Cuatro: La promesa

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Sooyoung se percató de la forma en que su prometido evitaba el tema, por lo que no insistió

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Sooyoung se percató de la forma en que su prometido evitaba el tema, por lo que no insistió. En su lugar, continuaron hablando sobre cosas banales hasta que la noche comenzó a enfriar.

-Agradezco su compañía en esta noche, joven príncipe. Gracias por esta amena conversación también, y por su honestidad; pero el cansancio me vence. Estoy agotada y quisiera poder dormir, si no es una ofensa para Su Majestad que me retire ahora, por supuesto.

-En lo absoluto me ofende. Estaré contento de que usted pueda descansar después de un día tan largo. Si me permite, la acompañaré adentro del palacio.

-Gracias.

Se pusieron de pie para volver al castillo, el príncipe guió a la invitada a la que sería su habitación por esa noche y después de desearle un sueño pleno e imperturbable, volvió a la entrada del castillo para sentarse en uno de los enormes escalones frente la puerta principal.

El clima era agradable, a pesar de sentirse un poco helado. Chanyeol sabía que le sería imposible dormir aquella noche. Tenía que hallar la manera de evitar aquel matrimonio que trataban de imponerle.

Suspiró profundamente y por primera vez en toda la noche, se atrevió a mirar al majestuoso astro que brillaba en todo su esplendor.

Su memoria trajo a flote las palabras que le hubiese dicho al príncipe Baekhyun la última noche que estuvieron juntos en China: "Y recuerda, cuando tu veas la luna, yo la veré también; y mi corazón se consolará al comprender que si la misma luna es para mí como para ti, es porque no es demasiada la distancia entre tú y yo"

-¿Qué haces afuera todavía? -La fuerte voz de su padre lo sacó de su ensimismamiento. El rey había estado observando la caminata de su hijo y compañía durante todo el lapso que ésta hubiese durado, mas le sorprendió verlo sentado solo en aquellos enormes escalones luego de que hubiese entrado al castillo junto a la princesa Sooyoung.

-No tenía sueño aún. -Respondió, con simpleza. -Preferí quedarme un momento a disfrutar del ambiente nocturno. -Añadió el príncipe, sin emoción alguna.

-¿Qué te ha parecido la princesa? -Preguntó el rey Park, que se mantuvo de pie junto a los escalones. -Es una doncella digna, sin duda.

Chanyeol no respondió. Ciertamente, estaba molesto, mas sabía que si hablaba podría acabar discutiendo con su padre. Aquello sería una falta terrible hacia el monarca, pero tampoco estaba dispuesto a aceptar que quisiera hacer con su vida lo que le viniera en gana.

No se quedaría callado y cruzado de brazos.

-Una cita a ciegas habría sido menos radical, ¿no lo crees?

-¿A qué te refieres?

-¿Un matrimonio así? ¿es enserio?

-Chanyeol, casi tienes 20 años. He esperado pacientemente a que tú elijas con quién casarte, pero jamás he conocido a una sola dama que lograse captar tu atención, mucho menos aún que cautivase tu corazón.

-Tú lo has dicho, estoy por cumplir 20 años, no tengo ninguna prisa en casarme tan pronto.

-Estoy envejeciendo, hijo mío. Espero temeroso el día en que deba partir de esta tierra. No quiero morir sin antes ver a mis hijos felices, con una familia... Y sabiendo que tú podrás hacerte cargo de mi reino. La corona te corresponde, pero no quisiera que te convirtieras en rey sin tener a tu lado a una buena mujer, que sea tu compañera de por vida y te dé descendencia. ¿Quién mejor que la princesa Sooyoung? Es una dama de belleza incomparable, modales dignos, talentosa, y sobre todo: con sangre real corriendo por sus venas. Ella es la mujer que cualquier hombre cuerdo habría de querer como madre de sus hijos.

-Entonces no soy un hombre cuerdo.

-Hijo... Comprendo que no la ames ahora, pero una dama tan encantadora habrá de saber ganarse tu afecto.

En eso tenía razón. Un par de horas habían bastando para que la doncella se hiciese apreciar por el joven príncipe, pero en su corazón ya estaba escrito otro nombre. 8 letras que habían sido estampadas con su sangre sobre aquel órgano que palpitaba acelerado al estar cerca de un príncipe de complexión pequeña y delgada, de roja cabellera, piel inhumanamente blanca y unos profundos y brillantes ojos azules. Su príncipe.

-Creo que debiste estar preparado para que yo me negara. No voy a casarme con ella. -Determinó volviendo a mirar al frente.

-No, eres tú debes estar preparado para aceptar, Chanyeol. El compromiso está hecho y cancelarlo significaría una deshonra. Daríamos una terrible imagen a nuestro nombre. He dado mi palabra, y por consecuencia también di la tuya. No puedes faltar a ella sólo por tu tonto capricho de casarte por amor. Es tu deber, hijo.

-¿Y si te dijera que estoy enamorado y que ya elegí a alguien con quién anhelo casarme?

El rey suspiró. -Habría sido diferente si lo hubieses dicho antes, pero a estas alturas ya no tiene caso. De cualquier manera deberá efectuarse tu boda con la princesa Sooyoung. Eso ya está decidido y es tarde ahora para que vengas a decirme que finalmente te has enamorado.

-Pues me niego a aceptarlo. No voy a hacerlo. -El príncipe se levantó y entró nuevamente al castillo, ignorando los llamados de su padre. Al llegar a su habitación, se dejó caer pesadamente sobre la cama y se quedó mirando al techo mientras un pelirrojo paseaba por su mente.

"Volveré por ti, Baekhyun. Vendré a buscarte y entonces nos casaremos, mi príncipe..." -Había prometido antes de darle a su amado un beso que sellaría su juramento.

Continuará...

15/04/22

Mi Príncipe [ChanBaek]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora