Capítulo XIX

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—¡¿Qué haré ahora?! ¡Soy un completo idiota! ¡No merezco estar más a su lado!— gritaba tomándose de sus cabellos, mientras que el otro chico intentaba calmarlo.

—Lui... Sé que no sé nada de amor pero, ¿no es mejor que vallas ahora a arreglar el malentendido?— ladeó un poco su cabeza, buscando la mirada del nombrado.

No dijo nada, no hizo nada más. Soltó un largo suspiro, sintiendo como sus músculos se destenzaban de a poco. Tendría que hacer lo que le dijo el de cabellos azules.

Sin pensarlo más, se incorporó bruscamente para correr hasta la puerta de entrada de ese hogar, confundiendo un poco al muchacho de allí. Se detuvo antes de desaparecer de su vista para, a duras penas, agradecerle lo que había hecho. Y se marchó de ese lugar, dejando sorprendido a Valt Aoi.

Corría con todas sus fuerzas hasta la casa de la chica que lo volvía loco, pero un golpe en su cabeza hizo que se desmayara. Había sido un brazo lo que había producido el impacto en la zona de su frente. Esa persona, lentamente, se agachó para cargarlo a su hombro y caminar en dirección opuesta a la que el de cabellos celestes iba.

[...]

Confuso de lo que estaba sucediendo, fue abriendo sus ojos. Posó una de sus manos en su frente, sintiendo algo de dolor. Miró hacia todos lados para percatarse de que se encontraba en el gimnasia, y su amigo se encontraba entrenando allí.

—¡Let it... rip!

—¿Gabe?— preguntó entrecerrando un poco sus ojos, para hallar mejor la figura del muchacho.

Éste, volteó a verlo con el ceño fruncido. ¿Qué sucedía?

—Mandarías todo a la basura— dijo para tomar su Beyblade, que saltó a su mano, así ir a donde estaba y sentarse a un lado de él.

—¿Qué?— preguntó intentando averiguar a qué se refería.

—A tu estúpida declaración que le harías.

Y bajó la mirada. ¿Tanto lo conocía?

—Ah, ¿sí?— dijo sin más, desanimado.

—Escuché sus gritos y vi cuando salió corriendo. Hoy no hables con ella, hazlo mañana que estará más tranquila...— volteó a verlo —Lui, te conozco desde hace mucho tiempo, y no sabes cuánto ansío verte al fin al lado de esa chica de la que tanto me hablas— soltaron unas pequeñas risitas —; lo hago para verte feliz. Aunque no lo diga muy seguido, realmente eres un buen amigo.

Esas palabras llegaron al corazón del blader, ocasionando que sus ojos se humedecían de a poco. El momento conmovedor que había sido creado por Gabe Brunai, fue interrumpido por él mismo:

—No me digas que lloraras— habló en tono burlón.

—Cállate.

El abrazo de parte del más bajo hizo que el otro chico se sorprendiera. Jamás había esperado algo así de él. Realmente, ella lo había cambiado sin que ninguno se diese cuenta. Sollozaba intentando relajarse, pero de todos modos, le hacía sentir bien.

Sentía como el gran nudo que tenía, se iba disipando de a mínimas cantidades. Las ganas de seguir llorando no secaban. Esa sensación se le hacía demasiado buena. ¿Así se sentía _____ Tsuniko cuando se desahogaba de algo que la molestaba?

Lentamente y pasando uno de sus antebrazos por debajo de su nariz, se separó para volver a la misma postura de estar sentado que tenía antes.

—¿Mejor, Luosito?— interrogó con gracia pero con compasión.

El de cabellos celestes soltó una pequeña risita, mostrándose un poco tímido ante los recuerdos de ese sobrenombre y de lo que había pasado. Y asintió con la mirada perdida en el suelo de aquel sitio.

—¿Sabes qué hora es?— interrogó volteando a ver al moreno.

—Déjame ver— sacó de uno de sus bolsillos su celular para chequear la hora —. Son las ocho de la noche.

Los ojos púrpuras del muchacho se abrieron de a par. ¿Tanto tiempo había estado desmayado? Pasó una de sus manos por sus cabellos mientras echaba un poco hacia atrás su cabeza.

—Gabe...— lo llamó, aún en la misma posición. Éste hizo un ruido con su garganta, indicándole que podía continuar —. Mañana será.

A las palabras confiadas del muchacho, dibujó de a poco una gran sonrisa en su rostro. Al fin sería. Ahora estaba confiado de que lo haría sin desvíos. Tenía que.

UN SIMPLE ABRAZO |Lui Shirosagi y tú|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora