O n c e: Get away from her is to die slowly.

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El estruendoso sonido proveniente de su celular le hizo gruñir con clara irritación, decidió ignorarlo al instante por la osadía que tuvo al interrumpir su sueño, ni siquiera tenía las suficientes energías para rodar por la cama. Su amigo le había tenido ocupado por tres días, de los cuales no había tenido ni pista de su vecina.

Estiro el brazo llevándolo al lado derecho de la cama y tomando la suave pata del peluche tamaño humano, porque era lo único que le evitaba encontrarse en un momento de pánico. Era ridículo, por dios, estaba siendo quizás infantil pero importaba un comino ¿Cómo podía sentirse así por una chica? Demonios, estaba jodido hasta la medula y aun así solo podía pensar en querer escuchar su voz.

Gruño al jalar el peluche hasta tenerlo tan cerca que se alzó unos cuantos centímetros solo para enterrar la cara en el pecho del muñeco, cerrando los ojos y suspirando de manera lenta. Llegar como loco a casa solo para tocar su puerta hasta querer derrumbarla y que nadie saliese, había sido lo peor, joder, ni siquiera había esperado el ascensor: había corrido por las endemoniadas escaleras.

No se arrepentía.

Lo único que deseo cambiar es haber hecho esperar a Namjoon con tal de verla antes de irse todo el día, porque en aquel instante ella no estaba en el departamento continuo, para nada, ese lugar estaba en total silencio desde hace cuarenta y ocho horas. Gruño de nuevo e inspiro hondo, temía.

No, estaba totalmente aterrado.

¿Qué pasaba si al volver ella cerraba lo poco que le había dejado ver? Dios santísimo, rogaba que no, y no lo decía por los besos –aunque podría decirse que si quería más– pero lo que más anhelaba era que ella riera en tranquilidad y bromeara sin preocupaciones, verle sonreír, comportarse como una mocosa y hacer muecas adorables.

Bueno, al menos consiguió una respuesta a esa pregunta, sin duda se esforzaría aún más hasta llegar totalmente a ella, una estúpida sonrisa se creó en su boca al recordar como dijo con tranquilidad que él era su primero beso, aquello había sido como una bofetada seguida de un beso en la zona afectada, pues, seguía teniendo en la cabeza que había sido un estúpido bruto.

Sacudió las piernas y enterró más el rostro relajándose a los segundos, aun podía ver como observaba con cautela su alrededor, esperando algún ataque de cualquiera, por más disimulado que fuese, y como evitaba mirarse en cualquier cosa que le reflejara, no lograba entender que tendrían que haberle hecho para que se evitara tanto a sí misma.

No, mentía, si tenía una idea.

Podía recordar como en su infancia era sumamente rellenito, su madre le decía que era su bolita de amor, bueno, todavía lo hace, pero lo ama pese a que le provoca vergüenza y cierta irritación. Antes comía demasiado, creando una gran diferencia entre el antes y después pero mantenía un metabolismo muy bueno, y realmente no engordaba pero sus mejillas y, al ser enano –cosa que nunca admitiría enfrente de sus amigos– solo provocaba que se viera gordito y adorable.

Palabras de su madre, no suyas.

Sabía perfectamente lo que era que miraran como si tuviese algo mal, los murmureos recelosos y asqueados, los insultos poco disimulados. Aquella fue una época donde odiaba casi todo, realmente sentía repulsión por ir a la escuela, estar en el mismo salón junto a muchos niños que solo lo veían como si fuese una deformación, él nunca les agrado, ni ellos a él.

Quizás no termino odiándose fue por su madre, pensar en ella evitaba que llorara cada vez que lo golpeaban o maltrataban, recordó las lágrimas tristes de aquella preciosa mujer cuando no quería comer por los comentarios, evitando cualquier dulce y se obsesionaba con ejercitarse, apenas era un niño y odiaba tantas cosas, como amaba pocas.

Sweet Dream [Park Jimin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora