C i n c o: Imposible que sea pasajero.

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Observó las manecillas del reloj con recelo, pacientemente, a la espera de que acabara la clase, no podían malinterpretarlo; amaba la clase, el profesor agradable y la sensación de hacer lo que amas, simplemente algo que nunca dejaría de hacer vibrar su corazón, pero había un fallo.

Un gran fallo.

Llevaba ya cinco días sin poder ver a Kou Shuri, la extraña chica que no abandonaba su cabeza, y que ya no deseaba que abandonara su cabeza. Sabía que estudiaba medicina, y al mismo tiempo se estaba especializando en cardiología; ella no desistía de sorprenderlo.

No dejaba de pensar lo mismo, y lo seguiría pensando: Conoció a una chica fuera de este mundo, y aunque no lo comprendía solo sabía con suma certeza que no podía perderla.

Una total locura, eso era, pero había algo más que lo atraía a ella, ese misterio y rareza a su alrededor; como si tuviese un velo que ocultara algo, y ahí su duda ¿Qué ocultaba? No tenía indicio alguno, y quería averiguarlo; alrededor de ella había una vena venenosa y egoísta que lo alteraba y cambiaba de un momento a otro.

Paso una mano por su cabello y suspiro, resignándose a la espera para dejar el salón de clases, acercarse a ella era como aprender a caminar, empezaría con pasos de bebé, pero, entonces recordó la vez anterior en la cocina y golpeo la mesa sin darse crédito.

Ella estaba agotada, vulnerable y el la beso, como un jodido idiota.

No se arrepentía, y no mintió cuando le dijo que le había costado alejarse; pero aquella mirada a la espera de que él la rechazara lo hizo perder los estribos, sus palabras dudosas ¿Cómo podía tener esa expectativa con su aspecto? Era simplemente hermosa, y una belleza natural llena de gracia que, al darse cuenta mientras ella dormía se sintió absolutamente idiota, por no verlo antes, pero el estado de ella se había llevado toda su atención.

Hubiese deseado que ese beso sucediera de otra manera, no estaba seguro si ella había aceptado por su estado aquella noche o porque si lo quería, sabía que caminaba por una cuerda floja y aquello le ponía los nervios de punta.

Aquella mirada de un azul tan claro seguía petrificándolo, persiguiéndolo en sueños.

—Nos vemos la siguiente cla...—la profesora ni siquiera pudo terminar la oración cuando él ya había dejado esas cuatro paredes que lo retenían de buscar a la extraña chica.

Dejo el edificio de Artes plásticas como si huyera del infierno, aunque seguramente se internaría a uno, lamio su labio inferior ante la idea; no le importaría.

Aquel día Yoongi no había llegado a la universidad, lo sabía porque no se encontraba con sus amigos, ni con su novia, la hermana menor de Kou. Frunció el ceño al recordar cuando la encontró, solamente había ido al edificio para buscar a su amigo, pero al ver lo que sucedía, y el golpe que le dio ella a él solo hizo que aquella necesidad apareciera.

Sí, tenía una extraña necesidad de protegerla.

Kou Shuri se veía sumamente adorable, no era el tipo de chica que se ve sexy o jodidamente hermosa, pero lo era. Su curiosa belleza iba más de manera desapercibida, con sus gestos y grandes ojos, aparte de ser más pequeña que él, apenas llegándole a las clavículas con aquel corto cabello chocolate de la peluca, su forma de vestir cómoda y su delgado cuerpo solo podía hacérsele muy tierna.

Además de que no entendía que pasaba por su cabeza, como si estuviese cayendo en una red de la cual no podría escapar.

Le había enfurecido ver a su amigo haciendo aquello, sosteniendo de manera tan brusca a una chica más pequeña que él, y ella al no retroceder, sino que lanzarse de esa manera lo hizo reaccionar. Yoongi no era ese tipo de persona, si bien no controlaba su temperamento nunca habría agarrado a una chica así.

Sweet Dream [Park Jimin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora