capítulo 7

153 20 7
                                        

¡No me lo puedo creer! De todos los sitios posibles a los que me podría haber llevado… ¿me lleva al de mi sueño? Parece una mala jugarreta del destino.

-¿Te gusta?- me pregunta con una ilusión notable.

-Mmm, sí…- no sé qué decirle.

-¿Sí? Pues no pareces muy contenta, la verdad…- su cara de ilusión se transforma en una de desilusión.

-Sí, sí me gusta, es sólo que…-

-¿Qué?-

-Pues que no tenías que haberte gastado tanto dinero en traerme aquí, podríamos haber ido a tomar un café o algo que no fuese tan caro- improviso algo.

-¿Es por el dinero?-

-Sí- le digo sin mirarle a los ojos, no me gusta mentir, aunque en cierto modo, también es verdad.

-Por eso no te preocupes, nunca tengo tiempo de venir a estos sitios, ni de disfrutar de tan buena compañía- sonríe. Parece tan feliz… Me coge de la mano y nos dirigimos a la entrada. Justo cuando vamos a entrar veo a unas chicas que miran fijamente a Bruno, mientras se dicen algo al oído. Una de ellas le mira de arriba a abajo y se muerde el labio inferior con un semblante un tanto lascivo. ¿De qué van? ¿No ven que me está agarrando la mano? Serán imbéciles… aunque, pensándolo bien, es normal que lo miren, una no va con semejante maravilla todos los días… Un momento, ¿Qué estoy pensando? ¡Seré boba! Qué lo miren lo que les de la gana, él no es de mi propiedad y ni quiero… de repente levanto la mirada y veo que me está observando con asombro.

-¿Por qué me miras así?-    

-Por nada, es que parecías muy metida en tus debates internos- sonríe y pone cara de incertidumbre. Dejo los ojos en blanco por un instante. Entregamos la entrada y nos disponemos a entrar, cuando, de repente, veo que las dos chicas se aproximan. Noto que la mano de Bruno me aprieta con más fuerza. Le miro. Parece impasible. De golpe un frío recorre mi cuerpo y me estremezco. Bruno se da cuenta, me mira y mira a las dos chicas que están a tres pasos de nosotros.

-¿Tienes frío, cariño?- me dice rodeando mis hombros con su brazo. Las dos chicas retroceden unos pasos hacia atrás. Cariño… ¿Lo ha hecho adrede? Levanto la vista y le miro sonrojada por la vergüenza. Acaba de tratarme como si fuese su novia, ignorando a las dos chicas. Cierro los ojos y me dejo llevar un instante por su dulce aroma y la calidez de su abrazo, que me rodea con ternura. Por un instante, en mucho tiempo, siento que nada ni nadie puede hacerme daño de nuevo.

-La verdad es que estoy muy a gusto así, pero… ¿podrías agarrarme con menos fuerza? Casi no me dejas moverme- ríe con dulzura. Abro los ojos y me veo absolutamente amarrada a él, un momento, mierda…

-¡Lo siento!- le digo, le suelto y me aparto de él como si de una valla eléctrica se tratase. Dios… ¿pero qué me está ocurriéndo?

-Vaya, no debería hacerte dicho nada, estaba mejor antes- agacha la cabeza y se pasa una mano por la nuca ligeramente sonrojado. Vaya, veo que no soy la única que se sonroja.

-Has hecho bien en decírmelo, no volverá a suceder- le digo con la respiración notablemente alterada. Este chico hace que me sienta extraña.

-Bueno, ¿por dónde quieres que empecemos?- me dice   interrumpiéndo mis pensamientos.

-Por donde quieras- hacía tantos años que no venía al parque de atracciones, desde aquello…

-De acuerdo, entonces… ¿te gustan las emociones fuertes?- me pregunta mordiéndose completamente el labio inferior.

-Depende de cuáles- le digo con cierta despreocupación.

-Vamos entonces y lo ves- vuelve a cogerme de la mano y me lleva a una atracción que es una enorme grúa con un avión rojo a bastantes metros de altitud.

-¿Te dan miedo las alturas?- me pregunta risueño.                      

-Un poco, pero de todas formas esa pregunta deberías habérmela formulado antes de traerme a un parque de atracciones ¿no crees?-  le digo con cierta ironía.

-Ahí llevas razón- ríe y me arrastra a la cola. Estamos dentro del avión, desde aquí las vistas son impresionantes. Las contemplo asombrada. El mundo parece tan vulnerable desde aquí arriba. Me agarro bien y el avión comienza a dar vueltas. Siento mi cuerpo girándose y ,mientras, observo a Bruno, que parece muy feliz mirando hacia abajo  desde esta distancia. Parece un niño con zapatos nuevos. Su expresión aniñada me hace sonreír. Cuando acaba, decidimos montarnos en un enorme barco que se balancea una y otra vez, de punta a punta, y que parece bastante poco apetecible si acabas de comer.

-Venga, vamos- me ayuda a subir y siento náuseas nada más pisarlo. La atracción comienza a moverse, de un extremo al otro y yo siento que mis órganos internos también. Madre mía… ¡qué se acabe ya! Cuando la atracción se detiene, soy la primera en bajar. Un segundo más ahí dentro y echo mi primera papilla. -¿Estás bien?- me pregunta con cara de preocupación.

-Sí, sí, tranquilo, estoy bien- le miento descaradamente. Dios, ¡qué horror de atracción! Al rato, vamos a una que es una especie de teleférico que se adentra en una cueva o algo parecido. De esa salgo bastante más contenta.

-Bueno, ¿te hace una montaña rusa?- me pregunta desafiante. Madre mía… con lo mal que lo he pasado en el barco, en la montaña rusa ni me lo imagino…

-Vale- le respondo con mirada vacilante e intento parecer convencida. Joder… ¡¿pero dónde me he metido?!

-La montaña rusa es, de todas las atracciones, mi favorita- dice con una amplia sonrisa, de oreja a oreja,dibujada en su cara.

-Vaya, veo que te va el peligro…-

-Ni te imaginas cuánto…- me lanza una de esas miradas de depredador felino a punto de cazar a su presa y degustarla.

-No quiero imaginarlo- le digo y el suelta una risita.

-¿Cuál es tu atracción favorita? Me pregunta repentinamente.

-La noria, me gusta ver el mundo desde la perspectiva de un pájaro.

-¿Desde la perspectiva de un pájaro? Suena bien…- se queda unos segundos pensando y luego sonríe.

-Bueno, ¿vamos a la montaña rusa?-

-Por supuesto- dice y levanta el brazo con el puño hacia arriba. Vamos hacia la cola de la montaña rusa y vemos que es la más larga del parque.

-Vaya… hay mucha gente esperando subir, ¿qué hacemos?- me pregunta con cierta desilusión.

-Bueno, si quieres hacemos cola ya- le respondo. De repente se gira y algo le sorprende.

-Oh, vaya, no recordaba qué hubiese un laberinto de espejos aquí, ¿entramos?-

-Mmm, esto, vale…- me agarra de la mano y me arrastra hacia la atracción de los espejos. Madre mía, es igual que en mi sueño, pero aquello no puede suceder… no, no, no, no, no… esto no me puede estar pasando a mí, ¿y ahora qué se supone que tengo que hacer? No estoy preparada… ay, tranquila, Leyla, no te va a pasar nada malo. Cuando estamos enfrente de la atracción, la observo en silencio y siento un escalofrío que me recorre todo el cuerpo.

Este es el séptimo capítulo de mí novela "Nothin' on you" espero que os haya gustado ;)

Por cierto, tengo que pediros perdón, porque llevaba más de una semana sin actualizar, pero es que justo acabo de empezar las clases y no tengo mucho tiempo, además me han cambiado los horarios y voy un poco liada. Algunos días he tenido algo de tiempo, pero no estaba muy inspirada y prefiero esperar a escribir algo que no me guste. En cuanto pueda subiré otro, espero que sigáis leyendo y que os siga gustando :)

Pregunta: ¿creéis qué sucederá lo del sueño de Leyla? Bueno, creéis o esperáis jajajajaja Un beso :-* YouLoveBM

"Nothin' on you"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora