Capítulo XVIII

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Preguntó con la voz entrecortada, viendo al nombrado sentado frente a Valt Aoi, como si hubiesen estado platicando. Ya no sentía las pulsaciones de su propio corazón.

Él no dijo nada, sólo se disponía a verla, con una mirada nunca antes vista por ella. Era como de lástima, tristeza... o simplemente una ligera vergüenza de volver a encontrase en esas condiciones.

—¿Q-qué estás haciendo a-aquí?

—Nada— respondió cortante, volteado su mirada a otro lado, acompañado de su cabeza.

—¿Valt?

El de ojos marrones, colocó una de sus manos en su nuca, sintiéndose nervioso.

Sin más, y sin dudarlo ni una sola vez, corrió a lanzarse sobre el de cabellos celeste, provocando que éste se sobresaltase un poco.

No esperaba una reacción así de parte de ella. Lentamente, sus mejillas comenzaron a tomar un color carmesí, algo que no era muy usual de su parte. Cautelosamente, apoyó sus manos en la espalda de la castaña, acercándola más a su cuerpo, profundizando el abrazo.

—Te extrañe, Luosito— dijo separándose, con la voz quebrada, con un pequeño rubor y con los ojos llorosos. Pero sin olvidar una hermosa sonrisa.

—Y-yo también te extrañé, ·····— posó sus ojos sobre los de ella, sintiendo su corazón salirse de su pecho.

Hacía mucho tiempo que no escuchaba de sus labios el sobrenombre con el que él le decía, como una devolución de "Luosito". Ella soltó una pequeña risita, mientras que se incorporaba.

Pero toda expresión positiva se borró de su rostro, dejando algo preocupado al de cabellos celestes y el de azules.

Esa situación, en la que los había encontrado, dejaba mucho que desear para ella. ¿Acaso eso estaba relacionado con la repentina "desaparición" de Lui, o con qué Valt se empezará a juntar con ella?

—¿_____...?— la voz algo quebrada del enamorado, se escuchó, llamándola.

—¿Por qué me olvidaste?— dirigió sus ojos destellando algo de decepción y enojo.

—_____, yo no te olvidé— comenzó diciendo mientras se incorporaba —, sólo...— y calló. No se sentía capaz, estaba volviendo a pasar lo de siempre.

—¿Qué? ¿Te habías cansado de mí que por eso enviaste a Valt a cubrir tu papel de "mejor amigo"?— interrogó perdiendo un poco la calma.

No hubo respuesta alguna de parte del blader que anhelaba decirle algo, pero su lengua no se separaba de su paladar. En cambio, el mejor del mundo, abrió de a par sus ojos, sorprendido por la deducción de la muchacha.

—Para nada, ______. Sólo es que Lui tiene algo que decirte— se levantó de su lugar mientras veía nervioso al otro chico, que aún permanecía en silencio —¿Cierto?— le preguntó con la voz temblorosa.

Pero nada. Los ojos celestes de la joven Tsuniko se volvieron a posar sobre el apellidado Shirosagi que estaba firme en su lugar, y su mirada clavada en ella. Nada más.

—Esta bien... entiendo...— su voz comenzaba a flaquear, a volverse un hilo, incapaz de no quebrarse en llanto —. Si no querías ser más mi mejor amigo, me lo hubieses dicho a la cara, no te hubieses destruido la cabeza en este plan tan bobo— pegó media vuelta para irse de esa casa, aguantando las lágrimas.

—Lui...— murmuró apenado el otro muchacho. Pero el nombrado, aún no reaccionaba.

Cerró la puerta tras de sí para salir corriendo de vuelta a su casa, ahora sí, llorando. No le importaba que las demás personas notaran su estado de ánimo. Ya no le importaban los demás.

Luego de unos minutos llegó. Hizo varias acciones antes de llegar a su cuarto y encerrarse allí, a pesar de vivir sola. Abrazaba con todas sus fuerzas su almohada, hundiendo su cara ahí, reprimiendo seguir llorando, pero era en vano.

Su corazón lo sentía destruido, además de que algo faltase en ese lugar. Ya no se sentía ella.

Una y otra vez cruzaba por su cabeza la imagen del de ojos púrpura, desde que se habían conocido hasta hacia ya unos minutos. Cada vez más, su llanto aumentaba, teniendo la sensación de estar sola completamente.

Realmente, ¿había pensado que ella lograría cambiar a un chico como él? ¿Que estarían para siempre juntos? ¿Qué algún día se le declararía, para vivir felices para siempre? Al parecer, no todo es como en los cuentos de hadas que alguna vez su madre le leyó.

Apretó con más fuerza la almohada, acercándola más a su pecho.

A pesar de todo lo que estaba pasando, ¿aún seguía con los mismos sentimientos hacia Lui Shirosagi?

UN SIMPLE ABRAZO |Lui Shirosagi y tú|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora