Una dulce chica llamada Amy es transferida a un nuevo instituto donde conoce a mucha gente interesante. Hace amigos que la apoyan incondicionalmente y enemigos que harán de su estancia allí una agonía constante. El más claro ejemplo es Jack, un estu...
Dos días después de haber despertado Jack, él todavía seguía sin ir al instituto, por orden del doctor. Jack tuvo tiempo de pensar, descansar y recuperarse de la herida en su cabeza. Cada tarde, Max visitaba a su amigo y le decía los deberes que habían mandado, aunque él no los hiciese igualmente...
Una mañana, en la hora de tutoría el profesor anunció algo importante -Atención alumnos, por favor, tengo algo que decir- Todos dejaron de hablar poco a poco, y cuando por fin callaron, el profesor siguió hablando. Amy, Lucas, Aiko y Max estaban juntos, en mesas cercanas y cuando escucharon al profesor, se giraron a verlo -Os voy a entregar una autorización, para una excursión que realizaremos dentro de poco- El profesor entregó a Micaela las autorizaciones, para que ella las entregara mientras él explicaba. Amy agarró el papel y lo observó con asombro, pensando que era su primera excursión con la clase. -Dentro de un mes iremos a un campamento durante una semana, haremos actividades como escalada, tiro con arco, piragüismo, exploraremos cuevas, yincanas y otras cosas...- Amy miró anonadada al profesor y después volvió a mirar su hoja, con la boca abierta. La chica miró a Aiko, y ella le miró con la misma cara. Después miró a Lucas y a Max, ellos estaban emocionados y sorprendidos. Antes de que el profesor pudiese acabar, todos comentaban emocionados entre sí iban a ir. Max miró su papel y pensó en Jack -¿Profesor, puede darme otra, por favor?- El profesor le preguntó si era para Jack y el chico le dijo que si. Amy miró a Max, pensativa. Max metió una de las hojas en su mochila, deseando llegar a casa de Jack y comentarle todo lo que el profesor les había contado. El resto de la clase, todos se centraron en hacer preguntas al profesor sobre la excursión, y hablar sobre ella entre sí. Estaban muy emocionados, Amy incluida. Y al salir, todos hablaban sobre la excursión. Amy esperaba que su madre le dejase ir, y así fue. Cuando llegó a su casa, habló con ella y le dijo todo lo que iban a hacer, entusiasmada. Su madre le dejó y firmó la autorización. Después, su madre fue a buscar su monedero y le entregó el dinero. Amy pasó toda la tarde pensando en el tema y nada más ocupaba su mente.
Jack fue a abrir la puerta, la cual estaba siendo golpeada con mucha frecuencia por Max. -¡Eh! ¡Oye oye! ¿Que te pasa tío? ¿Estás loco?- Max sonreía emocionado e inocente, ignorando el enfado de su amigo. Max enseñó la autorización a su amigo, y él la miró leyéndola relajado. -¿Que es- Antes de que el chico de pelo gris terminase de hablar, Max retiró el papel de su vista y entró en la casa sin que el contrario se lo permitiese. El de pelo gris lo persiguió escaleras arriba, mientras Max reía. El moreno siempre tenía la costumbre de emocionarse con las excursiones, y esto a Jack le parecía cansino. Max se sentó en la silla del escritorio, esperando a Jack, quien subía las escaleras pasota. -¿Podrías no ir tan deprisa, Flash?- Max le dio la autorización a su amigo y este tuvo tiempo de leerla, tumbado en la cama. Cuando terminó, miró al techo, y le preguntó a Max su él iba a ir -Por supuesto- Dijo orgulloso -¿Y Amy?- Preguntó mirándole -No lo sé, creo que también viene, ¿por qué lo dices?- Jack negó con la cabeza, disimulando. -Le daré la autorización al profesor cuando vuelva al insti...- Max sonrió ampliamente y se puso a celebrarlo saltando por la habitación. Estuvieron un rato más juntos, y hablando de la excursión y de lo que harían, y a Jack empezaba a gustarle la idea de ir a un campamento durante siete días. Después, Max se fue a su casa y Jack se quedó tumbado en la cama, pensando. Se acordó de que todavía tenía el diario de Amy en la mesita de noche, así que decidió leer algo más. Pero justo cuando estaba alargando el brazo para cogerlo, llegó un mensaje de Max -No olvides traerte el bañador, vamos a ir a nadar a un lago cercano al campamento- Jack suspiró enfadado, porque no le gustaba bañarse. No es que fuese un guarro y nunca se duchara, era simplemente que no le gustaba enseñar sus cicatrices por ahí, o exponer sus lunares al sol.
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