Capítulo 10: Let it burn (Parte 4)

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Estaban frente a lo que era un altar improvisado, siendo sus invitados maniquís, algunos incompletos y otros con manchas de lo que parecía sangre. Ray miraba feliz y emocionado a Emma, aunque esta, se veía triste y rendida.

Algo que a Ray no le gustó.

- ¿Qué pasa Emma? ¿No estás feliz?

Ella no respondió, ni siquiera lo miró cuando le habló. Ella sólo miraba al suelo, de vez en cuando sus todavía atadas muñecas y quienes eran los supuestos invitados; estaba entristecida por todo.

Su situación, los sentimientos que Ray supuestamente le profesaba... ¿Dónde estaban su Ray y Norman? ¿Estarían ellos bien?

Ray tomó con ambas manos su rostro, acariciando sus mejillas con sus pulgares. Lágrimas salieron de los ojos de ella, entristeciéndolo de paso.

- No eres feliz, ¿verdad? – preguntó, con resignación en su voz. Emma cerró los ojos, dejando que las lágrimas fluyeran libres por sus mejillas. Ray las limpió, mientras una sonrisa tristeza se pintaba en sus labios.

- Lo siento, pero yo no...

- Lo entiendo... Después de todo, por mí culpa tu enloqueciste... - ella abrió los ojos, mirándolo con sorpresa. Él sonrió con dolor. – No puedo obligarte a amarme, menos si me manche las manos de sangre inocente. – cerró los ojos un momento, sonriendo débilmente. – No merezco nada de ti.

Desató sus manos, soltando un suspiro triste. Y antes de que él pudiese reaccionar, Emma le dio una bofetada para después sostener su rostro entre sus manos. Ray la miraba impresionado, mientras ella se miraba molesta y dolida.

- ¡No vuelvas a decir eso, terco hijo de un ladrillo! – las lágrimas no paraban de caer de su rostro. - ¡Es cierto que no habrás hecho las cosas bien, pero...! ¡Incluso así, no te dejaré!

Él se sonrojó.

- ... ¿Lo dices en serio? Después de todo... - Emma lo calló, estampando sus labios con los de él, ruborizándolo a más no poder. Y hubiera correspondido, de no ser por el sonido de la puerta abriéndose de golpe, causando que ambos se separaran. Quien estaba en la puerta no era nada más y nada menos que, Ray.

El original.

Tanto su versión alterna como Emma miraron estupefactos al susodicho. Y para colmo, el Ray original había presenciado parte de ese beso, enfureciéndolo.

- Ray...

Él mencionado ni se inmutó ante el llamado de Emma, sólo fue hasta su versión alterna, asestándole un buen golpe en la cara; Emma se alarmó.

- ¡Ray!

- Maldito, ¿Cómo te atreves a ponerle las manos encima!

Su versión alterna se sobó la mejilla derecha, mirando colérico al original. Se levantó rápidamente, tirándolo al suelo con él, golpeándose, mordiéndose y jalándose el cabello, infantil la pelea, a decir verdad; al final, Emma los separó a ambos, mirándolos de manera amenazante, como pocas veces solía hacerlo, logrando calmarlos.

- ¡Cálmense los dos o juro que yo misma me encargaré de que no caminen!

- ¡Él empezó! – apuntó el azabache a su yo original, ganándose una mirada asesina de este. Emma suspiró, sobándose el puente de la nariz.

- Ray, ¿Dónde estabas? ¿Y dónde está Norman?

- Primero que nada, el Norman de esta dimensión trató de diseccionarme vivo. Y segunda, no lo sé, apenas te encontré a ti.

- ... Creo que ya sé dónde está su amigo. – habló el Ray alterno, levantándose del suelo, limpiándose la ropa con semblante serio. Su versión original y Emma lo miraron con intriga. – Si yo estaba con Emma, y tú con Norman... Lo más seguro es que su amigo, este con la Emma de esta dimensión... Lo cual, es peligroso.

Viajando entre dimesiones [REN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora