Tras las palabras de Nathan, un momento de silencio y tensión se instaló entre ambos. La mirada gris de Armitage chocaba con los ojos azules del detective, que se sentía incapaz de descifrar todo lo que se escondía tras esos orbes. ¿Y ahora? Quizás ni quería saberlo...
Pero tras ese momento de quietud... las manos de Joel empezaron a moverse de nuevo, ajustando de nuevo el nudo de la condenada cuerda que tenía entre sus manos. Era como si no le hubiera dicho nada. "¿Pero de qué coño va?" pensó frustrado. Nada, ni una maldita reacción. ¿Tan asumido tenía lo podrido que estaba? "¿No vas a negarlo? ¿Hacer que cambie de idea?" pensó, ahogándose en esa... ¿decepción...? Y no sabía si quiera porque le afectaba tanto. Ya había conocido a corruptos de su calaña antes. Pero...
Sintió de repente como la maldita cuerda esa de los nudos, con la que había estado jugueteando Armitage mientras hablaban se movía sorpresivamente: con movimientos rápidos coló la cuerda entre los fuertes bíceps de Reynolds, dejando que ésta cayera justo en medio de su pecho y sus abdominales. ― Oye, ¿qué coño estás haciendo? Ya te he dicho que no hay trato, suel- ¡...!―El empresario lo rodeó, se puso en cuclillas detrás de él y le obligó a abrir las piernas. De ahí la interrupción alarmada en la reclamación de Nathan. ― ¡Y una mierda! ― exclamó, moviendo su pierna de forma veloz y, por fortuna, certera, asestando una señora coz al empresario en toda la boca. Verle caer hacia atrás fue una de las cosas más bonitas que le había pasado en mucho tiempo. Nathan resopló por la nariz, satisfecho. ― Te lo tienes más que merecido... ― murmuró de forma audible. Sin embargo, su satisfacción duró poco cuando vio el fulgor de esa mirada gris. "No sé qué coño planea... pero no se va a rendir por eso" Nathan se tensó, listo para dar las patadas que hicieran falta.
Joel se puso de nuevo de pie. Volvió a rodearlo para colocarse cara a cara. Se pasó la lengua por el corte que le había producido en el labio al provocar que se mordiera con la patada. Sus ojos grises brillaron con cierto sadismo al hacerlo, justo antes de decir―: ... Jeh. Lo admito, detective. Tienes un gusto por el masoquismo que me encanta―
―... ¿Perdón? ―Nathan parpadeó incrédulo por lo que acababa de escuchar. ¿Él, masoquista? ― Creo que mi patada te acaba de afectar al cerebro... ― replicó, en tono disgustado.
Armitage volvió a la mesa donde tenía todos sus "instrumentos". Cogió más cuerda, cortó otro trozo largo con el cuchillo, e hizo un nudo corredizo en la misma. "No se da por vencido..." sospecho Nathan acertadamente. Apretó los labios, entrecerrando los ojos. El empresario regresó hasta el detective. Acto seguido, atrapó un pie con las manos enguantadas, no sin dificultad, ya que el hombre atado parecía totalmente decidido a resistirse todo lo que pudiera. Joel no dijo nada, simplemente le agarró por el tobillo y le obligó a doblar la rodilla y alzar el pie por detrás. ― ¡Joder, suelta de una vez! ―Nathan gritó inútilmente. Pasó el lazo por su empeine y lo ajustó justo por encima del tobillo. Le dio varias vueltas a la cuerda con todas las dificultades impuestas por la inevitable resistencia de Nathan, y luego subió el sobrante de la cuerda hasta el mismo gancho del que colgaban sus manos. Tiró de la cuerda y alzó el pie por detrás del detective hasta que éste se le quedó a la altura del trasero Cerró otro nudo en el gancho, evitando así que Nathan pudiera bajar la pierna, dejándolo prácticamente a la pata coja―. Con lo bien que te estabas portando justo al final...―comentó, casi divertido por su frustración después de que le alzara la pierna.
― Hijo de puta... ―siseó Reynolds, incapaz de contener su frustración y rabia. Aunque una vez más, se vio sobresaltado por las acciones del empresario, pues no acababa de dedicarle tan "amorosas" palabras cuando éste le dio una sonora palmada en la nalga alzada por la cuerda, justo sobre el pantalón. ― ¡Cabrón! ― lo fulminó con la mirada. El otro, impertérrito, volvió a coger la cuerda que aún colgaba de su cuello.
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Call Out My Name
RomanceMeses después de la muerte de su compañero Gabriel, mientras cubría un caso infiltrado, Nathan está obsesionado por encontrar al culpable. Nada volverá a ser lo mismo cuando sus pasos lo lleven ante Joel, un enigmático empresario que sabe mucho más...