Capítulo 2 parte 1

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Había sido una noche larga, le había costado subir al árbol, después de dejar la casa del Conde había ido a una casa de prostitutas a curar a una que tenía un feo acceso de pus en la pierna izquierda, cerca de la ingle, se había removido como un gato mojado había tenido que salir con un par de moretones por no hacerle daño. Ahora se tendió en la cama y miró el techo de su habitación un par de segundos antes de deshacerse de la ropa para ponerse su camisón, soltarse el pelo después de haber estado toda la noche con aquella peluca debería haber sido liberador... pero ahora solo podía acordarse de los largos dedos de Mathew colándose entre su pelo. Gruñendo se tiró en la cama y se tapó con las sábanas hasta la cabeza, siempre dormía durante el día, total, nadie se fijaba en ella o en lo que hacía, así que podía hacer su doble vida sin complicaciones.

Era agradable estar tumbada en el silencio del cuarto, escuchando en la lejanía los sonidos de la casa, como las criadas limpiando metódicamente todos los cuartos, menos el suyo que se habían negado después de ver el laboratorio que tenía en lo que debería ser su vestidor, desde entonces lo hacía ella misma. En la calle los carros hacían un agradable sonido rítmico sobre los adoquines y cuando empezó a llover supo que iba a tener un buen sueño, quizás plagados de profundos ojos azules pero buenos al fín y al cabo que es lo que importaba. 

Mathew suspiró mientras tomaba una copa de champagne de los distintos camareros que se movía por la fiesta sin parar para tener a todos bien surtidos. Sonrió de forma falsa a una madre con su hije que hiperventiló al verlo mientras se abanicaba a sí misma con la mano y rodó los ojos antes de  mirar a su mejor amigo. Marco Wesley se había casado hacía poco y no había podido estar en la boda pero ahora estaba inaugurando oficialmente la casa tras las reformas que había hecho su mujer, una curiosa mujer que desde luego no podía decirse que fuera una dama normal, tenía el pelo entre castaño y rubio y siempre estaba corriendo de un lado a otro con unas gafas que se deslizaban por su nariz y una amplia y sincera sonrisa. Había aprendido a quererla como una amiga en el poco tiempo en el que se conocían y no podía negarse a ir a esa fiesta a pesar de que su padre seguía enfermo, gracias al cambio de medicación había mejorado mucho pero todavía no se fiaba.

El gran salón, antes oscuro por las pesadas cortinas de terciopelo que cubrían los ventanales, resplandecía entre las luces estratégicamente colocadas, Gabriella había hecho un gran trabajo actualizando la profunda cueva de Marco para abrirla al mundo. Las personas se arremolinaban en grupos alrededor de la pista de baile y cada dos por tres los murmullos aumentaban al ver entrar a un nuevo invitado, la gente de la alta sociedad siempre criticaba todo y a todos, por eso mismo ir a ese tipo de fiestas era como un suicidio social si no ibas bien preparado... por eso odiaba precisamente aquellos lugares.

Su amigo esta parloteando algo sobre unos nuevos caballos árabes que había comprado y acababan de llegar cuando alargó su mano y agarró con fuerza el antebrazo de su amigo que le miró asombrado y alzó una ceja esperando que le dijera el porqué de su reacción. Miró el lugar donde este miraba y se sorprendió al darse cuenta de que la familia Staiton bajaba por las escaleras, Mathew le había mencionado algo de casarse pero no se lo había tomado demasiado en serio hasta ese momento.

- ¿En serio Mathew? ¿Clara Staiton? desde luego es una chica que encaja con la imagen de Condesa pero creía que no te gustaban las bellezas rubias y efímeras- respondió mientras alzaba una ceja despacio.

- ¿Qué?- preguntó desconcertado- no no, la rubia no, quiero saber quién es la chica del vestido que parece un saco y va detrás de ella, la del pelo rojo... que se está escondiendo entre la gente- pronunció mientras estiraba el cuello para seguirla con la mirada y no perderla de vista.

- Aaah, ya decía yo...-respondió mientras reía por lo bajo- es Ariadna, la hija biológica del Duque, que tiene el título de Laidy... y de mejor amiga de mi mujer, así que ve con cuidado.

Mucho más que una damaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora