Capítulo 2: Jorrvaskr

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Esperaba encontrarme con una estancia vacía, pero me sorprendo de la cantidad de gente que hay en ella. La sala es mucho más amplia que la de Cuenca del Dragon y, al igual que en el castillo, hay una enorme mesa en forma de "u", también con restos de una gran cena. Sin embargo, no hay nadie sentado en ella. Están todos en uno de los extremos, contemplando cómo dos guerreros se pelean entre ellos a puñetazos. Me acerco nerviosa con la intención de separarlos, pero un hombre grande me sale al paso.

- No te metas. Así es cómo Los Compañeros revuelven sus disputas.

Le miro. El hombre es ya mayor, casi sin pelo, pero con el porte de un guerrero. Viste con armadura negra y gris, de aspecto potente. Tiene pintura de guerra negra en las mejillas, y su ojo izquierdo está completamente blanco, carente de pupila, ciego. Me pregunto qué extraña lucha habrá librado para acabar con el ojo así, pero la pelea que tiene lugar detrás me saca de mis pensamientos. Los que se están peleando son un joven elfo oscuro, de piel azulada y cabello rojizo recogido en una coleta, con lo que parece una chica, aunque lo distingo solo por su pecho, ya que tiene el pelo rapado y lleva un yelmo de piel. Contrariamente a lo que creía, la chica acaba tumbando al dunmer con un puñetazo. El resto de personas presentes se ríen y se alejan. Y, de nuevo, contrariamente a lo que pensaba, la joven del pelo rapado ofrece su mano al elfo, que la toma para levantarse y ambos se marchan, tan amigos como si nunca se hubieran pegado. Cuando todo se queda más tranquilo, el hombro de un solo ojo centra su atención en mí.

- ¿Quién eres y qué haces aquí?

- Me llamo Ahrin - contesto. - Quiero unirme a vosotros.

El hombre suelta una carcajada desdeñosa.

- Márchate por donde has venido.

Y me da la espalda y se va. Me quedo en el sitio, viéndole irse. No esperaba una gran bienvenida pero, desde luego, sí me esperaba algo más que cinco palabras.

- No se lo tengas en cuenta – escucho una voz femenina a mis espaldas.

Me doy la vuelta y me topo con una joven hermosa, de largo pelo castaño liso con reflejos rojizos. Tiene también pintura de guerra en la cara, aunque de color azul. Es alta, bastante alta, y su armadura de cuero ceñida le marca las curvas que sin duda tiene. Parece mayor que yo, lleva un arco a la espalda y es muy guapa.

- Soy Aela la Cazadora, - se presenta - uno de los cinco miembros del Círculo.

- ¿El Círculo? - repito.

- Los jefes de Los Compañeros.

Asiento con la cabeza. Me siento realmente estúpida, no conociendo nada sobre nada ni nadie.

- ¿Cómo te llamas? - pregunta.

- Ahrin.

- Es un placer conocerte, Ahrin.

Sonrío. La mujer parece amable, por lo que me tranquilizo un poco.

- Así que quieres unirte a nosotros.

Asiento.

- Es decisión del Círculo aprobar tu ingreso o no - me explica. - Te aconsejo que vayas a hablar con el resto de miembros. Ya has conocido a Skjor, el segundo al mando – hace un ademán con la cabeza hacia el hombre de un solo ojo, que se ha sentado a la mesa y bebe aguamiel en una copa – así que ya has pasado lo peor. Por mi parte, siempre me parece bien acoger a nuevos miembros. Ve a los salones inferiores. Al fondo están las dependencias de Kodlak Melena Blanca. Él es el Heraldo de Los Compañeros y el que tiene la última palabra. Es ya un anciano, pero tiene el respeto de todos nosotros. Puede que en el camino te encuentres con los Hermanos Farkas y Vilkas, también miembros del Círculo. Te aconsejo que le caigas bien a este último; se lleva muy bien con Kodlak.

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