Me asomo por un lateral del coche para comprobar si me ha visto, pero vuelve a estar centrado en su teléfono móvil. ¿Qué hago? ¡Maldita sea! Se va a enfadar… venga, va, Leyla, hay que ser valiente. Trago un poco de aire, me armo de valor y voy a su encuentro. Me acerco con las piernas bailándome hasta él, que no se da cuenta de mi presencia. Decido hablarle ya que parece bastante concentrado en lo suyo.
-¿QUÉ HACES AQUÍ?- le digo en un tono de voz demasiado elevado a causa de los nervios.
-¡Hola, princesa!- me dice con asombro y una enorme sonrisa dibujada en la cara. Qué raro… no parece enfadado en absoluto.
-TE HE HECHO UNA PREGUNTA- mi tono de voz se eleva cada vez más, no puedo controlarlo, estoy demasiado nerviosa.
-Habíamos quedado, ¿recuerdas?-
-CREO HABERTE DICHO QUE NO-
-Lo sé, pero ya te dije que las palabras no me dicen nada, por cierto, ¿por qué estás gritando?-
-¡NO LO SÉ!- mierda, ¿por qué sigo gritando? debo tranquilizarme. Respira, Leyla.
-Eres muy graciosa- ríe con dulzura.
-¿Eres igual de insistente con todas?- le pregunto con ironía y con el tono de voz notablemente más bajo y relajado.
-¿Todas?- pregunta con incredulidad.
-Ya, hazte el inocente…-
-Ah, de acuerdo, ya lo he entendido ¿te refieres a mis víctimas? Pues no, no suelo comportarme tan bien con ellas, tú eres la primera- sonríe mordiéndose el labio inferior con mirada pícara.
-Muy graciosillo- finjo indiferencia y los dos nos quedamos un rato en silencio sin saber muy bien adonde mirar.
-Pensaba que ya no vendrías- me dice repentinamente y noto un ápice de tristeza en su voz. Pero… ¿por qué?
-¿Cuánto tiempo llevas aquí esperándome?
-Unas dos horas y media, es que no sabía si lo recordarías, así que vine antes para avisarte, pero luego recordé que no sé en que piso vives, así que no ha servido de mucho. Supongo que soy un impaciente, me siento un poco absurdo- ríe con la cabeza baja. ¿Estaba impaciente por verme a mí? Vuelvo a sentir la misma opresión en el corazón que sentí cuando me dijo aquello en el coche. Mierda, debo calmarme, seguro que son los nervios otra vez.
-Perdón-
-¿Por qué te disculpas?- me pregunta sorprendido.
-Porque aunque no tenías la certeza de si iba a venir has estado esperándome todo este tiempo y, cuando he llegado, ni siquiera te has enfadado- le digo arrepentida.
-Bueno, no tienes por qué disculparte, no estabas obligada a salir conmigo, puede que me equivocase al interpretar tus deseos, pero la esperanza es lo último que se pierde ¿no crees?- vuelve a sonreír con dulzura. Vaya, quizás me haya equivocado con él.
-De todas formas te las doy, no me gusta hacerle perder el tiempo a nadie-
-Vaya, que amable, cuando has llegado me recriminabas el haber venido… ¿chica complicada, eh? Me gusta- vuelve a morderse el labio inferior con mirada desafiante. Vaya, quizá me haya equivocado otra vez, sigue siendo un arrogante.
-Ya tardabas otra vez en ser tu mismo de nuevo- le recrimino.
-Venga, mujer, sólo era una broma, no te enfades-
-No me enfado, digo la verdad- le digo enfadada. Yo misma me delato.
-Seguro que después de ver el sitio al que vamos se te pasa- me sonríe.
-Un momento, no he aceptado ir a ninguna parte y además no pienso ir con estas pintas-
-¿Con qué pintas? Yo te veo preciosa- parece decirlo desde el alma. Me sonrojo por la sinceridad que parecen tener sus palabras.
-De acuerdo- suelto un largo suspiro y accedo finalmente a su propuesta, supongo que, al fin y al cabo, se lo debo de alguna manera. Su cara se alegra al instante.
-Muy bien, señorita, sabia decisión- nos dirigimos al coche, se dispone a abrirme la puerta para entrar, pero le detengo agarrándole el brazo antes de que lo haga.
-De acuerdo, nena, veo que eres de las duras- levanta las manos con gesto de falsa disculpa.
-Te dije que podía sola- le replico.
-Lo sé, lo siento, se me olvidaba, por cierto, ves con cuidado con los cadáveres del asiento trasero- dice con burla.
-Ja, ja, ja, puede que pronto haya alguno- le digo en tono amenazante mientras se mete en el coche y ríe. Arranca el motor y empezamos a movernos. Llevamos un rato de trayecto y todavía no me ha dicho adonde vamos. Decido coger el peine de dentro del bolso y soltarme el pelo, no me fío de donde quiere llevarme y debo estar presentable. Bajo el espejito y comienzo a cepillarme el pelo.
-¿Para qué te peinas?-
-Porque todavía no me has dicho donde vamos, así que, sea donde sea, debo estar medio presentable-
-Mira que eres cabezota- ríe negando con la cabeza.
-Pues si- le digo sin apartar la vista del espejo.
-Vaya novia me he buscado- lo dice tan bajito que apenas entiendo lo que ha dicho.
-¿Cómo dices?- le pregunto buscándole la mirada, pero no me responde, sigue concentrado mirando la carretera. Recuerdo que llevo una cinta del pelo dentro del bolso y decido ponermela.
-Muy guapa por eso- vuelve a decir en voz baja, aunque eso si lo he escuchado bien. Para el coche de repente.
-¿Qué haces? ¿Otro ataque de risa?- le pregunto confusa.
-No, no es un ataque de risa, es simplemente que necesito que me hagas un favor-
-¿El qué?- le pregunto con incertidumbre. Saca algo de la guantera del coche.
-Necesito que te pongas esto- me enseña un pañuelo negro.
-¿Dónde? ¿En los ojos?- cada vez estoy más confusa.
-No, en la boca, de mordaza, así me facilitas el secuestro…- me mira impasible.
-Emmm- ¿me lo está diciendo en serio? Empieza a reír a carcajadas.
-¡Pues claro que en los ojos, mujer! ¿Dónde pensabas?- me pregunta incrédulo.
-Ah, vale- respiro aliviada.
-Vaya, ¿sigues sin fiarte de mí? Bueno, en fin, ¿me vas a hacer el favor o no?
-¿Para qué me quieres vendar los ojos?-
-Para que no veas adonde vamos, es una sorpresa. Confía en mí. Acepto con resignación y me coloca la venda en los ojos. Vuelve a poner el coche en marcha y yo vuelvo a estar intranquila. Este chico es un verdadero misterio…
Empezamos a tambalearnos un poco, parece una zona montañosa por las curvas.
-Vaya, parece que hay bastante gente, menos mal que compré las entradas antes- se escucha mucho jaleo fuera, como en una feria. Un momento, esto me resulta familiar… Aparca el coche, detiene el motor y se quita el cinturón.
-Espera- baja del coche, cierra su puerta y abre la mía. Me tiende la mano para ayudarme a salir y cierra la otra puerta. No sé por qué, pero tengo un mal presentimiento.
-Ya- me quita la venda y abro los ojos. Oh, no, no no no mierda, lo sabía… ¡el parque de atracciones!
Bueno, este ha sido el sexto capítulo de mi novela "Nothin' on you" espero que os haya gustado! :)
Pregunta: ¿Creéis que el sueño de Leyla se hará premonitorio? Espero vuestros comentarios! un beso y gracias por leer! :-* YouLoveBM

ESTÁS LEYENDO
"Nothin' on you"
FanfictionLeyla es una estudiante de 19 años con una vida bastante simple: va a la universidad, colabora en casa, sale con sus amigas… todo bastante normal. Hasta que un día conoce a Bruno, un chico muy extrovertido, misterioso e inteligente, que le desestabi...