[Namjin] Entre Flores

Décimo Septimo

La luz de un brillante sol que atravesaba la ventana, me despertó, me sentía igual de iluminado que mi habitación, al parecer hoy sería un bello y brillante dia. Una sonrisa bastantes amplia no tardó en aparecer en mis labios, ayer después de la cita con Jin, tampoco pude quitar la sonrisa de mi rostro, me sentía extrañamente emocionado.

Por primera vez me sentía motivado al despertar, quería salir de la cama, tomar un buen desayuno y trabajar. Queria leer y escribir ya que tenia tantos sentimientos dentro mi pecho que querían salir, y que mejor que plasmarlos en un papel.

Con todo eso en mente, preparé mi desayuno, aunque la emoción hizo de mi estomago un revoltijo, por lo que tome un jugo de naranjas y un par de tostadas, me observé en vidrio del microondas, mi sonrisa no se alejaba al recordar la despedida de Jin en las escaleras de su edificio.

Me dirigí al librero, en la esquina de la sala, estaba la puerta a un pequeño estudio, donde preparaba mis clases u a veces me sentaba a escribir. Tarareaba una canción que ni recordaba bien mientras buscaba un libro con el cual entrenerme, lo puse en mi escritorio y me senté a leerlo, con una calma que muy pocas veces habia sentido.

Mi estomago me recordó que debia comer, al parecer me sentía lleno emocionalmente pero no físicamente, pasé por la cocina y con la motivación dentro mío decidí preparme algo yo mismo, y con la mismas ganas que me había levantado, puse manos a la obra.
Mientras esperaba que el arroz, corté las verduras para después hacer un giso con ellas, todo bajo la suave melodía de la música en el reproductor.

Mi estomago estuvo lleno, y un poco mas relajado me dirigí a mi estudio nuevamente, me senté y busque papel en el cajón del escritorio, dándome cuenta que me hacia falta, y con tan solo un suéter, un pantalón y zapatillas, salí de mi departamento.

La tarde era cálida, el cielo ligeramente tintado de un anaranjado muy elegante se hacia presente mientras caminaba, desde que regresé a Corea no me habia dado el tiempo de salir a caminar nuevamente por estos lugares, si mal no recuerdo un existía un parque no muy lejos que aquí.

Llegué a un minimarket que tampoco antes habia visitado, entré y fui directamente a la sección de papelería, cogiendo un paquete de papel, que necesitaba para pasar toda la tarde dejándome en manos de mi inspiración.

Llegué a caja, donde la chica recibió mi paquete, verificó el código de éste, para que en la pantalla apareciera el precio a pagar.

— 2500 wons ¿Tarjeta o Efectivo?

— Tarjeta — respondi, mientras buscaba en mi billetera.

— ¿Nam?

Esa voz un tanto aguda, detuvo la búsqueda de mi tarjeta, me giré hacia donde provino la voz y mi cuerpo se paralizó al verla ahí, sus ojos negros me miraban fijamente, mi mirada viajó desde sus cansados ojos asu cabello ligeramente despeinado, la observé con el uniforme del minimarket, sus manos sostenian los carritos para las compras.

(***)

— ¿H-hola Sung... Hee?

Después de pagar, con mi bolsa en mano, nos encontrábamos al costado del minimarket, no me sentía del todo cómodo viendola...

— ¿Como has estado? — comenzó ella — ¿Que ha sido de tu vida? No te he visto en todos estos años...

— No he estado aqui en estos años...

— Entonces si te fuiste cómo me dijeron...

Un pesado silencio se hizo presente, el ambiente aplastaba mi pecho de verla así, cabizbaja, tan débil, sin su vitalidad de siempre. Y este sentimiento me molestaba, algo no encajaba, debería estar reclamándole justo ahora, ¿Por qué no lo estaba haciendo?

— Nam y-yo quiero q-que me perdones, s-sé que no tomé las decisiones que debí, pero es que, era inmadura y, y... lo siento... Por todo lo que te causé...

— Yo-

— ¿Sabes? Yo quería volver a verte — agachó su mirada, jugando con sus dedos, ¿Que es esto? — Yo no he dejado de pensar en ti, no pude olvidarte... tal vez tu y yo...

Esas palabras cayeron como balde de agua fría sobre mí, realmente no se que esta sucediendo

— Solo piénsalo, ya no quiero hacer las cosas mal...

Sus ojos me miraban algo cristalinos, no atiné nada más que caminar, mis largos pasos  me alejaban de ese minimarket. La calle ahora se veía más extensa, tantos pasos y sentía que nunca terminaría.

Sin estar seguro de querer llegar a casa, una gota fria que cayó sobre mi nariz, me hizo observar el cielo tan gris y oscuro, amenzaba con una cargada lluvia, igual que mis sentimientos invadían mi pecho.