T r e s: ¿Coincidencia? No lo creo.

25 3 0
                                    

—¡Estoy tan feliz! —grito Hye, dando salticos de emoción, mostrando una edad psicológica muy menor a la de su cuerpo.

—No he dicho que sí—soltó, provocando una mueca en la bella mujer.

—¿Entonces?

Suspiro, encogiéndose de hombros. La mirada fija y amenazadora de la mujer logro intimidarla un poco, asintió con una pequeña sonrisa.

—Eso está mejor—sonrió, colocando su mano en el hombro femenino, y pequeño de la menor—, ahora vamos; tienes que aprender muchas cosas.

Paso mínimo tres horas escuchado el parloteo de Hye –al menos así le pareció–, explicándole mil cosas, comentándole otras, picándola en momentos y haciéndole pucheros cuando daba una mirada dura ante algunas cosas y malas bromas.

Finalmente, le tendió un delantal y la hizo ponerse un gorrillo para sujetar su cabello castaño y disparejo, parecía un chico femenino, como siempre.

Tras estar lista la mujer sonrió, complacida al tenerla allí.

—Aún no se si quiero tenerte en la cocina, o como camarera—inclino el cuerpo y la curva de su cadera resalto, cruzando un brazo, abrazando su cintura y el codo clavando en este, usándolo como soporte mientras sus dedos martilleaban suavemente su mejilla, pensativa—¿No te molestaría hacer de ambos? Como mejor te parezca; y dependiendo del día, también. Lo bueno de ti es que eres tan bella como mujer, hombre o la combinación de ambos; me traerás clientela.

Alzo una ceja y se encogió de hombros, evitando decir alguna cosa de lo que sucedía por su cabeza, la mirada perspicaz le hizo saber que ella esperaba eso, y que seguramente sabía lo que pensó.

—Ahora, te presentaremos a los demás—su emoción casi la hace caer.

—Ya los conozco, Hye—soltó, extrañada.

—No me importa; te conocerán como compañera de trabajo—hizo una mueca—, así que callate y sonríe.

Suspiro cuando la tomo por los hombros y la guio hasta la cocina donde todos se preparaban para abrir, ella había llegado temprano, demasiado y al ser cercana a la dueña y gerente se le permitió la entrada, como siempre.

Todos las miraron expectantes, algunos escondiendo sonrisas y otros negaban como si hubiesen esperado más normalidad.

Ella un poquito, pero lo espero también.

—Chicos hoy quiero presentarles a su nueva compañera de trabajo—sonrió la mujer, encantada.

—¿Qué tal, Kou?—soltó el ayudante de cocinero; Floyd, un extranjero simpático, y para su suerte le gusta el lado contrario. Recibió una severa mirada de Hye, y en disculpa sonrió apenado.

—Cariño, presentate.

La observo unos segundos, y sonrió con malicia, buscando picar a su nueva jefa.

—Aquí llego la dueña de sus corazones, mocosos—Hye enrojeció, apretando ligeramente los puños y frunciendo el ceño, se alejó y bufo.

—¡Me rindo! —Grito— Con ustedes no se puede; ya muevan sus traseros ¡la tienda no abrirá sola! —continuo quejándose, aun cuando había abandonado la cocina. El silencio se prolongó unos segundos mientras todos, atentos a sus palabras terminaron por reírse.

Sonrió complacida, y se unió al coro de risas.

—¡Bienvenida, Kou! —escucho a su espalda, al girar fue tomada por sorpresa cuando todos envolvieron sus brazos a su alrededor, abrazándola.

¿Cuándo... acabaría aquella calidez?

No lo sabía, no quiso saber, simplemente se dejó abrazar y guardo todo en su interior, sonriéndoles con cariño justo antes de comenzar a trabajar. Las primeras horas se las llevo en la cocina, disfrutando de cocinar junto a Hye y los demás, aunque recibían órdenes y alguna que otra mueca de la chef; le regalo cierto pedacito de paz.

Sweet Dream [Park Jimin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora