. Amy asumió que fue por la pelea de ayer y por eso ya no le hablaba, y por eso Amy estaba un poco más tranquila.
A la hora del patio, bajando las escaleras, Micaela, su grupo de amigas y unas cuantas compañeras más se acercaron a Amy y Aiko. Eran casi todas las compañeras de clase.
-Amy, Aiko, ¿Os apuntáis a una fiesta de pijamas?- Amy y Aiko les miraron sorprendidas, asintiendo
-¿Donde la vais a hacer?- Preguntó Amy interesada.
-Todavía no lo sabemos porque somos muchas y nuestras casas son un poco pequeñas para todas...- Respondió Micaela, llevándose la mano a la nuca.
Sky sugirió bajar al patio, donde podían hablarlo más a gusto.
El grupo de chicas bajo las escaleras, mientras Micaela les explicaba a Amy y Aiko sobre el tema.
-¿Y cuando será?- Preguntó Amy,
-Queremos hacerla esta tarde, pero si no podéis podemos mañana...- Dijo Rose.
-Yo si que puedo esta tarde- Dijo Amy levantando la mano. Aiko dijo ella también podía.
-La cosa es donde la hacemos...- Dijo Micaela llevándose una mano a la barbilla, pensativa .
-Si queréis podemos hacerla en mi casa... en mi habitación cabemos todas...- Sugirió Aiko. Ella no había hablado mucho pero cuando lo dijo, todas se entusiasmaron.
-¿De verdad podemos? Ten en cuenta que somos muchas...- Dijo Micaela. Las demás chicas del grupo miraban a Aiko emocionadas y sonrientes.
-Claro, dejarme preguntarle a mi madre- Aiko agarró su móvil y llamó a su madre. Todas la miraban extrañadas, porque hablaba en japonés.

-Dice que si, pero que nos organicemos bien- Sonrió Aiko

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-Dice que si, pero que nos organicemos bien- Sonrió Aiko.
El grupo comenzó a planificar lo que llevaría cada una, y al acabar el patio, todas estaban contentas y felices.
Subieron a clase y había muy buen rollo entre todas. Al terminar el día, Amy fue a casa contenta, tenía ganas de ir a casa de Aiko y de estar en una fiesta de pijamas.

-Jack, ¿Te apetece quedar hoy? Los del grupo han dicho de salir...- Dijo Max mirando a su amigo. Jack pensó en el asco que le daban ahora los chicos de su grupo, porque fueron ellos quienes propusieron el reto de acosar a Amy durante todo el curso. El chico hizo como que no prestaba atención.
-¿Hm?- Contestó Jack, quien estaba con el móvil, pasota.
-Vamos a salir hoy- Dijo insistente el moreno.
-Vale- Respondió Jack aburrido
-¿A que hora paso a por ti?- Max tenía moto y era una ventaja, porque podía ir a todos sitios
-Me da igual- Dijo el contrario volviendo a mirar su móvil. Max quería sacar a Jack de casa, porque pasaba mucho tiempo en su casa y le preocupaba que se sintiese solo.
Su madre se pasaba casi todo el día trabajando, y no pasaba tiempo con su hijo.
-¿A las 8 está bien?- Preguntó Max contento
-Seh- Respondió Jack. Los dos siguieron la caminata hasta sus respectivas casas.
A el chico de pelo gris no le hacía mucha gracia ir con los de su grupo, pero no quiera que Max se sintiera mal, y, ya que estaba... iba a decirles unas cuantas cosas a esos idiotas...

Amy llegó a casa y le comentó a su madre lo que haría esa tarde. A su madre le pareció bien y le ayudó a prepararse. La chica preparó una mochila para la noche, con el pijama, lo que habían acordado para llevar entre todas, una almohada muy blandita y sus zapatillas de estar por casa de conejito, sus favoritas.
Amy se acordó del tema de su diario, pero decidió olvidarse del tema y estar positiva el resto del día.

EL DIARIO DE AMYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora