Capítulo 2

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... ¿acababa de detener su puñetazo? La sorpresa que le produjo eso, templó durante unos momentos la ira que recorría a Nathan. Parpadeó, reconociendo en una pequeña parte de su mente que, quizás, esos músculos que daban forma a esos... ¿metro noventa de altura? No eran simple vanidad. Y que, quizás y solo quizás, el jodido cabrón que tenía delante sabía luchar...

Casi vio como el vaso de bourbon caía lentamente al suelo. De hecho, fue lo más lento que pasó ante sus ojos, porque antes de que se diera cuenta acabó con la cara contra el escritorio, soltando un quejido de dolor y sorpresa. Su brazo herido estaba sujeto a su espalda y tenía a Armitage pegado a su cuerpo, con una pierna metida entre las suyas, lo cual... lo puso un poco nervioso, para que negarlo. "¡Ese tipo de movimientos no deberían estar permitidos, joder!" Instintivamente reaccionó buscando con su otra mano aunque fuera un maldito bolígrafo que usar para clavárselo, pero... el empresario era fuerte. Y rápido. ― ¡Mierda! ― protestó, cuando esta vez sus dos brazos fueron retorcidos. Intento quitárselo de encima, revolviéndose, pero... ¿por qué tenía que ser tan fuerte? "¡Que alguien me dé el número de su entrenador personal!" pensó, intentando obviar las sirenas de alarma que resonaban en su mente.

―Muy divertido, sí...―. Escuchó tras de sí, acompañado de una risa que fue un gorgojeo grave en la garganta del empresario, y que creció a medida que se inclinaba aún más sobre él. La lengua del moreno recorrió la mano sangrante, poniendo tal expresión de placer que Nathan, que lo estaba observando de reojo por encima de su hombro... sufrió una ligera impresión. Armitage se relamió los labios manteniendo bien sujeto al detective bajo el peso de su cuerpo.―. Se ha metido en un juego peligroso, detective. ¿Está seguro de conocer las reglas?―susurró junto a su oreja, dejando que sintiera la calidez de su aliento. Su voz, antes fría e impersonal, sonó como un afilado cuchillo partiendo en dos una hoja de papel sin ningún esfuerzo. Nathan no pudo evitar el escalofrío que recorrió su espalda al oírlo.

Pero aún así... logró sobreponerse. Difícilmente podía estar con la boca cerrada. ― Mira, no sé quién coño te crees que eres, Conde Drácula ― nuevo apodo para el capullo. ¿Quién en su sano juicio se ponía a lamer sangre? ― Pero como no me sueltes ahora mismo, me aseguraré de ser tu pesadilla personal. Voy a seguir cada uno de tus pasos, donde duermes, donde comes, donde coño te tomas tanto anabolizante y los chupitos de sangre que tanto te gustan, y como solo una de esas cosas que hagas sea ilegal, voy a hundirte todo este castillo de naipes... ¿me he explicado con claridad? ― gruñó Nathan contra la mesa.

―. Veo que sigue sin entender que no está usted en posición de amenazarme, detective― dijo la voz del empresario, afianzando su amarre sobre las muñecas del detective con solo una mano. Nathan no podía creer que un sujeto como ese pudiera estar venciendo a alguien que tenía entrenamiento contra ese tipo de situaciones. "¿Quién cojones es este tipo?" Mientras hablaba, Joel aflojó el nudo de su corbata, hasta soltarla. Tras eso, uso la prenda para atar fuertemente las manos de Reynolds a su espalda. ― Voy a tener la amabilidad de explicarle cómo funciona este juego. Y si vuelve a abrir la boca para interrumpirme mientras lo hago, le aseguro que lo penetraré tan fuerte que no podrá volver a sentarse en un mes―. Apretó sus caderas contra las posaderas del detective, dejando que éste notase la erección que ya se alzaba por debajo de su ropa. Ahora sí le estaba amenazando seriamente―. Asienta si me ha entendido―. Aunque a regañadientes, Nathan obedeció sin decir nada. Armitage asintió complacido―. Bien.

Joel se separó de él lo justo para desabrocharse el cinturón, dejando que el otro escuchara perfectamente el tintineo de la hebilla. Se sacó la cinta de cuero de un tirón, haciendo que chasqueara en el aire como un látigo. Pasó la hebilla por el extremo del cinturón sin usar los agujeros, de forma que ésta sirviera de nudo corredizo para hacer un lazo regulable. Volvió a inclinarse sobre el detective, hablando otra vez con esa voz rasgada y gélida.

Call Out My NameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora